“¿Mi papá mató a mi mamá?”: la historia del “Milagro de Belo Horizonte” y una abuela que todavía le teme al femicida

Valeria Perotti estaba embarazada cuando su pareja la mató de dos tiros en la cabeza. Su hijo sobrevivió. Ocurrió el 10 de febrero de 2013 y, a 12 años, el homicida está cerca de cumplir su condena

Guardar

Silvia Vergara recuerda con nitidez la última vez que vio a su hija, Valeria Perotti, de 33 años. “La dejé en la terminal. Estaba sonriente y embarazada”, dice con la voz quebrada entre la emoción y el dolor. Un día antes de que encontraran a la joven con dos tiros en la cabeza en una calle de Belo Horizonte, madre e hija habían charlado por teléfono. “Me dijo que el bebé estaba bien, que era un varón, pero que todavía no le había puesto nombre”.

Lo que siguió después fue un milagro en medio de la tragedia. Valeria fue llevada de urgencia al hospital cuando todavía agonizaba. Los médicos le hicieron una cesárea. M., tal como lo llamaría su abuela, sobrevivió. Nació sietemesino y con 1,200 kilos.

El bebé tenía hidrocefalia y estuvo tres veces al borde de la muerte. “Me tuve que ir a vivir al hospital tres meses y siete días, cuando le dieron el alta”, relata en una charla con Infobae, 12 años más tarde.

Silvia Vergara junto a su
Silvia Vergara junto a su nieto

El femicidio ocurrió el 10 de febrero de 2013 y fue conocido como el “Milagro de Belo Horizonte” en Brasil. Por el crimen fue condenado, en 2017, José Antonio de Jesús Mendes, pareja de Valeria y padre de M.. Le dieron 13 años de cárcel que están por cumplirse.

“Hoy no tiene secuelas”, afirma su abuela con orgullo. Fue operado por última vez en 2016, en la Fundación Hospitalaria de Núñez. “M. es un chico espectacular, muy inteligente, dulce y es igual a su mamá. Juega ajedrez, es muy bueno en matemáticas, juega al voley y estudia inglés”, cuenta sobre su nieto que ya no vive con ella en Chapadmalal donde se mudaron tras un paso por Villa Crespo.

En una de las paredes de esa casa en la costa argentina, Silvia mantiene colgado el retrato del bebé de la artista brasileña Gri Alves. “En Brasil nos ayudaron mucho, cuando llegamos a Argentina, no fue lo mismo. Todo costó mucho”, señala.

Luego de 9 años junto a ella, hace tres, el nene se fue a la casa de su abuelo. Lo tuve que dejar ir”, dice. “Yo ya estoy grande, en mayo cumplo 69 años, y evaluamos que mi ex marido podía darle una vida mejor, pero hablamos dos veces por semana y viene en los veranos. Todavía me dice ‘mami’”, se sincera.

Una escena todavía la perturba. “Hace unos años le tuve que decir la verdad, me lo recomendaron los psicólogos. Un día me preguntó, mientras andaba en bici, ¿´Vos conoces a mi papá?‘. Yo le respondí: ´Tu papá está guardado porque hizo una cosa fea con tu mamá‘“.

“Al tiempo, estamos comiendo, era un domingo, me mira a los ojos y me dice: ´¿Mi papá mató a mi mamá?’ Le dije que sí. Al principio estaba bien, pero después se portaba mal. Le afectó mucho, pero él tenía que saber la verdad. Cada vez que viene le muestro fotos de Valeria“.

Valeria Perotti, asesinada por su
Valeria Perotti, asesinada por su pareja en Belo Horizonte

Hay otro punto en la historia que le provoca una profunda tristeza: tres años después del crimen, regresó a Brasil. “Fui al cementerio a verla. La habían sacado y la habían tirado con todos los huesos de los NN. Fue muy triste, porque del Gobierno de la Ciudad me habían dicho que me iban a ayudar a traer a Valeria, pero nunca lo hicieron y la perdí. Quería tenerla acá para llevarle flores, como hacen todos, por eso lo llevé a M. a rezar por su alma a muchas iglesias”.

Desde que regresó de Brasil, Silvia se concentró en la crianza de su nieto y no pudo seguir la causa, pero sabe que el asesino está pronto a cumplir su condena y un temor latente renace con fuerza, el mismo que reveló en diálogo con la periodista Nadia Galán de diario Perfil a una semana de la sentencia: “Tengo miedo de que nos venga a buscar”, confiesa. Por estas horas, espera que sus amigos en ese país le traigan alguna noticia que la tranquilice.