Throning, la nueva forma de usar a la pareja para ganar seguidores en redes sociales y ser influenciador

El acelerado avance tecnológico de las últimas generaciones no solamente ha influido en los artefactos con los que interactuamos diariamente, también con las personas y así mismo con la manera de relacionarse.

Una muestra de ello es lo que está ocurriendo con la Generación Z (personas nacidas a mediados de la década de 1990 y finales de la década de 2000), quienes están adoptando la práctica del ‘throning’, donde las parejas sentimentales son transformadas en herramientas para mejorar el estatus social, y en ocasiones, como un medio para presumir en redes sociales.

El throning, cuya traducción literal sería “sentarse en el trono”, es una práctica que ha cobrado popularidad en los últimos tiempos entre los jóvenes de la Generación Z. Esta tendencia está inspirada en la hipergamia, un concepto que tiene sus raíces en la búsqueda de pareja con mayor estatus social o económico, pero en este caso, el objetivo se enfoca en la validación pública a través de las redes sociales.

Básicamente, el throning se puede entender como la práctica de relacionarse con alguien para mejorar el propio estatus social, al asociarse con una persona que tiene más poder socioeconómico o popularidad. De esta forma, se busca que la pareja “se siente en el trono” de las redes sociales, mostrando que su nivel de influencia es el mismo.

Algunos lo definen como una especie de transacción donde uno de los miembros de la pareja es utilizado para aumentar la imagen de la otra persona. Un ejemplo claro podría ser un influencer que se asocia con alguien de alto perfil solo para subir juntos videos en redes sociales y obtener más seguidores o visibilidad.

Este fenómeno puede verse como un intento de mejorar la imagen de una persona mediante la validación externa, más que por una conexión genuina entre los involucrados.

De acuerdo con un estudio realizado por la aplicación de citas Plenty of Fish, un 27% de los jóvenes de la Generación Z ha reconocido haberse sentido como una víctima de esta práctica, al haberse sentido manipulados por una ex pareja que los utilizó para obtener un mayor estatus social.

Esta tendencia pone en evidencia una disonancia entre las relaciones interpersonales, ya que, aunque se basan en una apariencia de conexión genuina, en realidad están motivadas por el deseo de aumentar la popularidad o la influencia de uno de los miembros de la pareja.

Si bien el término throning es relativamente nuevo, la práctica subyacente no lo es. En realidad, se trata de una evolución de lo que hace algunos años se conocía como hipergamia, un concepto sociológico que hace referencia a la tendencia de las personas a casarse o formar pareja con alguien de un estatus superior.

La diferencia fundamental radica en la validación pública: mientras que antes el estatus se medía a través de círculos más pequeños y privados, ahora las redes sociales amplifican esa validación y la convierten en un espectáculo de acceso masivo.

El throning puede tener consecuencias muy serias para la autoestima y la autopercepción de quienes participan en estas relaciones. Al convertirse en una especie de “trampolín social”, la persona que es utilizada para aumentar el estatus de otro puede sentirse minimizada, como si su valor dependiera exclusivamente de su capacidad para mejorar la imagen pública de su pareja.

Además, este tipo de relaciones tienden a ser frágiles, ya que se basan en una ilusión de perfección y no en la conexión real entre los involucrados.

Por otro lado, las personas que buscan pareja bajo la lógica del throning pueden enfrentar problemas de identidad, ya que su sentido de valía puede quedar condicionado por los likes y la aprobación de los demás en las redes sociales.

Esta dinámica superficial puede llevar a una falta de autenticidad en las relaciones, lo que termina afectando la salud emocional de quienes están involucrados en este tipo de vínculos.