La vida del líder judío Rebe de Lubavitch: la influencia mundial de sus enseñanzas y su tumba como sitio de peregrinación

Hoy se cumplen 123 años del nacimiento del rabino que hizo crecer desde Nueva York a todo el mundo la comunidad Jabad. El testimonio de Tzvi Grunblatt, su representante en Argentina

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A 123 años del nacimiento del líder judío

Cuando tenía apenas 9 años Menachem Mendel Schneerson nado en el Mar Negro y salvó la vida de un niño que había caído desde la cubierta de un barco anclado. Ese sentimiento de “otras vidas en peligro” parece haber dominado su conciencia desde entonces. Desde la infancia mostró una prodigiosa agudeza mental. Muchos años después ese niño se convertiría en el Rebe de Lubavitch, el líder judío de la comunidad Jabad que tiene presencia en casi todo el mundo incluido la Argentina.

Para repasar su historia y su legado, Infobae habló con el rabino Tzvi Grunblatt, cabeza de la comunidad Jabad en Argentina.

La infancia del Rebe

Menachem había nacido en Nikolayev, Ucrania, el 9 de abril de 1902, en una familia jasídica profundamente erudita. Su padre, Rabí Levi Itzjak Schneerson, era el rabino principal de Yekaterinoslav (hoy Dnipro), conocido por su sabiduría talmúdica, su dominio de la cábala y su resistencia tenaz al régimen comunista soviético. Su madre, Jana, tenía un carácter fuerte y una devoción silenciosa que marcaría a fuego la infancia de sus tres hijos.

Desde pequeño, el Rebe mostró una inteligencia inusual. Según recuerda el sitio oficial de Jabad, ya de niño estudiaba con un rigor sorprendente, sin distraerse ni con juegos ni con cuentos. Leía durante horas y anotaba con precisión. A los 16 años, su padre escribió: “Nuestro hijo tiene una memoria extraordinaria. No se contenta con lo que lee. Estudia hasta dominar el concepto y, luego, lo mejora”.

El Rebe de Lubavitch murió
El Rebe de Lubavitch murió el 12 de junio de 1994

En 1928, el joven Menachem Mendel se casó con Jaya Mushka, hija del sexto Rebe de Lubavitch, Yosef Itzjak Schneersohn. Fue más que un matrimonio: fue una transmisión de destino. A partir de entonces, acompañó a su suegro en distintas etapas, hasta instalarse con él en Europa occidental, donde vivieron los años de mayor agitación política del siglo XX.

La amenaza del nazismo

Durante la década del treinta, mientras crecía la amenaza nazi, el joven rabino alternaba entre los textos sagrados y el mundo moderno. En 1941, cuando los nazis ya habían tomado París, la pareja logró escapar gracias a gestiones urgentes desde América. Partieron desde Lisboa hacia Nueva York. El viejo mundo quedaba atrás.

La Segunda Guerra Mundial cambió todo. La invasión nazi convirtió a los judíos europeos en fantasmas perseguidos. Schneerson y su esposa escaparon de Francia en 1941, embarcando en Lisboa rumbo a Estados Unidos. Atrás quedaban las universidades, los libros en yidis y francés, los cafés, los amigos, los días con futuro.

“Empezó su trabajo para mantener las tradiciones judías en la década del 50. Era un momento muy difícil después del holocausto, quedaba poco espacio para este tipo de ceremonias y enseñanzas -cuenta Grunblatt en diálogo con Infobae-. Pero el Rebe confiaba en el ser humano y en lograr lo mejor de cada uno de ellos”.

El Rebe escapó de la
El Rebe escapó de la persecución nazi y se radicó en Nueva York

El propio Yosef Yitzchak lo puso a dirigir la editorial Kehot, y más tarde le confió la supervisión de la red de escuelas del movimiento Jabad. Era el inicio de una revolución aún no anunciada. El 10 de Shevat de 1950, murió el sexto Rebe de Lubavitch. Durante un año entero, Schneerson rehusó tomar el liderazgo del movimiento. Decía que no era digno. Que no era el elegido.

El crecimiento de Jabad

Pero el 17 de enero de 1951, ante miles de jasidim reunidos en el 770 Eastern Parkway, en Brooklyn, aceptó públicamente el mando espiritual. No lo hizo con un discurso grandilocuente. Lo hizo como siempre: con calma, con textos, con una mirada que traspasaba las palabras. “Su objetivo era guiar a partir del amor”, explica el líder de Jabad en Argentina.Y así lo hizo.

