Creyó que nadie se fijaría en ella, pero encontró el amor a sus 56 de forma mágica en un viaje a Europa
Catalina estaba segura de que no iba a volver a enamorarse y se dedicó de lleno a su trabajo. Estaba algo acomplejada con la edad, se sentía avejentada y no quería hacer el esfuerzo de gustarle a nadie. Pero sus hijos, ya grandes, habían emigrado a Europa y extrañarlos le partía el corazón. Cuando viajó para verlos, conoció a un hombre que la quiso tal cual era y, de a poco, la hizo cambiar de idea
Lo conoció cuando estaba embarazada, se hicieron amigos y decidieron cambiar de vida juntos
La primera vez que Santiago y Lucía se vieron, ella estaba de cinco meses y los dos buscaban algo distinto, sin saber bien qué. Ese día y sin conocerse, se dieron un abrazo largo y fraterno que fue el comienzo de una amistad. No lo sabían tampoco, pero también era el comienzo de un gran amor, una familia y el final de su búsqueda