La noche del 1° de febrero pasado, en el barrio Juan XXIII de San Miguel de Tucumán, conocido popularmente como “La Bombilla”; una discusión familiar escaló hasta un punto de no retorno. Dos hermanos, Oscar Alejandro Rosales (37) y Walter Gonzalo Rosales (34), protagonizaron un enfrentamiento en su vivienda porque su padre maltrataba a su madre. En ese contexto, el mayor de los Rosales le advirtió al menor: “Hoy, se arma”. Minutos después, lo mató de un tiro.
Todo sucedió en la vivienda de la calle Uruguay 2193 de la capital tucumana. El proyectil disparado por Oscar impactó en el hemitórax izquierdo de Walter y atravesó su cuerpo a la altura del corazón. La muerte fue casi inmediata.
Mientras el cuerpo de la víctima yacía en el suelo, el mayor de los Rosales escapó con el arma homicida en su poder. El barrio, habituado a los conflictos de esa familia, quedó en silencio tras el estruendo del disparo. Los vecinos, testigos de la tensión constante entre los hermanos, no tardaron en alertar a las autoridades.
El Ministerio Público Fiscal (MPF) tomó intervención de inmediato. La Unidad Fiscal de Homicidios II, bajo la dirección de Carlos Sale, ordenó la aprehensión del sospechoso, quien permaneció prófugo durante varios días antes de ser capturado.
En la audiencia judicial realizada este miércoles, la fiscalía imputó a Oscar Rosales por homicidio agravado por el uso de arma de fuego y solicitó su prisión preventiva por tres meses.
Las raíces del conflicto, según los vecinos
Según la investigación, la disputa que terminó con la muerte de Walter Rosales tuvo un detonante particular: la forma en la que su padre maltrataba a su madre cuando bebía alcohol.
Ambos hermanos habrían discutido repetidamente sobre este tema, sumando a la ecuación un consumo problemático de sustancias, según relataron los vecinos.
Aquella noche, la disputa escaló rápidamente. Testigos afirmaron que Oscar Rosales empuñó un arma de fuego antes de efectuar el disparo fatal. La frase “hoy, se arma”, pronunciada momentos antes del crimen, resuena ahora como una sentencia premonitoria de lo que estaba a punto de suceder.
La evidencia y el proceso judicial
El Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF) realizó un minucioso peritaje en la escena del crimen. En el domicilio se encontraron una vaina servida, un proyectil y un cuchillo tipo sierrita, todos elementos que ahora forman parte de la investigación.
El informe preliminar de autopsia reveló que la causa de muerte de Walter fue un shock hipovolémico provocado por la herida de bala. Se desangró.
La fiscal Luz Becerra, representante del MPF en la audiencia, fue contundente al sostener la acusación: “Hay testigos presenciales, familiares y vecinos que lo vieron con el arma de fuego en su mano, por lo tanto, entendemos que en esta instancia existe la convicción suficiente para sostenerlo como probable autor y responsable de la muerte de su hermano”.
El pedido de prisión preventiva fue avalado por la jueza interviniente. Entre los argumentos, la fiscalía destacó que Oscar Rosales no posee arraigo fuerte, ya que se mantuvo evadido desde la noche del crimen.
Además, pesa sobre él una condena previa de tres años de ejecución condicional, dictada el 21 de agosto de 2024, lo que refuerza la sospecha de que, en libertad, podría amedrentar a los testigos o entorpecer la investigación.
El testimonio del padre y el pedido de justicia
Durante la audiencia, el padre de ambos hermanos tomó la palabra. En medio del dolor expresó un deseo claro y contundente: “Quiero Justicia para mis hijos”.
El hombre se enfrentó a la paradoja de haber perdido a uno de sus hijos de manera irreversible y, al mismo tiempo, de ver al otro camino a enfrentar una pena de prisión perpetua, en caso de ser condenado.
Con la prisión preventiva dictada, Oscar Alejandro Rosales esperará el avance de la causa tras las rejas. La fiscalía deberá ahora presentar la acusación formal y sostener su hipótesis ante el tribunal.