“Intenté ser varón, intenté ser mujer, pero no pude: uso barba y soy feliz, uso maquillaje y soy feliz”
Mérida Masman se define como una persona trans no binaria. “Ni varón ni mujer, es un fluir”, explica. Pese a que siempre tuvo trabajos precarios es intérprete de lengua de señas y, a través de un decreto que establece un cupo laboral para personas trans, acaba de conseguir el primer empleo formal de su vida
No es hombre, tampoco mujer: “Fluyo entre los géneros y soy pansexual”
Dann Castro tiene 26 años y su identidad de género está por fuera del sistema “hombre-mujer”. Se define como “no binarie” y, dentro de ese paraguas, es “género fluido”, lo que significa que fluctúa entre “lo masculino” y “lo femenino”. Hoy se cumplen ocho años de la sanción de la Ley 26.743, que define a la identidad de género como “la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento”. Sin embargo, no siempre se cumple