Por qué no debes usar el número identificación como contraseña: robos millonarios en aumento

Entre las diversas amenazas cibernéticas que acechan a usuarios de cuentas bancarias, el uso de contraseñas débiles o predecibles continúa siendo una de las principales causas de hackeos y robos millonarios, siendo uno de los errores más comunes y peligrosos usar el número de identificación personal (como el DNI o el número de cédula) como clave.

Este dato, fácilmente accesible o adivinable por terceros, representa una gran vulnerabilidad que puede poner en riesgo no solo el acceso a una cuenta bancaria, sino toda la información personal y financiera.

Este comportamiento, lejos de garantizar la seguridad, expone a los usuarios a un sinfín de riesgos. Los ciberdelincuentes pueden obtener estos números a través de diversos métodos, como el phishing, la ingeniería social o incluso comprando bases de datos filtrados en el mercado negro.

El uso de información personal como contraseñas, como el número de identificación, el nombre de un ser querido o la fecha de nacimiento, es muy riesgoso.

Según Google, no se debe emplear datos que sean fáciles de descubrir, como “las iniciales del nombre”, “el nombre de tu mascota” o “cumpleaños importantes”. Los delincuentes suelen recurrir a bases de datos públicos o redes sociales para obtener estos datos y hacer conjeturas sobre las contraseñas de sus víctimas.

Si una contraseña está basada en datos personales, como un número de identificación o el nombre de un hijo, la probabilidad de que los atacantes puedan acceder a la cuenta aumenta.

Otro error frecuente es utilizar secuencias o patrones comunes en las contraseñas. Google advierte que frases como “contraseña” o “1234″ no deben ser empleadas nunca.

Los ciberdelincuentes están al tanto de que muchas personas optan por claves simples y fáciles de recordar, lo que convierte a estos patrones en una de las primeras estrategias para acceder a cuentas protegidas por claves débiles. Además, los patrones como “qwerty” o “qazwsx”, también son predecibles y no ofrecen ningún tipo de seguridad.

La simplicidad de estos patrones aumenta la vulnerabilidad de una cuenta. Los hackers realizan ataques automatizados llamados “ataques de diccionario” o “ataques de fuerza bruta”, los cuales prueban combinaciones populares y secuenciales hasta encontrar la correcta.

De acuerdo con datos de entidades financieras, algunos de los errores más comunes al elegir una contraseña incluyen el uso del propio nombre o el de personas cercanas, el empleo de contraseñas predeterminadas que vienen con los dispositivos y plataformas, y el uso de palabras sencillas como “hola” o “amor”.

Estos errores facilitan el acceso no autorizado a las cuentas bancarias, porque las contraseñas utilizadas en estos casos son demasiado fáciles de adivinar por terceros.

Asimismo, los atacantes pueden investigar el perfil en redes sociales y encontrar información relevante que les permita identificar contraseñas basadas en gustos, fechas importantes o relaciones personales. Esto convierte a las contraseñas simples en una invitación abierta para los atacantes.

Las fechas de nacimiento son uno de los datos más comunes que las personas utilizan como contraseñas. A pesar de ser una opción aparentemente segura, este tipo de clave es fácilmente adivinable.

Además, las bases de datos públicos y redes sociales pueden facilitar a los delincuentes esta información, permitiéndoles realizar conjeturas exactas o aproximadas sobre las contraseñas.

El uso de estas fechas o lugares vinculados al ámbito personal solo aumenta la probabilidad de que los atacantes logren acceder a las cuentas. Los datos personales que circulan en línea son más vulnerables de lo que parece, y cada elemento adicional facilita los intentos de robo de identidad o acceso a información bancaria sensible.