Creyó que nadie se fijaría en ella, pero encontró el amor a sus 56 de forma mágica en un viaje a Europa
Catalina estaba segura de que no iba a volver a enamorarse y se dedicó de lleno a su trabajo. Estaba algo acomplejada con la edad, se sentía avejentada y no quería hacer el esfuerzo de gustarle a nadie. Pero sus hijos, ya grandes, habían emigrado a Europa y extrañarlos le partía el corazón. Cuando viajó para verlos, conoció a un hombre que la quiso tal cual era y, de a poco, la hizo cambiar de idea