
Qué pasó con el caso de Agustina Camila Casco (21), la cadete de la Escuela de Policía “Juan Vucetich” que murió el 23 de noviembre de 2023 en una clínica de Merlo tras, aparentemente, haber sufrido un brutal golpe durante un entrenamiento. Pasaron dos años y la causa no ha encontrado una luz que le dé paz a la familia de la víctima, que reclama justicia y que el expediente avance tras haber pasado por cuatro fiscalías diferentes e, incluso, de distintos departamentos judiciales.
Allá por 2023, Casco se desempeñaba como numeraria de Comando Patrullas de Ituzaingó, ciudad donde vivía. Su ingreso a la Escuela de Policía había sido en abril de 2021. Ocho meses después, en diciembre de ese mismo año, egresó con el título de oficial del Subescalafón general.
A fines de 2023, previo a su deceso, realizaba un curso para ascender a oficial de Subescalafón Comando y estaba en la modalidad internada. En ese contexto, el 17 de noviembre salió de franco a las 18. De allí se fue hasta su casa en la localidad de Ituzaingó, en el Oeste del Conurbano Bonaerense. Al día siguiente, habló de su malestar físico con sus parientes y le mostró a su hermana imágenes de las lesiones.
“Tengo que ir a comprarme unas vitaminas. Casi me desmayo dos veces en la escuela. Estoy re anémica. Se me hacen todos los puntos rojos en el cuerpo”, le contó Agustina a su hermana Jéssica, el sábado 18 de noviembre de 2023.

Un día después quedó internada en el Hospital del Bicentenario de Ituzaingó. Llegó con dolores abdominales, que arrastraba desde que había regresado de la escuela. Según su madre, había sufrido un golpe durante las prácticas de esposamiento. Más tarde, ese mismo 19 de noviembre, la trasladaron a la Unidad de Terapia Intensiva de la Clínica Provincial de Merlo, donde finalmente falleció el 23 de noviembre por una hemorragia interna.
En la causa se detalla que cuando la joven cadete ingresó al hospital tenía acumulados 4 litros de sangre en la zona de la cavidad abdominal. No había nada por hacer.
Gastón Tripolone, abogado de la familia de Casco, comentó en diálogo con la agencia Noticia Argentinas cómo se encuentra la causa: “Agustina estaba en proceso de pasar de ser suboficial a oficial y, a mediados de noviembre de 2023, durante una práctica de esposamiento, donde ella cumplía el rol de delincuente, la empujaron, cayó y se descompensó”.

“En ese momento se recuperó, pero dos días en el comedor de la escuela se desmayó Y dos compañeras, una de ellas enfermera, se acercaron, pero la instructora a cargo no dejó que la trasladen al cuerpo médico, box que se encontraba a tan solo 30 metros”, explicó.
En esos días Agustina, que seguía con mucho dolor y hasta le mostró a una compañera los moretones que tenía en el abdomen, logró conseguir un permiso para salir, pero en la puerta de la Escuela vomitó y se volvió a descomponer: “Al día siguiente sus familiares, al ver lo mal que estaba, la trasladó a un hospital local”.
“En un comienzo creyeron que era apendicitis, pero cuando le hicieron una tomografía constataron que tenía cuatro litros de sangre acumulada”, detalló Tripolone.
Por su obra social fue derivada a una clínica en Merlo donde la operaron, pero el 23 de noviembre falleció ante la gravedad de la lesión y la tardanza en haberla atendido: “Durante esos días había custodia policial 24 horas, algo raro porque eso no ocurre con ninguna víctima”.
“La autopsia la llevaron a cabo peritos de la Policía Federal, cuando dicho organismo no podía actuar y debía hacerlo otra fuerza de seguridad”, recalcó sobre los dos estudios forenses al cuerpo de la víctima.
Cuatro fiscales y un perito desaparecido
El abogado remarcó que, a partir de ese momento, algo cambió. “Para la segunda autopsia, un perito se acercó a la familia para ofrecer su trabajo y así poder evaluar el desarrollo de la necropsia como correspondía. Sin embargo, días después dejó de responder los mensajes y llamadas. Era un topo”, lanzó Tripolona.
Casco murió en una clínica de Merlo y entonces la causa inicialmente fue a la UFI N°5 de Morón, a cargo de Claudio Oviedo; después pasó a la UFI N°10, especializada en Violencia familiar y de género de ese distrito judicial y, luego, a la UFI N°4 de Paula Salevsky, quien declinó la competencia jurisdiccional: se declaró incompetente en razón del territorio y la causa volvió al Departamento Judicial de Quilmes.
“No surge de autos que Casco haya sido atendida en el Cuerpo Médico por sus episodios de salud, pese a haber tomado conocimiento de su estado sus instructores, quienes no habrían seguido el protocolo descrito anteriormente. Destacándose que conforme la prueba obrante en autos, las dolencias expresadas por Casco claramente comenzaron luego de aquella clase de esposamiento, donde, incluso según sus manifestaciones, se originaron en dicha práctica al recibir un golpe del lado derecho de su cintura", escribió considerando que todo sucedió en la escuela de la localidad de Berazategui.
Así, el expediente llegó al fiscal Cristian Granados, de la UFI N°2 de Berazategui. “El problema es que pasaron dos años y estamos en la etapa de testimoniales, como si la muerte de Agustina hubiese ocurrido ayer”, manifestó el abogado. Ante este panorama, Tripolone expuso “a Casco la mató la propia fuerza de seguridad”.
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