“Ser vieja también es un alivio”: tiene casi 80 años y no es a la muerte a lo que le teme
“¿Cómo me convertí en una vieja?”, pregunta con una sonrisa Mónica Berjman, que ya cree que “persona mayor” es, en cierto modo, un eufemismo. El cuerpo empezó a doler, con sus amigas dejaron de hablar de amores y el tiempo libre se volvió un espacio enorme que llenar. Ya instalada en la etapa final de su vida habla de lo que más la angustia; también de todo lo que ganó con la vejez