En época de frío, la calefacción se convierte en uno de los principales gastos energéticos en los hogares. Por eso sirve continuamente la duda de si es mejor apagarla por la noche o mantenerla encendida a baja temperatura. Un problema que no tiene una solución sencilla y que hay muchos factores que se deben tener en cuenta.
Para entender todo este panorama, analizamos los pros y contras de ambas opciones y cuál es la mejor estrategia para optimizar el consumo sin sacrificar el confort.
Cómo es el funcionamiento de la calefacción y su impacto en el consumo
Para tomar la mejor decisión, primero hay que entender cómo funciona la calefacción. Cualquier sistema de calefacción utiliza una fuente de energía, como gas, electricidad o biomasa, para generar calor y elevar la temperatura de la vivienda. Cuanto mayor sea la diferencia entre la temperatura deseada y la temperatura ambiente, más energía se necesitará para alcanzar el nivel de confort térmico.
Cuando apagamos la calefacción por completo y la volvemos a encender por la mañana, el sistema debe trabajar intensamente para recuperar la temperatura óptima. Si la vivienda ha descendido a temperaturas muy bajas, como 8°C o 10°C, la caldera tendrá que hacer un esfuerzo extra para subirla nuevamente a los 18°C o 20°C habituales.
En estos casos, el gasto energético podría ser similar al de haber mantenido la calefacción encendida a una temperatura mínima durante la noche.
Pros y contras de pagar la calefacción por la noche
Muchos creen que apagar la calefacción durante las horas de sueño es la mejor forma de ahorrar, ya que en ese período no se necesita tanta temperatura. Además, mientras la caldera está apagada, su consumo es nulo. No obstante, esta práctica tiene inconvenientes que podrían anular el ahorro esperado.
- Ventajas:
- Se evita el consumo energético mientras no se usa la calefacción.
- Reduce el desgaste del sistema de calefacción.
- Puede ser una opción viable si la casa está bien aislada y retiene el calor durante muchas horas.
- Desventajas:
- Al encender la calefacción por la mañana, se requiere un mayor esfuerzo para recuperar la temperatura, lo que puede aumentar el consumo.
- Si la vivienda está mal aislada, las temperaturas pueden descender drásticamente durante la noche, afectando el confort.
- Puede provocar condensación en las paredes y muebles, especialmente en zonas húmedas, lo que a largo plazo deteriora la vivienda.
- Si la temperatura exterior es extremadamente baja, las tuberías pueden congelarse.
Según los expertos, en los casos en los que la temperatura interior cae mucho durante la noche, apagar la calefacción no genera un ahorro significativo, ya que el esfuerzo de la caldera al reiniciarse por la mañana puede igualar o incluso superar el consumo ahorrado durante la noche.
Qué pasa con dejar la calefacción encendida a baja temperatura
En lugar de apagar por completo la calefacción, algunos expertos recomiendan mantenerla encendida a una temperatura mínima de entre 14°C y 15°C durante la noche. Esta estrategia evita que la vivienda se enfríe en exceso y reduce el esfuerzo que la caldera debe hacer para recuperar la temperatura por la mañana.
- Ventajas:
- Se mantiene un nivel de confort térmico constante.
- Reduce la condensación de humedad en paredes y muebles.
- Evita el sobreesfuerzo de la caldera por la mañana, lo que puede ayudar a prolongar su vida útil.
- Previene la congelación de tuberías en zonas muy frías.
- Desventajas:
- Existe un consumo energético continuo, aunque a un nivel más bajo.
- Si la vivienda tiene un buen aislamiento, puede no ser necesario mantener la calefacción encendida.
Cuando la temperatura baja a niveles muy fríos, el consumo de energía para recuperar el calor puede ser similar al de haber mantenido el sistema en funcionamiento a baja potencia durante la noche. Esto significa que, en muchos casos, dejar la calefacción encendida a una temperatura mínima no representa un gasto mayor y sí ofrece más confort térmico.