El influencer gastronómico más temido por los restaurantes porteños: “No acepto canjes, cuento experiencias genuinas”

Lisandro Schamberger se propuso recorrer los 48 barrios de la Ciudad de Buenos Aires en busca de los mejores bodegones. Paga la cuenta como cualquier cliente y eso le permite hacer reels contando también lo malo de cada lugar

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Reseña de un bodegón de La Boca: "Armate de paciencia porque el lugar está a full y no mucha gente atendiendo. Se come bien, y el pastel de papa que salió de muy buen tamaño. o malo? El baño. Si te podes aguantar hasta tu casa, mejor"

En una era donde las redes sociales están repletas de influencers gastronómicos que muestran platos perfectos en restaurantes de moda, Lisandro Schamberger, creador de la cuenta de Instagram @comentino, logró destacarse por un enfoque radicalmente distinto: recorrer bodegones porteños sin aceptar canjes ni invitaciones, mostrando una experiencia real y sin filtros.

A sus 28 años, Lisandro vive en la Ciudad de Buenos Aires, adonde llegó en 2016 desde Olavarría para estudiar Relaciones Internacionales y Derecho, carreras en las que se graduó. Aunque trabaja en un banco en el área que combate el lavado de dinero, su verdadera pasión está en otro mundo: la gastronomía.

“Siempre me gustó salir a comer y con mi novia íbamos mucho a distintos restaurantes. En un momento decidí abrir una cuenta en Instagram y subir fotos y videos de nuestras salidas. Vi que el formato de reels tenía buen alcance y ahí me picó el bichito de ver hasta dónde podía llegar”, cuenta Lisandro.

Desde sus redes sociales @comentino,
Desde sus redes sociales @comentino, el influencer gastronómico Lisandro Schamberger se propuso recorrer los 48 barrios de la Ciudad de Buenos Aires en busca de los mejores bodegones

Hoy, entre sus cuentas de Instagram y Tik Tok suma 365.000 seguidores. “TikTok es una plataforma con un público muy activo. Ahí los videos se viralizan más rápido que en Instagram y generan muchas más interacciones”, asegura.

En los primeros meses, la dinámica de su contenido era similar a la de muchos otros foodies: compartir experiencias en restaurantes que lo invitaban a comer. Sin embargo, con el tiempo, Lisandro empezó a notar que su contenido se volvía repetitivo y que las reseñas de los influencers en general tenían una tendencia clara: eran siempre positivas.

“Los restaurantes no te dicen explícitamente que pongas cosas lindas, pero uno siente el compromiso. Si te invitan a comer, es raro que después hagas una crítica negativa”, explica.

Reseña de un bodegón en Flores: Los imperdibles para mi son las empanadas de carne cortada a cuchillo y todo lo que sea carne a la parrilla. "Nos hablaron bien de la entraña, pero el bife de chorizo no se quedó atrás. Otro destacado son las milangas, enormes y de buen grosor. El flan bien, pero chiquito en comparación a la cantidad de dulce y crema. Prefiero cuando sale más balanceado"

Ese fue el punto de inflexión para el proyecto que hoy lo define. “Me sentía estancado, estaba haciendo lo mismo que todos. Si un restaurante invitaba a influencers, todos terminaban subiendo un video similar. Ahí me di cuenta de que tenía que hacer algo distinto, algo que realmente aportara valor”, dice.

Decidió entonces dejar los canjes de lado y crear una serie dedicada a explorar los bodegones de Buenos Aires, esos restaurantes tradicionales, con platos abundantes y precios accesibles, que muchas veces pasan inadvertidos en los circuitos gastronómicos más populares.

El objetivo de su proyecto es claro: visitar un bodegón en cada uno de los 48 barrios porteños. Para organizarse, decide visitar los locales en orden alfabético, asegurándose de cubrir toda la ciudad sin priorizar las zonas más céntricas o turísticas.

Sube un video nuevo cada domingo, compartiendo la experiencia completa: desde el ambiente del lugar hasta la calidad de la comida y la cuenta final.

Lisandro no acepta canjes de
Lisandro no acepta canjes de los bodegones para poder hacer reseñas más auténticas y genuinas: “La gente confía en lo que digo porque sabe que pago la cuenta como cualquier cliente"

“No aceptar canjes me permite mostrar la realidad de una salida a comer. Cuánto gasté, qué pedí y si realmente valió la pena el precio”, explica. Además, destaca la importancia de reflejar situaciones cotidianas: “Si alguien va a un bodegón con su pareja, probablemente pida uno o dos platos, no cinco. Muchas veces, cuando los influencers van invitados, les sirven de todo, y eso no refleja la experiencia real de un cliente común”.

