Fue canillita y vendió café en la calle hasta que saltó a la pasarela como modelo top en París y fotógrafo de moda
A Franco Musso le gustó ganarse la vida desde muy chico, no por necesidad. Disfrutaba ser independiente. Quería tener un puesto de garrapiñadas, pero su novia le mostró un aviso de cafetero. Gracias a ese trabajo, alguien lo paró en la calle para cambiarle el destino. Caminaba 30 kilómetros por día, pero nunca imaginó que llegaría tan lejos