El problema de Milei no es la inestabilidad emocional, sino el machismo regresivo: si querés llorar, llorá
Los hombres de antes no lloraban, los de ahora sí, pero un hombre que llora no es un signo de una nueva masculinidad sino de un machismo que toma los cambios generados por el feminismo para mostrarse públicamente sensible, emocionado o quebrado, ser candidato presidencial sin tener una familia tradicional y pretender derogar o plebiscitar los derechos de las mujeres y la diversidad. El peligro de un nuevo machismo que se apropia de libertades emocionales y es coercitivo y regresivo en derechos sexuales y económicos