A los 38 me separé, superé un cáncer y me bajé Happn: ¡a coger que se acaba el mundo!
Te separás en septiembre y bajás la app. Al toque ligás un par de matches prometedores. Parecés una adolescente de nuevo: sentís que todo puede pasar, amás la libertad de caminar por la calle con un tipo que no es tu marido, el placer de coquetear y sentirte deseada, ahora multiplicado por todos los que te escriben mensajitos. Todo cambia en octubre, cuando te diagnostican cáncer de mama. O no tanto...