Hubo vencedores y vencidos: tras el golpe del 16 de septiembre, vino una ola de represalias de la Libertadora
Pese al eslogan de Lonardi, apenas derrocado Perón, no hubo misericordia con los peronistas. Aun así, el primer presidente de facto fue visto como demasiado débil: lo sustituyó Aramburu con su decreto 4.161