
No era la primera vez, tampoco la segunda; al menos eso fue lo que pudieron establecer los investigadores. Dos policías de la Comisaría 1ª de San Vicente habían encontrado un motivo para extorsionar a un comerciante y la situación se volvió sistemática. Todas las semanas iban por su dinero. Hasta que la víctima se cansó y lo denunció.
El fiscal Álvaro Garganta de La Plata y la Dirección General de Asuntos Internos del ministerio de Seguridad bonaerense trabajaron en conjunto y esperaron al viernes, el día de cobro, para actuar. Así, los atraparon in fraganti y con la plata en sus manos.
Según pudo saber Infobae, el teniente primero Pablo Mauricio Martínez y el sargento Samuel Antonio Coronel fueron los policías, e integrantes del Gabinete Técnico Operativo, detenidos este viernes durante los operativos encubiertos en el local de la víctima, también de la zona de San Vicente.
Los dos policías quedaron detenidos e imputados por un hecho de extorsión y tres de concusión (NdeR: un funcionario público que abusa de su cargo para obtener un beneficio) en la causa que lleva adelante el fiscal Garganta, de la UFI N°11 del departamento judicial de La Plata.
En paralelo, ese mismo viernes 4 de abril se allanó la Comisaría 1ª de San Vicente en busca de material de importancia para la causa y Asuntos Internos de la provincia de Buenos Aires desplazó al titular de esa dependencia, el comisario Julio César Ovando, quien quedó desafectado de la Fuerza, explicaron las fuentes del caso consultadas por este medio.
También al comisario desplazado le secuestraron el celular, que será peritado para ver si tenía algo que ver con lo que hacían sus subalternos o no.
“Fue toda una operación controlada por Asuntos Internos y el fiscal Garganta que dio resultado positivo”, detallaron las fuentes como culminó el caso que había comenzado con la presentación ante la Justicia del comerciante extorsionado.
Otra fuente de la investigación habló con este medio sobre la metodología de la que era víctima el comerciante: “Le descubrieron algo no muy blanco, no se sabe qué, y, desde entonces, todos los viernes pasaban a cobrarle 30 mil pesos“.
Y agregó que la maniobra de extorsión era “algo que llevaba bastante tiempo”. No pudieron cuantificar cuánto dinero le cobraron a la víctima, pero lo cierto es que en los últimos días el hombre se cansó de la maniobra y lo denunció.
En ese contexto, la víctima les dijo a los investigadores que solo había que esperar a que pasaran de nuevo a buscar el dinero. Y así lo hicieron. Con esa información, la Justicia le entregó al comerciante los 30 mil pesos exigidos pero marcados previamente.
Cuando los policías fueron a buscar su botín y ya lo tenían en la mano, se llevaron la sorpresa de que los estaban esperando.
Con los teléfonos de los involucrados en manos de la Justicia, ahora resta esperar que los peritos abran los teléfonos para conocer el alcance de los involucrados en la maniobra y también la cantidad de víctimas extorsionadas.
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