Una noche en la disco mexicana donde las meseras son “monjas” y los “obispos” están a cargo de la música
La Puri, ubicada en el centro de la Ciudad de México, volvió a abrir sus puertas tras más de dos años de cierre por la pandemia. Su decoración y atracciones vinculadas a la religión católica, practicada por casi el 80% de la población en el país, la han convertido en un antro distintivo de la noche gay capitalina.