Las reglas que Hugh Hefner imponía a sus “conejitas” en la famosa mansión: tintura rubia, orgías y voto de silencio
Toque de queda estricto, orgías obligatorias y un voto de silencio. En la Mansión Playboy no se admitían morochas ni labios pintados de rojo. El magnate era un hombre posesivo, con un harén propio en su residencia donde regían pautas insólitas, como la prohibición de fraternizar