Una cabeza hervida en un caldero, decenas de cadáveres mutilados y toneladas de droga: la siniestra historia de “los narcosatánicos”
Hijo de una cubana practicante del vudú y del culto africano Palo Mayombe, Adolfo Constanzo se formó desde chico en esas creencias. Había nacido en Miami, pero a los 20 años se fue a México, donde tomó contacto con el mundo del narcotráfico. En un cóctel explosivo donde combinó el negocio de las drogas con sus viejas creencias, comenzó a realizar sacrificios rituales de seres humanos para acrecentar su poder