Luciano y Franco Aparicio -el argentino y su hijo de nacionalidad chilena que murieron en el choque aéreo de Washington- tenían una estrecha relación basada en la unión y compañerismo. Iban juntos para todos lados, se apoyaban en sus mayores desafíos y compartían muchos momentos. Incluyendo el último viaje de sus vidas: el vuelo desde Kansas a la capital estadounidense, en el que ambos regresaban de una competencia de patinaje artístico sin esperar la tragedia que finalmente ocurrió.
Había sido un viaje de pocos días a la ciudad de Wichita, donde el menor de 13 años, un patinador aficionado, representó en la categoría intermedia al Washington Figure Skating, el club en el que desarrollaba la actividad.
Luciano solía acompañar a Franco a las exposiciones que hacía fuera de la ciudad. La última vez había sido en noviembre, cuando viajó a Boston y quedó clasificado para el equipo que competiría esta temporada.
Como cada vez que viajaban, la esposa del argentino los esperaba en el aeropuerto local. Esta vez no fue la excepción: la mujer, también argentina, aguardaba la llegada de su marido y su hijo en Washington DC sin esperarse que no llegarían. La noticia la conoció cuando se supo que la aeronave en la que viajaban había tenido un accidente.
No llegaron ni ellos ni el resto de los compañeros de Franco, que también viajaban en el vuelo 5342 que chocó con un helicóptero del ejército durante el aterrizaje en el Aeropuerto Nacional Ronald Reagan.
En este sentido, desde el Washington Figure Skating Club (WFSC) y el Skating Club of Northern Virginia (SCNV) -los dos clubes cuyos patinadores viajaban a bordo- emitieron un comunicado en el que expresaron sus condolencias por el hecho.
“Lamentamos profundamente el trágico accidente aéreo ocurrido sobre el río Potomac la noche del miércoles. Este incidente ha impactado gravemente a nuestra comunidad de patinaje, extendiendo sus consecuencias a Boston y al resto del país”, señalaron.
Y agregaron: “Expresamos nuestro dolor y solidaridad con las familias, amigos y seres queridos de las víctimas. Recordamos y honramos la pasión por el deporte, las amistades y la alegría que las víctimas aportaron a nuestra comunidad de patinaje. Su ausencia causa una profunda pérdida”.
Asimismo, expresaron su compromiso para acompañar a las familias víctimas de este episodio y también aseguraron que, en cuanto todos los fallecidos sean reconocidos oficialmente, compartirán la lista.
Quién era Luciano Aparicio, el argentino que murió en el vuelo
Según supo Infobae, el hombre era oriundo de Buenos Aires y estaba radicado desde hace varios años en la capital norteamericana, a donde se había mudado con su familia por trabajo.
Era contador, pero se había especializado en el rubro energético, por lo que actualmente ocupaba el rol de vicepresidente de una importante compañía multinacional que se dedica a la generación y distribución de energía eléctrica.
Su llegada a Estados Unidos fue consecuencia de la extensa trayectoria que realizó en el último tiempo: egresado de la Universidad de Buenos Aires y del colegio porteño Carlos Pellegrini, Aparicio inició su carrera manejando la contabilidad de grandes empresas y luego se hizo cargo de equipos en el exterior.
El camino profesional lo llevó a instalarse un tiempo en Chile, donde formó su familia y fue padre por primera vez del niño que estaba junto a él en el avión accidentado y quien también perdió la vida.
Por motivos laborales, todos se habían mudado a Estados Unidos y, desde allí, Luciano trabajaba para que el menor consiguiera pronto la nacionalidad argentina.
A nivel laboral, en el último tiempo Aparicio dirigió desinversiones y asociaciones globales de su empresa. Además, adquirió varios proyectos de desarrollo de energía solar y almacenamiento de baterías en California, así como una oficina de desarrollo eólico. Luciano también vendió una participación significativa en Southland, un proyecto de energía renovable.