Cómo monitorear a tus hijos cuando están en casa usando solo un iPad viejo

Los dispositivos que ya no se usan pueden encontrar una nueva vida en tareas prácticas y cotidianas, siendo una de esas soluciones, la posibilidad de convertir un iPad antiguo en una herramienta útil para monitorear a los niños en casa, ya sea mientras duermen o mientras juegan en otra habitación.

Este tipo de soluciones, accesibles y funcionales, permiten aprovechar tecnologías existentes sin necesidad de invertir en dispositivos especializados. Además, el uso de un iPad viejo como monitor tiene varias ventajas.

Dependiendo de las necesidades, se puede emplear FaceTime, una aplicación preinstalada que simplifica el proceso de configuración, o recurrir a apps de terceros que ofrecen funcionalidades adicionales. Ambas opciones permiten transformar el dispositivo en una herramienta efectiva para mantener a los niños bajo supervisión.

Usar FaceTime es una de las formas más simples de convertir un iPad viejo en un monitor. Al ser una aplicación preinstalada, no requiere descargas ni costos adicionales. Simplemente se necesita configurar una llamada entre dos dispositivos, asignando uno al espacio que se desea supervisar y otro al padre o tutor.

Sin embargo, existen detalles importantes a considerar. El iPad en la habitación del niño debe tener las notificaciones desactivadas para evitar distracciones, y la pantalla debe estar cubierta, dejando la cámara libre.

Asimismo, es crucial contar con una conexión a Internet estable, porque cualquier interrupción puede requerir que alguien vuelva a la habitación para restablecer la llamada.

Aunque práctico, FaceTime tiene ciertas limitaciones. Una de las principales es la necesidad de mantener la aplicación abierta en todo momento, lo que puede resultar poco cómodo si el dispositivo principal es también de uso cotidiano.

Además, la reconexión en caso de caída de la llamada no se realiza automáticamente, lo que puede ser un inconveniente si no hay acceso inmediato al espacio donde está el iPad.

Otra limitación es la supervisión de múltiples habitaciones. Aunque es posible realizar llamadas grupales para observar dos espacios simultáneamente, esta función requiere una configuración previa que puede ser complicada para usuarios poco familiarizados con la tecnología.

Las aplicaciones de terceros son una opción viable cuando se buscan funcionalidades más avanzadas o una experiencia más fluida. Estas apps suelen incluir características como alertas automáticas, detección de movimiento y grabación de video, que pueden ser útiles dependiendo de las necesidades específicas.

No obstante, estas opciones generalmente requieren una inversión económica y tiempo para su configuración inicial. Además, algunas aplicaciones pueden ser exigentes en términos de recursos, lo que podría afectar el rendimiento de un iPad antiguo. Por eso, es importante revisar las especificaciones y opiniones antes de descargar cualquier software.

Para garantizar la seguridad de los niños y la privacidad de la familia, es esencial tomar ciertas precauciones al usar un iPad como monitor. Una de las principales claves es asegurarse de que la red wifi esté protegida con contraseñas fuertes y que los dispositivos tengan actualizaciones recientes para prevenir vulnerabilidades.

También se debe evitar exponer la cámara del iPad a espacios comunes donde puedan captarse actividades privadas. Configurar permisos y revisar las opciones de seguridad de las aplicaciones utilizadas también es fundamental para minimizar riesgos.

La ubicación del dispositivo es clave para maximizar su efectividad. En el caso de supervisar a un bebé, el iPad debe colocarse cerca de la cuna, con la cámara orientada hacia el área de interés y asegurándose de que esté fuera del alcance del niño.

Para supervisar habitaciones donde los niños juegan o transitan, un ángulo elevado permite cubrir más espacio y captar cualquier actividad importante.

Es útil probar distintas posiciones antes de establecer la definitiva, asegurándose de que los micrófonos puedan captar sonidos relevantes y que la conexión wifi sea estable en ese punto. Una mala colocación podría limitar la utilidad del dispositivo, reduciendo su eficacia como herramienta de monitoreo.