Nunca pongas el año de nacimiento como clave para retirar dinero en un cajero, esta es la razón

Una pérdida o robo de la tarjeta de crédito que cuente con esta contraseña de acceso hace más fácil que puedan robar todos los fondos de la cuenta

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Este sencillo proceso puede traer
Este sencillo proceso puede traer riesgos si no se hace con precaución. (Foto: Europa Press)

Una visita al cajero automático puede parecer una rutina inofensiva pero la realidad es que esconde un riesgo subestimado que puede comprometer las finanzas de miles de personas, siendo una de las prácticas más comunes y peligrosas usar el año de nacimiento como código de seguridad para retirar dinero.

Esta decisión, aparentemente lógica por su fácil memorización, abre una puerta directa a quienes buscan apropiarse de fondos ajenos tras un robo o pérdida de la tarjeta. Diversas entidades bancarias, como el Banco Santander, han advertido que las combinaciones numéricas ligadas a datos personales figuran entre los errores más graves.

La razón es sencilla: estos datos suelen estar disponibles en redes sociales, documentos perdidos o incluso en conversaciones cotidianas. Entonces, una clave como “1990″ o “1975″ puede ser lo primero que pruebe una persona malintencionada tras hacerse con una tarjeta ajena.

Por qué es peligroso usar el año de nacimiento como clave

Un extraño puede acceder a
Un extraño puede acceder a esta información de forma fácil. (Imagen Ilustrativa Infobae)

El principal problema de usar el año de nacimiento como PIN radica en su previsibilidad. Es una de las primeras combinaciones que prueban que alguien se apodera de una tarjeta.

Solo es necesario que un ladrón o un extraño que encuentre la tarjeta tenga acceso al documento de identidad o incluso a información básica extraída de redes sociales para hacer el intento de retirar fondos.

Según los expertos, las claves formadas por datos personales predecibles como el nombre, el apellido o fechas significativas resultan muy vulnerables. Las personas cercanas al usuario, e incluso extraños con acceso a ciertos datos, podrían adivinar estos códigos con facilidad, comprometiendo toda la cuenta bancaria en cuestión de segundos.

Qué otras claves simples se deben evitar para no tener problemas

Se deben crear patrones aleatorios.
Se deben crear patrones aleatorios. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Una de las prácticas más extendidas es recurrir a secuencias numéricas elementales, como “1234″, “0000″ o “1111″, para considerarlas fáciles de recordar. Sin embargo, esa misma facilidad también las vuelve las primeras en ser probadas por quienes intentan forzar el acceso a una cuenta ajena.

Las entidades financieras señalan que las combinaciones más inseguras no solo los patrones numéricos simples, sino también, secuencias de letras en orden (como “abcd”) o los patrones de teclado populares como “123qwe”.

Estas claves están registradas en bases de datos filtrados y son explotadas por algoritmos automatizados que prueban millones de combinaciones en pocos minutos.

Qué pasa si se deja la contraseña por defecto

Es crucial considerar estas pautas
Es crucial considerar estas pautas al administrar una tarjeta de crédito. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Otro error frecuente consiste en mantener la contraseña asignada por defecto por el sistema o el banco. Muchos usuarios subestiman la urgencia de cambiarla y dejan activo un código genérico que, en algunos casos, ha sido usado por miles de cuentas distintas.

Este descuido equivale a dejar la puerta abierta con un cartel que dice “pase sin golpear”. Las contraseñas por defecto suelen ser conocidas públicamente o están disponibles en foros y bases de datos de ciberseguridad.

Por esta sencilla razón, cuando cualquier persona abre su cuenta, debe considerar que este tipo de negligencia puede convertirlo en un blanco fácil.

Por qué no usar nombres o palabras comunes como clave de una cuenta

Al seguir las instrucciones de
Al seguir las instrucciones de uso se reducen riesgos. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Claves como “hola”, “amor”, “auto” o similares se consideran muy débiles en cuentas personales. Aunque suenan familiares y fáciles de memorizar, figuran entre las más usadas en todo el mundo. Esa popularidad hace que los sistemas automatizados las prueben de inmediato en intentos de acceso no autorizados.

Asimismo, usar el nombre propio o el de seres queridos tampoco ofrece mayor protección. “Elegir tu nombre o apellidos o las de las personas cercanas a ti” es una de las prácticas desaconsejadas por entidades financieras.

Este tipo de información puede deducirse con facilidad por conocidos o incluso por desconocidos con acceso limitado a las redes sociales o correos electrónicos.