Pocas personas saben para qué sirve el botón “Dry” en un aire acondicionado, pero su función es clave para mejorar el confort en ambientes húmedos. Este modo, conocido como “seco”, no está diseñado para enfriar el aire, sino para reducir la humedad relativa del espacio.
Esto es especialmente útil en regiones o épocas del año con altos niveles de humedad, donde el aire puede sentirse pesado o incómodo, incluso a temperaturas moderadas.
Cuando se activa, el aire acondicionado ajusta su funcionamiento para extraer el exceso de humedad del ambiente. Esto se logra reduciendo la velocidad del ventilador interno y operando el compresor de forma intermitente. De esta manera, el aparato condensa la humedad en el aire, la convierte en agua y la drena hacia el sistema de desagüe, sin enfriar en exceso el espacio ni consumir tanta energía como el modo de refrigeración.
El modo “Dry” es ideal para mantener una sensación térmica agradable sin un gasto energético elevado, ayudando a prevenir problemas asociados con la humedad, como la formación de moho, malos olores o la proliferación de ácaros. Es una función eficiente y práctica para climas tropicales o temporadas de lluvia.
Cómo activar el modo “dry” en un aire acondicionado
Activar el modo “Dry” en un aire acondicionado es un proceso sencillo, pero puede variar ligeramente dependiendo del modelo y la marca del equipo. Los pasos son:
- Enciende el aire acondicionado desde el control remoto o la unidad principal.
- Presiona el botón “Mode” hasta seleccionar el modo “Dry” (generalmente representado por una gota de agua).
- Ajusta la temperatura si el modelo lo permite.
- Verifica que el ventilador funcione a baja velocidad y el compresor de forma intermitente, indicando que el modo está activo.
Otras formas de ahorrar energía con un aire acondicionado
Existen diversas formas de ahorrar energía al utilizar un aire acondicionado de manera eficiente:
- Configurar la temperatura adecuada: Los expertos recomiendan ajustar el termostato entre 24 °C y 26 °C en modo refrigeración, ya que cada grado inferior incrementa el consumo energético.
- Activar el modo “ECO” o “Ahorro de energía”: Este ajuste, disponible en muchos modelos, optimiza el rendimiento del equipo para reducir el gasto eléctrico.
- Mantener puertas y ventanas cerradas: Evitar que el aire frío escape o que el calor externo ingrese permite al equipo trabajar menos y consumir menos energía.
- Apagar el equipo en habitaciones desocupadas: Utilizar el aire acondicionado solo en espacios donde sea necesario contribuye a reducir el consumo.
- Realizar mantenimiento periódico: La limpieza de filtros al menos una vez al mes y la inspección de las rejillas de ventilación ayudan a mantener el equipo en óptimas condiciones.
- Ubicar el equipo en un lugar estratégico: Instalar el aire acondicionado en zonas alejadas de la luz solar directa evita que tenga que trabajar más de lo necesario para enfriar el espacio.
- Complementar con ventiladores: El uso de ventiladores de techo o portátiles facilita la distribución del aire frío, permitiendo configurar el aire acondicionado a menor potencia.
- Mejorar el aislamiento térmico: La instalación de cortinas, persianas o ventanas con doble acristalamiento ayuda a bloquear el calor proveniente del exterior.
- Utilizar el temporizador: Programar el aire acondicionado para que se apague automáticamente en horarios específicos, como durante la noche o cuando no hay personas en casa, permite optimizar su uso.
- Cerrar rejillas en áreas no utilizadas: En sistemas centralizados, dirigir el flujo de aire hacia las habitaciones ocupadas mejora la eficiencia.
Cuánta energía consume un aire acondicionado
El consumo de energía de un aire acondicionado varía según su capacidad, eficiencia y tiempo de uso. Un equipo de 12.000 BTU consume entre 1.0 kW y 1.5 kW por hora, mientras que uno de 24.000 BTU puede alcanzar entre 2.0 kW y 3.0 kW por hora. Los modelos con tecnología Inverter son más eficientes, consumiendo hasta un 50% menos que los tradicionales. Si se utiliza un aire acondicionado de 12,000 BTU durante 8 horas al día, el gasto promedio sería de 8 kWh a 12 kWh diarios.