Ese fue el inicio del séptimo Rebe de Lubavitch, el hombre que no saldría jamás de Nueva York, pero cuyo pensamiento, decisiones y cartas llegarían a más de 100 países. Desde su oficina, estableció una red global de emisarios, conocidos como shlujim, que transformarían la forma en que el judaísmo se vivía en la diáspora. Cada pareja enviada por el Rebe tenía una única misión: establecer una comunidad, sin importar cuán alejado, irrelevante o laico fuera el lugar.

El rabino Tzvi Grunblatt, representante
El rabino Tzvi Grunblatt, representante en Argentina de la comunidad judía Jabad

“El Rebe de Lubavitch fue el líder que levantó al pueblo judío y mostró que este espíritu indomitable que tienen los judíos de hace 3000 años que lograron sobrevivir a lo que fue la Inquisición, las cruzadas, las persecuciones, las destrucciones de dos templos. Ese espíritu indomitable está íntegro”, resalta Grunblatt.

El día de su nacimiento se conmemora como el Día Nacional de la Educación en Estados Unidos por disposición de Jimmy Carter en 1972, y sus preceptos se aplican en las escuelas públicas: en las aulas, antes de empezar el día, hay un minuto para pensar en valores humanos positivos. “Es una forma de poder entablar otro tipo de relación con lo espiritual que no sólo interese el dinero, por ejemplo”, afirma Grunblatt.

“En 1978 se formó la primera comunidad Jabad en Argentina. Y hoy tenemos 170 sedes con más de 50 centros educativos. Además, somos la única que tiene un espacio para proteger a niños que hayan sido abandonados o abusados”, explica Grunblatt.

“La clave del Rebe es esa fe en el hombre. Pero Dios quiere que nosotros transformemos al mundo, no que Él venga y me lo regale -explica Grunblatt-. Puso el énfasis en el valor del esfuerzo de cada individuo, de cada uno. Ese sería el secreto del Rebe”.

Una reunión de rabinos de
Una reunión de rabinos de Jabad en Brooklyn, Nueva York (REUTERS/David Dee Delgado)

Otro punto que remarca Grunblatt es el pensamiento concreto del Rebe. “Él decía que las ideas tienen que ir acompañadas de conductas concretas. Cuando vos enseñás a un chico que ponga una moneda en la alcancía, le estás transmitiendo el concepto de pensar en el otro”.

En ese mismo sentido, Grunblatt asegura que el mensaje del Rebe es muy actual. “Entendía la importancia de los medios para transmitir el bien e inspirar a la gente. Los medios pueden ser usados para que una ama de casa, un señor, un niño traten de ser mejor y cambien su micro mundo. Y así vamos a llegar al cambiar el macro mundo”, sostiene el rabino de Jabad Argentina.

Alberto Lacalle Pou, ex presidente uruguayo de 1990 a 1995, tuvo contacto directo con el líder espiritual. “Lo que más me impresionó y lo que más recuerdo es el color de sus ojos y lo penetrante de su mirada que parecía mirar al interior de su interlocutor. Ligeramente encorvado inclinó la cabeza y tuvo para mí palabras muy amables que por cierto conservo en mi memoria”, cuenta el dirigente en un texto publicado en el sitio de Internet de Jabad.

La tumba del Rebe de
La tumba del Rebe de Lutbavitch en Nueva York

La tumba de El Rebe

El Rebe murió el 12 de junio de 1994 y su tumba en el cementerio judío de Queens, cercano al aeropuerto JFK de Nueva York, es lugar de peregrinación. Hasta allí, llegó el presidente Javier Milei luego del triunfo en las elecciones del 2023 y antes de asumir su mandato el 10 de diciembre de ese año.

El Ohel es el lugar de reposo del Rebe. Allí yace junto a su suegro, el sexto Lubavitcher Rebe, Rabí Iosef Itzjak Schneersohn. El término Ohel (carpa) se refiere a la estructura construida encima del lugar de reposo de un tzadík, una persona justa y piadosa.

Durante su vida, el Rebe fue receptivo a las necesidades de cada individuo, independientemente de su formación, educación, o grado de relación con la religión. Esto continúa hoy, cuando miles de individuos de todos los estratos de la vida acuden al Ohel para solicitar que el Rebe interceda por ellos en las Alturas Celestiales, y para recibir inspiración, vitalidad y orientación.