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El servicio se interrumpió tras
El servicio se interrumpió tras descarrilamientos en Olavarría y un análisis que determinó la falta de seguridad en las vías

La suspensión indefinida del servicio de trenes de pasajeros entre Buenos Aires y Bahía Blanca afecta desde 2023 a los habitantes de la provincia de Buenos Aires y el sur argentino. El corte del recorrido por parte de Trenes Argentinos responde a razones de seguridad operacional, tras una serie de descarrilamientos en la región de Olavarría sobre vías administradas por Ferro Expreso Pampeano (FEPSA).

Una formación de Trenes Argentinos partió rumbo al sur durante la jornada del 21 de marzo de 2023 -durante la anterior gestión- y jamás completó su trayecto como se esperaba: la locomotora, un furgón y dos coches pullman descarrilaron cerca de Olavarría.

En el tren viajaban 247 pasajeros y 19 tripulantes, de acuerdo a los informes oficiales. Ese incidente, según el medio de Bahía Blanca La Nueva, no produjo heridos, pero terminó por sellar la suerte del servicio.

El sindicato ferroviario denuncia la
El sindicato ferroviario denuncia la falta de voluntad política y la prioridad de la carga sobre el transporte de pasajeros (Adrían Escandar)

Un año antes, en marzo de 2022, otro episodio similar encendió las alertas sobre la seguridad de la traza ferroviaria. En esa ocasión, el tren proveniente de Buenos Aires descarriló a la altura de la estación Pourtalé, también en Olavarría, con un saldo de una veintena de heridos, agregó el medio bahiense.

Tras estos hechos, la Justicia dispuso la necesidad de una doble intervención: tanto el Estado como la concesionaria Ferro Expreso Pampeano deberían adecuar la infraestructura ferroviaria y las condiciones de seguridad para permitir la reanudación del servicio.

Según reportó Trenes Argentinos, después de ambos accidentes, especialistas de la empresa de cargas analizaron el estado de la vía y concluyeron que no podían garantizar las condiciones mínimas para la circulación segura de trenes con pasajeros.

La adecuación de las vías excede las posibilidades del operador público y solo será considerada su reanudación si la concesionaria FEPSA autoriza nuevamente el paso de formaciones de pasajeros. Hasta el momento, ni la inversión ni los trabajos se han materializado.

En declaraciones a la radio bahiense LU2, el secretario general de la Unión Ferroviaria, Gustavo Ruiz Díaz, describió el perjuicio para la comunidad, ya que este tren “era un servicio muy importante para la ciudad”.

“Cierre definitivo es una forma de decir, ya que hay trabajadores. El gobierno nacional te hace creer que reduce el personal, pero gente de mecánica y de infraestructura está dentro de la estación, trabajando, y tienen que ir a marcar como si fueran a trabajar todos los días sin un servicio, porque no lo van a restituir”, sentenció.

El sindicato también cuestionó los extensos tiempos de viaje que llegaron a oscilar entre 19 y 22 horas en el último trayecto, muy lejos del horizonte ideal de entre 8 y 10 horas. “Es una cosa de locos tener un servicio bueno para la gente”, remarcó Ruiz Díaz.

El cierre del ramal impacta
El cierre del ramal impacta negativamente en pequeñas localidades del sur bonaerense, que dependían del tren para su comunicación (Adrían Escandar)

La estación Bahía Blanca Sud, ubicada en la avenida Cerri al 700, vivió un cierre simbólico cuando, tras el retiro de José González como jefe, la empresa estatal Ferrocarriles Argentinos SE decidió no designar un reemplazante.

Con la suspensión del tren que unía la ciudad del sur bonaerense con Plaza Constitución, La Nueva advirtió que la reactivación parece improbable mientras persistan los problemas en la vía y la falta de voluntad para financiar mejoras. El ramal suma casi 700 kilómetros y la inversión requerida es millonaria, sin señales de resolución por parte de las autoridades ni de los concesionarios.

El impacto social y económico de la interrupción del servicio se agrava para las pequeñas localidades de la provincia y el sudoeste bonaerense, muchas de las cuales dependían exclusivamente del tren para su comunicación. “Han desaparecido pueblos enteros porque el tren era lo único que llegaba hasta el lugar. Es una realidad muy difícil de cambiar cuando no hay un servicio de transporte”, aseveró.

La distribución y prioridad de los usos del ferrocarril es otro tema central en la discusión. Las vías pertenecen mayoritariamente a empresas privadas cuyos intereses se centran en la carga y no en el traslado de pasajeros.

Ruiz Díaz detalló: “Son ellos los que tienen a cargo la vía y el mantenimiento, y no tienen ningún problema en seguir trabajando así. No creo que esas empresas quieran invertir para que pueda llegar a pasar el tren de pasajeros, cuando en realidad el negocio de ellos es la carga”.