Después de varios intentos frustrados, finalmente 41 monos del bioterio del Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (CEMIC) partieron este miércoles en un avión rumbo a su nuevo hogar: Sudáfrica. Junto a otros 16 ejemplares -que por ahora no encuentran destino- estaban encerrados en jaulas en el tercer subsuelo del edificio que la institución tiene en el barrio porteño de Saavedra. Son animales de laboratorio que se usaron para hacer experimentos y testeos hasta 2021.
El traslado ocurrió casi al mismo momento en que el fiscal Carlos Rolero Santurian, de la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental (UFEMA), rechazó un pedido que exigía suspender el desplazamiento de los simios, en el marco de una causa judicial por maltrato animal.
La reubicación de los monos demoró cuatro años. Según precisaron fuentes del caso a Infobae, el CEMIC hizo un acuerdo con fundaciones holandesas y la Subsecretaría de Ambiente de la Nación. Las organizaciones de Países Bajos, vinculadas a varias empresas, se hicieron cargo de los más de 200.000 dólares que cuesta el operativo de traslado.
Los simios que lleguen -hay riesgos de que algunos no soporten el viaje- vivirán en el Hidden Forest Wildlife Sanctuary, ubicado cerca de la ciudad costera de Ballito. Embarcaron esta mañana en un avión de la empresa KLM Royal Dutch Airlines.
Ya habían intentado hacerlo en diciembre y el último viernes, pero “no se pudieron cumplir los requerimientos de la compañía” en cuanto a la dimensión de las jaulas, según explicaron a este portal desde el Ministerio Público Fiscal. Para entonces tampoco estaba firmada la resolución de la UFEMA que definió el pedido de la querella.
Quien había solicitado que se frene el viaje fue la abogada y profesora de Derecho Animal en la Universidad de Buenos Aires, María de las Victorias González Silvano.
Consultada por Infobae, la activista indicó que se opuso porque el CEMIC no había respondido consultas de la querella: a qué experimentos sometieron a los monos, cómo se divide la población en género y edades, si tienen vasectomías hechas, dónde serán alojados exactamente, entre otras. A pesar de su pedido, González Silvano reconoció que “en cualquier lugar van a estar mejor que ahora”.
También recriminó que el santuario sudafricano sea un lugar privado, donde los turistas pagan para ver a los animales. Esto llevó a los proteccionistas a alertar que los nuevos dueños de los monos podrían seguir lucrando con ellos en lugar de reencontrarlos con la naturaleza.
A este planteo, el fiscal Rolero Santurian contestó en su resolución: “Realmente me cuesta creer que puedan ser más cosificados que lo que han sido cosificados durante cuarenta años viviendo en condiciones indignas, precarias, siendo utilizados básicamente como objetos para probar medicamentos, tratamiento y vacunas. Cuesta creer que su ubicación en un centro situado en Sudáfrica, que resulta ser también un santuario para elefantes y otras especies, pueda convertirse en un lugar de cosificación por el ingreso de visitantes”.
“Para algunos quizás sea la única posibilidad de vivir algunos años, sus últimos años, en las condiciones en las que debieron haber vivido siempre”, entendió el titular de la UFEMA.
Qué pasará con el resto de los monos
El número exacto de monos que están vivos al día de hoy es difuso, e incluso quienes tienen acceso a la causa evitan dar precisiones. Nadie ajeno al CEMIC entra al laboratorio desde principios de diciembre del año pasado, cuando se hizo una visita de la que participaron funcionarios de la UFEMA, la querella y una representante de la Defensoría del Pueblo.
La mayoría de los monos que estaban en el bioterio hasta entonces eran de la especie sapajus cay, conocidos comúnmente como cai, o capuchinos. De estos sobrevivieron 50 ejemplares, de los cuales viajaron 41.
Infobae se puso en contacto con la institución sanitaria para saber si esos nueve restantes murieron o se quedaron por no estar aptos para el traslado u otro motivo, pero al momento no brindaron respuestas.
Hay otros 7 que son macaca fascicularis, o macacos, que aún no encuentran destino. Por ahora seguirán bajo resguardo en las jaulas del subsuelo, sin acceso a luz solar.
Experimentos en el sótano
Según detalla la institución en su página web oficial, el bioterio se creó en 1983 para investigaciones en materia de reproducción y fertilidad. En 2017 comenzaron un proceso gradual para abandonar las prácticas con monos. No hubo en el país otro laboratorio como este.
“En la última década, tanto en nuestro bioterio como en el mundo, el uso de primates para investigación ha sido restringido a situaciones muy especiales y detalladamente justificadas. Actualmente, no se está realizando ningún tipo de investigaciones”, aclaran en el CEMIC, desde donde además garantizaron cumplir con los más estrictos protocolos internacionales.
En septiembre de 2022, el Conicet presentó un informe técnico con recomendaciones para el desmantelamiento del bioterio y el traslado de los monos. Los especialistas que estudiaron el caso dividieron a los animales por “criterios de salud” con calificaciones de 1 (óptimo), 2 (sub-óptimo) y 3 (no óptimo).
Para este último grupo -integrado por 5 macacos y 24 cai- no solo desaconsejaron el traslado: recomendaron que se los someta a una eutanasia.
Finalmente, no se tomó la sugerencia del Conicet por considerarse excesiva, y todos los que murieron desde entonces lo hicieron por causas naturales.