Nicolás Ekmekdjian, del catering La Estaca, en La Escalada: el joven que convirtió su pasión por el asado en un negocio

El nombre de Nicolás Ekmekdjian es sinónimo de fuego, brasas y gastronomía de excelencia. Dueño de La Estaca, un reconocido servicio de catering especializado en asados, su historia es un claro ejemplo de cómo la pasión y la perseverancia pueden transformar un hobby en una carrera profesional exitosa. Desde cocinar en su casa para amigos hasta encargarse del catering de grandes personalidades como Roger Federer, Alejandro Sanz y Ricky Montaner, su trayectoria está marcada por la dedicación y el amor por la cocina.

A pesar de haber estudiado abogacía y obtener su título, Nicolás nunca ejerció la profesión. Su verdadera vocación siempre estuvo ligada a la cocina, en especial al arte de hacer asados. Desde muy chico, disfrutaba prender el fuego, reunirse con amigos y agasajar a sus invitados. “Para mí, hacer un asado es un placer. Siempre me encantó cocinar, pero nunca imaginé que podría convertirlo en mi medio de vida”, cuenta en diálogo con La Escalada de Infobae.

Lo que comenzó como un hobby pronto se transformó en una idea de negocio. Confiando en su instinto y en su habilidad para preparar carnes a la parrilla, Ekmekdjian decidió apostar por su pasión y comenzar a cocinar profesionalmente.

A los 23 años, su vida dio un giro inesperado cuando viajó a Estados Unidos y tuvo la oportunidad de trabajar en un exclusivo hotel boutique en South Beach, Miami. Lo que parecía una experiencia más en su carrera gastronómica se convirtió en el punto de inflexión que definiría su futuro.

“Allí me tocó hacer un asado para Alejandro Sanz. Fue una casualidad total, pero una de esas casualidades que te cambian la vida -recuerda con entusiasmo-. No lo podía creer. Terminé de cocinar y lo primero que hice fue llamar a mi vieja para contarle”.

Este evento no solo le dio la confianza de que podía dedicarse a la cocina de manera profesional y también le abrió las puertas a nuevos clientes y oportunidades.

Con el tiempo, La Estaca se convirtió en un referente del catering para eventos de alta gama. Entre sus clientes se encuentran figuras de renombre internacional. “Hicimos un evento para Roger Federer cuando estuvo en Argentina y fue espectacular. Servirle comida a un deportista de su nivel es algo que no se olvida”, cuenta Nicolás.

Otro evento destacado fue la fiesta de 15 años de la hija del futbolista Nicolás Otamendi. “Una familia divina, nos trataron con mucho cariño y respeto”, recuerda.

Entre los eventos más importantes en los que participó, también destaca el casamiento de Ricky Montaner y Stefi Roitman. “Fue una boda impresionante, con una organización impecable. Fue un honor formar parte de un día tan especial para ellos”.

También ha preparado el catering para shows privados de los icónicos cantautores Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat, además de haber participado en un evento internacional de gran relevancia como el G-20, donde su equipo estuvo a cargo de una parte fundamental de la gastronomía servida a líderes mundiales.

Antes de consolidarse como un referente en el mundo del catering, Ekmekdjian tuvo que atravesar un sinfín de desafíos. “Al principio cocinábamos en la casa de mi vieja. Luego pasamos al garaje de un tío. Y en una ocasión, para un evento empresarial, tuvimos que cocinar 600 kilos de pollo en un terreno baldío porque el lugar no tenía parrillas”, relata entre risas.

La solución fue improvisar. “Pusimos cuatro parrillas en un descampado y desde las 20 hasta las 3 estuvimos cocinando con Mario, un compañero de trabajo. A la madrugada pasó el camión de basura y nos preguntaron ‘¿qué están cocinando acá? Se siente olor a pollo a tres kilómetros’. Eran locuras que hacíamos con tal de cumplir con nuestro trabajo y seguir creciendo”.

El trabajo en La Estaca requiere habilidad en la cocina y una organización impecable. “Son muchas horas de esfuerzo, mucha presión y atención a los detalles”, explica Nicolás. “Cuando se trata de un casamiento o un evento importante, no hay margen de error. Es la noche de sus vidas y todo tiene que salir perfecto”.

Cada evento implica meses de preparación. “Hay que coordinar el menú, los ingredientes, los tiempos de cocción, la logística del equipo y, sobre todo, asegurarse de que cada plato se sirva a la temperatura correcta”, explica el asador.

El desafío más grande es que todo sucede en un periodo corto de tiempo. “Son tres o cuatro horas donde todo tiene que funcionar a la perfección. No puede haber fallas: la comida debe salir caliente, la bebida fría, y la atención tiene que ser impecable”.

A pesar del éxito y el reconocimiento, Nicolás mantiene la misma pasión con la que comenzó. “Me sigue emocionando prender el fuego y preparar un buen asado. Disfruto cada evento como si fuera el primero, porque amo lo que hago”. Nicolás Ekmekdjian demuestra que, cuando se sigue una pasión con determinación, no hay límites para el éxito.