
¿Los mataron para robarles o fueron a matarlos y simularon un robo? Lo que parece un juego de palabras es, en realidad, el nudo que todavía no logró desatar la investigación sobre el asesinato de Paloma Gallardo (16) y Josué Salvatierra (14) en Florencio Varela. Mientras persiste el misterio sobre quiénes son los autores del doble crimen, en los próximos días se conocerán los resultados de una serie de medidas de prueba que prometen acercar a los investigadores al esclarecimiento del hecho.
El escenario en el que a los chicos los mataron para robarles choca contra datos e interrogantes que, tras más de un mes de averiguaciones, no encontraron respuesta. Por ejemplo: si los asaltaron, ¿por qué sus celulares nunca volvieron a encenderse? Que los delincuentes hayan descartado el botín, sin más, después de terminar con la vida de dos personas, es poco creíble para quienes llevan la investigación.
El predio abandonado donde aparecieron los cuerpos, en el cruce de la ruta provincial 36 y las vías del tren Roca, era frecuentado desde hace años por ladrones de poca monta, adictos y personas en situación de calle, según relatan quienes conocen la zona.
Que uno de estos habitué se haya aventurado a robarles a dos novios desprevenidos fue, desde un principio, la respuesta más obvia. Pero no hay cámaras de seguridad, testigos, pruebas o tareas de inteligencia que hayan podido identificar a algún presunto autor del robo y los asesinatos.

Otra señal que va en contra de esta hipótesis apareció en los resultados complementarios de la autopsia que le practicaron a las víctimas.
Según la estimación de los forenses, a Paloma y Josué los golpearon en la cabeza con un objeto contundente -una piedra, presumiblemente- durante al menos media hora. La saña con la que se perpetró el crimen es impropia de un homicidio que se cometió con el objetivo de ocultar un robo.
“Nada de esto se corresponde con un autor marginal, que se quiere hacer unos pesos para comprar droga o lo que sea”, analizó ante la consulta de Infobae una fuente con acceso a la causa.

Lo enredado que es el caso de Paloma y Josué terminó de quedar en evidencia con la pista que encontraron los investigadores a más de 1.100 kilómetros de Florencio Varela, en la ciudad rionegrina de General Roca.
Allí, un comerciante de 36 años -el único detenido en la causa- tenía un celular Samsung A02 con el mismo número de IMEI que el teléfono del adolescente asesinado. Los peritajes determinaron que son dispositivos clonados.
Pero hay más: también en General Roca viven una hija y la ex mujer del papá de Paloma, Omar Gallardo. El secreto familiar no se había conocido hasta casi un mes después del hallazgo de los cuerpos, y cobró máxima relevancia a partir del dato del celular clonado.
El fiscal Darío Provisionato, titular de la UFI N°1 descentralizada de Florencio Varela, es el encargado de determinar si existe una conexión entre estos hechos, y si detrás de ella se esconde información relevante para esclarecer el doble homicidio.
¿Los mataron y simularon un robo?
Otro potencial escenario presente en la investigación: ¿Paloma y Josué, tal vez por accidente, filmaron con sus celulares algo que no debían en el descampado? Si así fuera, se explicaría por qué sus teléfonos nunca se volvieron a activar.
¿Y qué hay de los familiares de las víctimas? Casi todos ya declararon como testigos en la causa. Se habían levantado sospechas sobre Osvaldo Gallardo, hermano de Omar y tío de Paloma, cuando desde la Policía le recordaron al nuevo fiscal de la causa que este hombre tenía una lastimadura en la cara cuando encontraron los cuerpos.
Osvaldo se encargó de aclararlo rápido: presentó su historia clínica y explicó que desde hace un tiempo recibía tratamiento por una infección en la cara.
De todas formas, cuando mostró los papeles ya se había curado. Mientras la lastimadura seguía ahí, apenas ocurrió todo, el fiscal Hernán Bustos Rivas -quien recibió el caso en primer lugar- no siguió esa pista y no quedaron registros de cómo era en realidad la lesión que vieron los policías de Florencio Varela.

Son apenas algunas de las ventanas que mantiene abiertas el fiscal Provisionato. En rigor, las incógnitas superan a las certezas en cualquier hipótesis.
Para echar luz sobre la reconstrucción de los hechos, en las próximas horas la fiscalía recibirá los resultados de dos estudios claves para la causa: el análisis forense de 200 muestras de sangre que levantaron en la escena del crimen y la pericia informática a computadoras y discos duros que se secuestraron en el entorno de las víctimas.
Y, en paralelo, se siguen monitoreando registros en las cámaras de seguridad que pudieran haber captado a Paloma y Josué o a sus asesinos.
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