Creador de Google se une a Elon Musk y sugirió jornadas laborales de 60 horas semanales

En la actualidad, el mundo tecnológico está inmerso en una feroz competencia para desarrollar la Inteligencia Artificial General (AGI), una tecnología que podría cambiar para siempre la forma en que interactuamos con las máquinas.

En esta carrera, Sergey Brin, cofundador de Google, ha vuelto a llamar la atención, no por su trabajo detrás de las cámaras, sino por sus audaces propuestas en torno al tiempo de trabajo de los empleados, especialmente en el sector de inteligencia artificial de la empresa.

Brin, quien abandonó la gestión activa de Google en 2019 pero sigue influyendo en las decisiones estratégicas de la empresa, generó controversia cuando afirmó que, para lograr la AGI y no perder la carrera frente a otros gigantes tecnológicos, era necesario que los empleados trabajaran 60 horas semanales.

En un mensaje filtrado por The New York Times, Brin expresó que, en su visión, “trabajar 60 horas a la semana es el punto dulce de la productividad”. Esta declaración, dirigida a los desarrolladores del proyecto Gemini de Google, generó un amplio debate sobre la relación entre las largas jornadas laborales y la efectividad en el trabajo.

A lo largo de su carrera, Sergey Brin siempre se mostró como un visionario en términos tecnológicos, impulsando el crecimiento de Google hacia lo que es hoy.

Sin embargo, en su vuelta a la compañía en 2023, se mostró abiertamente crítico con las políticas de trabajo híbrido y remoto, defendiendo la necesidad de una mayor colaboración presencial. Según Brin, esta colaboración cara a cara es crucial para el éxito en la creación de AGI.

De hecho, se presentó en la oficina e invitó a los empleados a seguir su ejemplo, argumentando que este tipo de interacción sería clave para el desarrollo rápido y efectivo de la inteligencia artificial.

El punto más polémico de sus comentarios fue, sin duda, su recomendación de que los empleados trabajaran jornadas de 12 horas diarias durante 5 días a la semana.

Brin destacó que este régimen laboral no solo aumentaría la productividad, sino que también aseguraría que Google estuviera a la vanguardia en la competencia con otras empresas tecnológicas, como OpenAI.

Según él, la clave de esta estrategia es que las largas horas de trabajo no solo benefician la cantidad de tiempo dedicado a los proyectos, sino que también impulsan la creatividad y la innovación, elementos esenciales en el desarrollo de nuevas tecnologías.

Para Brin, la premisa es clara: el avance en la inteligencia artificial requiere dedicación extrema y un esfuerzo constante. En su lógica, las 60 horas semanales son necesarias para alcanzar los objetivos de la compañía, dado lo competitivo que es el sector tecnológico y la rapidez con la que se deben realizar avances para mantenerse por delante de los rivales.

Esto se convierte en una carrera contrarreloj, donde cualquier descanso o “falta de dedicación” podría significar perder una ventaja crucial en el desarrollo de AGI.

Sin embargo, este enfoque no está exento de críticas. Brin y otros grandes empresarios tecnológicos, como Elon Musk, han promovido largas jornadas laborales en sus respectivas empresas. Musk, por ejemplo, ha llegado a afirmar que sus empleados trabajan hasta 120 horas semanales.

Aunque ambos magnates comparten una visión similar sobre el esfuerzo y la dedicación, su postura sobre las largas horas ha sido duramente cuestionada por expertos en bienestar laboral.

Aunque las palabras de Brin y Musk pueden parecer inspiradoras para aquellos que buscan alcanzar la excelencia, la ciencia y las investigaciones sobre productividad pintan una imagen diferente.

Numerosos estudios han demostrado que trabajar más de 40 horas a la semana no necesariamente se traduce en mayor productividad. De hecho, el agotamiento físico y mental tiende a aumentar conforme se extienden las jornadas laborales, lo que puede resultar en una caída del rendimiento, mayor número de errores y un estrés innecesario.