Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, reflexionó sobre los cambios significativos que ha impulsado la inteligencia artificial en los últimos dos años. Desde el lanzamiento de ChatGPT, la tecnología ha evolucionado rápidamente, reconfigurando no solo las dinámicas laborales y sociales, sino también el debate ético sobre el futuro de la inteligencia artificial general (AGI, por sus siglas en inglés). Altman, conocido por su enfoque pragmático y directo, abordó una amplia gama de temas, desde el poder computacional hasta las tensiones competitivas en la industria, en el ciclo de converaciones organizado por The New York Times.
En noviembre de 2022, OpenAI lanzó ChatGPT, marcando un punto de inflexión en la percepción pública de la inteligencia artificial. Altman recordó que, si bien su equipo anticipaba el impacto de la herramienta, no imaginaban la magnitud ni la velocidad del cambio. “Sabíamos que llegaría un momento en el que esta tecnología se volvería evidente para todos, pero no esperábamos que sucediera tan rápido”, admitió durante la entrevista. Este avance coincidió con la culminación del modelo GPT-4, que había sido desarrollado meses antes pero lanzado posteriormente.
Según Altman, uno de los factores clave para el éxito inicial fue adaptar la tecnología a un formato conversacional accesible. “Con GPT-3, vimos que muchos desarrolladores querían probar ideas hablando con el modelo, así que pensamos en convertirlo en un producto que facilitara ese uso”, explicó.
Sin embargo, el desarrollo de la IA no está exento de controversias. Las preocupaciones sobre el desplazamiento laboral, la desinformación y el uso malicioso de la tecnología son temas candentes que requieren una atención cuidadosa. Altman, consciente de estos desafíos, aboga por una regulación responsable y una colaboración global para garantizar que la IA beneficie a toda la humanidad.
La carrera por la superinteligencia
Altman se refirió también al concepto de superinteligencia y la posibilidad de que esta se alcance en un futuro cercano. “Esperamos que para 2025 tengamos sistemas que sorprendan incluso a los más escépticos”, afirmó. Sin embargo, aclaró que las definiciones y las expectativas en torno a este término varían ampliamente. Aunque el progreso en algoritmos y datos ha sido significativo, destacó que aún queda mucho por investigar antes de alcanzar una inteligencia artificial que supere las capacidades humanas colectivas.
La asociación de OpenAI con Microsoft ha sido fundamental para escalar sus capacidades computacionales, aunque Altman reconoció tensiones inherentes a la naturaleza de esta colaboración. “Microsoft y OpenAI no están desenredándose, pero ciertamente enfrentamos desafíos y desajustes”, señaló. A pesar de ello, enfatizó que los incentivos de ambas empresas siguen alineados.
La IA está transformando la forma en que aprendemos y trabajamos. Altman enfatizó en la entrevista la importancia de la educación para preparar a las futuras generaciones para un mundo impulsado por la IA. La adquisición de habilidades en áreas como la programación, el análisis de datos y la resolución de problemas será crucial para prosperar en la era de la IA. La educación también juega un papel crucial en la promoción de la comprensión pública sobre la IA y sus implicaciones.
Sobre Elon Musk, cofundador inicial de OpenAI y ahora competidor con su empresa xAI, Altman reconoce la contribución de Musk a la industria: “Lo considero un competidor serio. Su capacidad para construir rápidamente es impresionante”.
EL CEO De OpenIA también destacó la importancia de la colaboración global en el desarrollo y la regulación de la IA. Cree que la cooperación internacional es esencial para establecer estándares éticos, compartir conocimientos y abordar los desafíos que plantea esta tecnología. La colaboración entre gobiernos, empresas e investigadores es fundamental para garantizar que la IA se utilice para el beneficio de la humanidad.
Perspectivas sobre el futuro del trabajo y la sociedad
Enfatizó que los impactos de la Inteligencia artificial general (AGI) podrían ser menos catastróficos de lo que se teme en términos sociales y económicos. Según Altman, aunque la disrupción inicial puede parecer moderada, los cambios a largo plazo en la economía serán intensos. “Con cada revolución tecnológica ha habido una rotación de personal impactante, pero nunca a esta velocidad”, advirtió. Sin embargo, mostró optimismo sobre la capacidad de la humanidad para adaptarse, al tiempo que reiteró la importancia de un enfoque iterativo en el desarrollo de IA.
La automatización impulsada por la IA tiene el potencial de transformar el mercado laboral, creando nuevas oportunidades y desplazando a trabajadores en ciertas industrias. Altman ha reconocido la necesidad de abordar este desafío y ha propuesto ideas como la renta básica universal como una posible solución para mitigar el impacto del desplazamiento laboral. La adaptación a los cambios en el mercado laboral y la formación en nuevas habilidades serán fundamentales para navegar en la era de la IA.
En ese sentido, insistió en la responsabilidad de los desarrolladores de IA para garantizar que la tecnología se utilice de forma ética y responsable. La transparencia, la rendición de cuentas y la consideración de las implicaciones sociales son elementos cruciales para construir una IA que beneficie a la humanidad. Los desarrolladores de IA tienen la responsabilidad de considerar las posibles consecuencias de su trabajo y de tomar medidas para mitigar los riesgos.
Altman finalizó reflexionando sobre el impacto de la tecnología en la vida personal y en el significado humano. Como futuro padre, reconoció que su perspectiva sobre la AGI ha cambiado: “Prepararme para tener un hijo pone todo en perspectiva. Los impulsos humanos fundamentales, como el amor por nuestros hijos, son mucho más importantes que cualquier tecnología”.
Además, subrayó el compromiso de OpenAI con la seguridad y la transparencia en el desarrollo de IA, aunque admitió que este equilibrio es complejo. “Nuestro historial demuestra que hemos trabajado arduamente para que estas tecnologías sean aceptablemente seguras”, dijo, insistiendo en la importancia de una evolución conjunta entre la tecnología y la sociedad.
La entrevista con Sam Altman revela no solo los desafíos técnicos y éticos que enfrenta OpenAI, sino también las tensiones competitivas y filosóficas que atraviesan la industria de la inteligencia artificial. Mientras las empresas compiten por liderar esta revolución, el debate sobre el impacto social y el futuro de la AGI sigue en el centro de la conversación global.