
A días de que Máximo Thomsen hablara por primera vez públicamente del crimen de Fernando Báez Sosa, otro de los condenados por el crimen rompió el silencio a través de una carta escrita desde la cárcel. Se trata de Matías Benicelli, quien fue sentenciado con una pena prisión perpetua por el homicidio ocurrido el pasado 18 de enero de 2020 en Villa Gesell.
En su descargo, el cual fue divulgado a la prensa este martes por su abogado Carlos Attias, el condenado se desligó de haber causado la muerte de Fernando, aseguró que “estuvo en el lugar y momento equivocado” y pidió perdón en nombre de quienes sí lo mataron. A fines de abril, su padre, Eduardo, había dado una entrevista televisiva. “Llorando me dijo: ‘Papá, yo no lo maté’. Y le creo”, contó.
Benicelli, que fue considerado por los jueces como coautor de homicidio doblemente agravado por alevosía y en concurso premeditado de dos o más personas del estudiante de abogacía, comenzó la carta que fue dirigida al programa Alerta 247, que se emite por A24, haciendo mención a su familia y sus días en la cárcel.
“Tengo una hermana mayor que es preciosa y un hermano menor de 17 años a quienes quiero y extraño cada día, una mamá amorosa y un padre que es mi ejemplo de trabajo, de esfuerzo y de dignidad de vida. Con ellos aprendí el valor de la familia, a creer en Dios y a sostener valores que hoy, más que nunca, me sostienen en la prisión en la que estoy”, se lee al comienzo del texto que se conoció este martes.

Con respecto al crimen, señaló: “Nunca fui parte de un pelotón de fusilamiento que a patadas sesgó la vida de Fernando. Ni fui uno de los que salían a buscar peleas por Zárate con otros grupos para jactarme de esas supuestas hazañas. Estuve en el lugar y momento equivocado porque fui de vacaciones a Villa Gesell con un grupo de 9 personas”.
En el documento, Benicelli no hizo mención explícita a ninguno de sus compañeros. Sin embargo, al momento de referirse al crimen, apuntó contra el resto de los condenados de haber causado la muerte de Báez Sosa.

“Y las causas que no justifico y los actos de algunos que nunca terminé de entender, terminaron absurdamente con una vida de un adolescente de 20 años. La misma edad que yo tenía. Por eso entiendo a los jueces que me condenaron y, sobre todo, comprendo y justifico a los padres de Fernando. Porque ellos creen que todos los que estuvimos aquella noche fuimos sus asesinos”, remarcó.
En este sentido, pidió que Fernando sea recordado como un mártir y que la violencia sea erradicada. Asimismo, aseguró que él no causó su fallecimiento, pero le ofreció disculpas a la familia de la víctima.

“Me resta la esperanza de que la misericordia de Dios, nos devuelva la paz e imparta una justicia donde los hombres no alcanzan. Y que la muerte de Fernando sea recordada como la de un mártir, que ofrendó todo cuanto tenía, su vida, para que la violencia sea erradicada para siempre de todos los lugares públicos y privados donde se reúnen los jóvenes para festejar la vida y no para invocar la muerte”, aseveró Benicelli.
La carta concluye: “Pedir perdón parece una hipocresía cuando no sale directo desde del corazón. San Francisco decía, ‘es preciso amar para ser amado, perdonar, para ser perdonado’. Yo sé que no maté a Fernando, pero pido perdón de todo corazón en nombre de todos los que causaron su trágica desaparición. Mi solidaridad y mi amor está con los padres de Fernando, como está también con mi familia”.

Las pruebas que condenaron a Benicelli
Tras romper el pacto de silencio, el condenado por el homicidio en Villa Gesell busca dar vuelta la sentencia con una nueva estrategia ante la Corte Bonaerense. Lo mismo intentó Thomsen la semana pasada al dar una nota en la TV.
En el caso de Benicelli, durante el juicio algunos testigos lo identificaron en medio de la escena gritando y arengando. “A ver si seguís pegando, negro de mierda”, lo escucharon decir.
Otro de los 87 testigos que declararon en el debate dijo que lo vio golpeando a los amigos de Fernando y que lo identificó puntualmente por su cabellera: le había llamado la atención su “rodete samurái”.
Por su parte, el empleado de seguridad del boliche Le Brique que lo retiró del lugar tras los incidentes entre ambos grupos de amigos, declaró que Benicelli “estaba muy agresivo”. “Cuando yo llego a donde estaba él, uno de los chicos que se estaba peleando se cae de espalda. Yo lo levanto y veo que uno de camisa blanca (Benicelli) se da vuelta, le pega y cuando le quiere pegar a otro, lo reduzco”, detalló.
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