
Renunció por vergüenza. Sentía que un comunicador como él, con un pasado intachable, no podía seguir al frente de un programa juvenil cuando su nombre estaba ilustrando las portadas de todas las revistas de la farándula con letras catástrofe. No le importaba explicar si era responsable o no de los escándalos que se le adjudicaban. En ese momento, Silvio Soldán estaba tan apesadumbrado por el daño que había sufrido su imagen, que ni siquiera quiso enfrentar a los medios para tratar de defenderse. Simplemente, pidió una reunión con las autoridades de Canal 9. Y renunció al contrato más importante que jamás se hubiera firmado en la televisión argentina. Este 26 de marzo, el protagonista de esta historia cumple 90 años.
Corría el año 1993. Y Alejandro Romay, por entonces dueño de la emisora de Palermo, no podía dar crédito a lo que escuchaba. Y es que, después de más de dos décadas al frente del ciclo, Soldán había ido a comunicarle su decisión indeclinable de no continuar conduciendo Feliz domingo. Era la época de oro de la pantalla chica. Y ese programa en el que estudiantes de distintos colegios secundarios que participaban por un viaje a San Carlos de Bariloche, llegaba a tocar picos de 40 puntos de rating. Sin embargo, el conductor no estaba dispuesto a entrar en razones. ¿El motivo? Tras su separación de Silvia Süller, madre de su hijo Christian nacido en 1991, la vedette y él se vieron envueltos en un conflicto legal por la tenencia y manutención del menor. Y el desparpajo de la mujer, que parecía decidida a defenestrarlo públicamente, lo había puesto en medio de la escena mediática. Algo que él no pudo soportar.
Sus padres pretendían un futuro próspero para él, por lo que lo indujeron a estudiar abogacía. Él les dio el gusto. Pero la falta de recursos hizo que se viera obligado a dejar la facultad. Y de buenas a primeras comenzó a trabajar como locutor presentando orquestas de tango para poder ganarse algunos pesos. Dtesde entonces, su destino estuvo marcado. Aunque el camino no le resultó nada fácil.

“Pibe, no servís para esto”, le dijo Martha Reguera, una productora de Canal 7 a la que había convencido de que le diera la oportunidad de hacer un aviso de té. Sin embargo, perseverante como pocos, se presentó a un concurso de Radio el Mundo, por entonces bajo la dirección de Armando Discépolo, donde buscaban la pareja juvenil para el radioteatro de 1957. Y quedó seleccionado. Se le cerraron otras puertas, como cuando escribió un guion para presentarse con un dúo cómico en el Teatro Nacional y Carlos A. Petit le dijo que era “muy malo”. Pero también tuvo grandes éxitos.
De 1970 a 1979, fue el conductor de un ciclo musical llamado El Special. Se dio el gusto de incursionar en el canto, grabando temas como Vamos a soñar con el amor y Así es Buenos Aires, allá por 1971. En 1972, comenzó a conducir Grandes valores del tango, programa dedicado a la música ciudadana que lideró hasta 1992. Fue el creador de Matinata, un programa de radio de gran repercusión entre 1975 y 1976. Y en 1970 debutó con Feliz domingo para la juventud, primero secundando a Orlando Marconi y luego convirtiéndose en la cara indiscutida del formato. En las distintas etapas, donde también se llamó Domingos estudiantiles y Domingos para la juventud, estuvo acompañado por Leonardo Simons, Carlos Iglesias, Jorge Rossi, Marcelo Dos Santos y Jorge Formento. Y así se consagró como un verdadero número uno.
Fue en esa época, cuando los contratos en televisión solían renovarse cada tres meses, que Romay le hizo firmar uno por el lapso de 10 años. El Zar de la televisión, como se le decía a don Alejandro, quería asegurarse a una de sus figuras más importantes de su canal. Y batió un verdadero récord con su propuesta. Nada podía hacerle imaginar que, por una ruptura amorosa, Soldán terminaría dejando su trabajo. Pero eran otros tiempos. Y Silvio no pudo soportar lo que, para él, era un escarnio público. Así que hizo todo lo que estuvo a su alcance para bajar el perfil, aún a costa de sus propios ingresos.

Claro que, para entonces, el conductor no sabía que el futuro le depararía situaciones mucho peores aún. Como en 2001 cuando, después de haber retomado su carrera, tuvo que dejar la conducción de los sorteos de Telekino al terminar salpicado por la causa por ejercicio ilegal de la medicina seguido de muerte por el que la Justicia condenó a su pareja de entonces, Giselle Rímolo, a 9 años de prisión. Por esta investigación, en la que se lo acusó de haber promocionado a la mujer en sus programas de radio, el conductor llegó a pasar 61 días detenido en 2003, aunque en 2008 fue sobreseído.
Pese a todo, el público nunca le soltó la mano a Soldán. En 2005, volvió al canal donde había forjado su carrera formar parte de una nueva etapa de Feliz domingo junto a Carla Conte y David Kavlin. En 2008 condujo Aguante Tango por Canal 26. En 2012 hizo una participación en la comedia Graduados, en Telefe. También ese año, realizó un reemplazo en el reality Volver a Cantar y ,entre 2010 y 2012 y 2014 y 2016, estuvo al frente de Volver pregunta, ambos por Volver. Y en 2022 hizo una participación especial en El hotel de los famosos, por ElTrece.
Ya no tiene los “44 años” que aseguraba tener a lo largo de varias décadas. Hoy reconoce que lleva vividas nueve décadas. Pero asegura que no piensa jubilarse. Muy por el contrario, hace pocos meses sorprendió a grandes y a chicos al animarse a incursionar en el streaming con un ciclo de 8 especiales llamado Feliz lunes, en el canal de Youtube Berretín, con lo que se convirtió en el conductor más longevo del mundo en esta plataforma. Y, actualmente, sigue activo animando eventos y festivales de tango, mientras se prepara para hacer la película sobre su vida, que seguramente dará mucho que hablar.
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