El factor económico también juega un papel clave en la elección de los bodegones. “Con la situación económica en Argentina, la gente busca lugares donde se coma bien y barato. En muchos bodegones, pagando en efectivo te hacen descuentos del 10% al 20%, e incluso hay lugares con promociones del 40% en ciertos días”, detalla Lisandro. Y eso también está en sus reseñas.

Hasta el momento, Lisandro lleva visitados 20 bodegones y, aunque su intención es hacer un recorrido equitativo, reconoce que hay barrios con más opciones que otros. “En zonas como Boedo o Chacarita hay muchísimos bodegones, entonces la elección se complica. Ahí me guío por las reseñas de Google, mirando cuáles tienen mejor puntuación y más valoraciones”.

Reseña de un bodegón de La Paternal: "La comida cumplió y estuvo bien. Las ranas no las volvería a pedir no por cómo las hicieron sino porque ya de por sí tiene carne escasa. Por otro lado el matambrito y el abadejo, impecables.Los postres quizás lo más flojo"

En cuanto a las experiencias, hubo sorpresas tanto positivas como negativas. “Lo que más me sorprendió es que los precios en los bodegones se han mantenido bastante accesibles y que muchos están llenos. Me ha pasado de ir a filmar y no poder entrar por la cantidad de gente, o de hacer fila por más de una hora”, comenta.

Por otro lado, también tuvo decepciones. “Fui a un bodegón en Barracas, muy histórico, pero sentí que se aprovechan de su fama. Los precios eran altísimos, la calidad de la comida no estaba a la altura y la atención dejaba mucho que desear. Es un problema cuando un restaurante vive más de su historia que de su servicio”, señala sin mencionar el nombre del local.

Consultado acerca de la respuesta del público, Lisandro contó que fue abrumadora. “Desde que empecé con los bodegones, la cuenta creció muchísimo. Cada domingo, cuando subo un nuevo video, hay gente que ya estaba esperando ese barrio en particular. Muchos me escriben contando que fueron a los lugares que recomendé y qué platos probaron”, relata.

En cada video, Lisandro suma un detalle especial: un fragmento de tango relacionado con el barrio que visita. “Es una forma de darle un toque de identidad a cada lugar y de reforzar la conexión con la historia de la ciudad”, señala.

Lisandro publica contenidos nuevos todos
Lisandro publica contenidos nuevos todos los domingos. La visita a los barrios porteños la realiza por orden alfabético. Ya lleva recorridos unos 20

Lo que empezó como una simple cuenta de Instagram terminó convirtiéndose en un proyecto con posibilidades económicas. Aunque Lisandro sigue trabajando en el banco, logró monetizar su contenido a través de marcas interesadas en su serie. “Algunas marcas me han contactado para hacer menciones en los videos, lo que ayuda a financiar el proyecto sin afectar la autenticidad de las reseñas”, explica.

Sin embargo, su prioridad sigue siendo la independencia. “No quiero perder la sinceridad de lo que hago. Prefiero que las marcas me apoyen en el concepto general de la serie, pero sin interferir en mis opiniones sobre los restaurantes”, aclara.

Con 28 semanas más por delante para completar los 48 barrios, Lisandro ya empieza a pensar en los próximos pasos. “Me gustaría expandir el concepto a otras ciudades. Podría hacer un recorrido por los bodegones del conurbano bonaerense o incluso viajar por el país, visitando un restaurante típico en cada provincia”, dice.

Una vez que termine de
Una vez que termine de recorrer los 48 barrios porteños, a Lisandro le gustaría ampliar ese mismo concepto a otras provincias y recorrer todo el país

El desafío principal, en ese caso, sería el costo. “Viajar implica pasajes, hospedaje, comidas… sería complicado sin apoyo financiero. Pero si consigo los sponsors adecuados, sería un sueño hacerlo”, comenta.

Por ahora, el plan es seguir recorriendo la Ciudad, un bodegón a la vez, con el mismo compromiso de siempre: contar la verdad sin compromisos. “La gente confía en lo que digo porque sabe que pago la cuenta como cualquier cliente. Y eso, en un mundo lleno de reseñas compradas, hace toda la diferencia”, concluye.