Una mujer que no se pudo hacer una ecografía intentó destrozar la recepción de un centro médico

La joven no pudo demostrar que había pagado el estudio y se le negó la práctica. En respuesta, revoleó objetos y atacó al personal del lugar. La busca la Policía

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La desmesurada reacción de una paciente en un centro médico (TN)

Una tarde de furia se vivió ayer, miércoles, en el Centro Médico del Sol, ubicado en Pacheco, cuando una mujer que fue a realizarse una ecografía reaccionó de una manera inusitada al no existir registros del pago de la práctica e intentó destrozar el lugar.

La joven, a quien se le abrió una causa en la UFI General de Pacheco por daños, fue identificada como Tamara y es intensamente buscada por la policía, según confirmaron fuentes policiales a Infobae.

Su reconocimiento se logró a partir del análisis de las cámaras de seguridad del centro, las cuales grabaron la secuencia completa que comenzó cuando la sospechosa reclamó en el mostrador de atención al público que había abonado el estudio.

La mujer lanzó una planta
La mujer lanzó una planta contra uno de los cristales del centro médico

Las recepcionistas no pudieron corroborar el pago a través de los registros del lugar, y ella no presentó ningún comprobante al respecto. Ante la negativa para que pueda realizarse el estudio médico, la mujer estalló de furia, digno del film Relatos salvajes.

Primero tomó una maceta, con un potus incluido, y lo revoleó contra uno de los vidrios, luego pateó los cristales y, por si fuera menor el daño, también tomó un revistero de plástico y lo lanzó contra la recepción, sin impactar por suerte contra ninguno de los empleados.

La mujer patea el vidrio
La mujer patea el vidrio de la recepción (TN)

Durante la violenta secuencia, que fue tomada por varias cámaras del lugar, se observa como la joven encara con ademanes a las recepcionistas del lugar, señalándolas con furia, antes de retirarse del establecimiento.

Por si fuera poco, la mujer volvió sobre sus pasos y con un portamaceta de madera comenzó a golpear con fuerza la parte externa del vidrio, sin medir las consecuencias de su brutal acto. Afortunadamente, los vidrios resistieron el violento embate y solo estuvieron astillados.

El testimonio del director del lugar

“Fue desmedida la reacción, la gente se puede quejar, la institución médica está muy vapuleada. Siempre hay una salida para estas cosas”, dijo el doctor José Eduardo Saul, director del Centro Médico del Sol a TN.

El directivo comentó que la mujer -a la cual no se denunció ante las autoridades policiales- vino a hacerse un estudio, había reservado el turno, (“eso sí figuraba”) y les dijo a los recepcionistas “creo que lo aboné”. “Eso fue el 27 de enero, cuando uno abona se le da un comprobante de pago, pero la paciente dijo que no lo tenía y repitió que le parecía que lo había pagado”, sostuvo el directivo.

Al chequear los registros no figuraba el pago, tampoco aparecía en los movimientos de caja ni en los registros de facturación a través de los sistemas informáticos. “No estaba ingresado el dinero, puede decir cualquier cosa”, agregó Saul.

El director de la clínica, aclaró que la paciente “era la primera vez que se atendía en el lugar” por lo cual no tenía antecedentes para dejarla someterse al estudio sin el pago correspondiente y que luego lo abone. “Y, si no lo pagó, un estudio más, un estudio menos, el centro se hace cargo, no existe problema alguno, todo se puede dialogar”, argumentó.

La inusitada violencia de la
La inusitada violencia de la mujer, arrojando objetos de todo tipo contra los empleados

Lo que menos se esperaban los presentes durante la tarde de ayer era la desmesurada reacción de la mujer. “La gente se iba para atrás y, por suerte, nadie se metió, en medio de los gritos y amenazas”, que le propinó al personal administrativo del lugar.

“Ella se va y vuelve para repetir el ataque, porque seguramente quería romper los vidrios, volvió y tomó un portamaceta de madera y, del lado de afuera de la clínica, empezó a golpear con el objeto los cristales, sin éxito”, agregó el responsable de la clínica, quien está hace 27 años al frente de la institución.

Los vidrios son del tipo blindex y tiene un microperforado que, por suerte, no se rompió”, sumó el entrevistado. Y agregó: “No me interesa escrachar a una persona con nombre, apellido, teléfono, dirección, ya está, ya fue, solo me interesa mostrar que esto no puede ocurrir, siempre puede existir una frustración, pero no tener una reacción así desmedida, no puede ponerse así a romper, es una locura”.

Y comentó con cierta risa nerviosa: “Los profesionales que estaban en el primer piso no recibían pacientes durante esa tarde y les llamó la atención. Y fue porque ellos estaban todos amontonados en un rincón sin poderse recepcionar”, ante la violencia vivida en el lugar.

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