Estamos en tiempo de vacaciones y uno de los lugares más emblemáticos de la Argentina es la ciudad de Mar del Plata. Rica por sus costas, pero también por su historia. Otro hecho destacable en La Feliz es la recuperación y puesta en valor de los que vulgarmente se conoce como La casa del puente aunque en verdad se denomina como La casa sobre el arroyo. Es una joya arquitectónica de indiscutible valor artístico y arquitectónico que vale la pena ir a ver. Fue diseñada en 1943 por el arquitecto Amancio Williams y su esposa Delfina Gálvez Bunge. Esa obra es reconocido como una de las construcciones más emblemáticas de la arquitectura moderna en Latinoamérica. Su diseño innovador y su integración armónica con el entorno natural la han convertido en una referencia en todo el mundo.
La casa sobre el arroyo fue concebida como un refugio de descanso para Alberto Williams, padre del arquitecto Amancio Williams y destacado compositor argentino. El proyecto se enmarca en una época de transición arquitectónica, influenciada por las ideas del Movimiento Moderno, particularmente por los principios de Le Corbusier, maestro de Amancio. El diseño de la casa comenzó en 1942 y su construcción finalizó en 1945. Está ubicada sobre el arroyo Las Chacras, cuyo entorno natural fue cuidadosamente respetado durante todo el proceso de construcción.
La obra es célebre por su diseño minimalista, con un gran arco de hormigón que sostiene la estructura principal, lo que da la impresión de que la casa flota sobre el agua. Con el transcurso del tiempo, la casa pasó por distintas etapas: desde ser un hogar familiar hasta caer en abandono en la segunda mitad del siglo XX. En los últimos años, fue restaurada para recuperar su esplendor original y preservar su valor cultural y arquitectónico.
Vale la pena recordar a los autores de esta obra artística: Amancio Williams (1913-1989) fue un arquitecto argentino conocido por su enfoque innovador y su contribución al desarrollo de la construcción moderna. Nació en Buenos Aires en una familia destacada. Su padre, Alberto Williams, fue un influyente compositor. Amancio estudió arquitectura en la Universidad de Buenos Aires (UBA), y se graduó en 1937. Su obra refleja una búsqueda constante de la relación entre la arquitectura y la naturaleza. Williams fue un ferviente defensor de los principios de Le Corbusier, con quien colaboró en la supervisión de la construcción de la Casa Curutchet, en La Plata.
Aunque su producción arquitectónica fue limitada en cantidad, cada proyecto se caracteriza por un diseño único y un alto nivel de detalle técnico. Además de La casa sobre el arroyo, Williams trabajó en proyectos urbanos, puentes y diseños visionarios que no siempre se concretaron. Su legado radica en su capacidad para reinterpretar el modernismo europeo y adaptarlo al contexto argentino.
Delfina Gálvez Bunge fue coautora de La casa sobre el arroyo y esposa de Amancio Williams. Lamentablemente su nombre no es tan reconocido como el de su marido, pero tuvo un papel crucial en el diseño de ese proyecto. Delfina provenía de una familia aristocrática argentina y aportó sensibilidad artística y visión práctica al desarrollo de la obra. Su colaboración con Amancio en ese proyecto refleja un enfoque interdisciplinario que combina funcionalidad, estética y respeto por el entorno natural.
El concepto principal de la Casa sobe el Arroyo era crear una vivienda que se integrara al paisaje y respetara la naturaleza circundante, especialmente el hilo de agua que atraviesa la propiedad. La estructura se sostiene sobre un único arco parabólico de hormigón armado, que actúa como soporte y permite que la casa quede suspendida sobre el arroyo sin alterar el curso del agua ni el entorno natural. Este diseño elimina la necesidad de pilares que puedan interferir con el paisaje, logrando una sensación de ligereza y flotación. La edificación tiene una planta rectangular con un diseño interior sencillo pero eficiente. Grandes ventanales permiten la entrada de luz natural y ofrecen vistas panorámicas al bosque y al arroyo. Los materiales utilizados, como el hormigón y la madera, reflejan un equilibrio entre modernidad y calidez.
Desde su construcción en 1945, La casa sobre el arroyo ha tenido diversas funciones y ha pasado por distintas etapas, desde el esplendor hasta el abandono. En sus primeros años, la casa fue utilizada como residencia por Alberto Williams. Durante esa etapa, la vivienda cumplió su propósito original: ser un espacio de descanso y conexión con la naturaleza. Con el fallecimiento de Alberto Williams y el traslado de sus herederos, la casa quedó deshabitada. Pero el 2 de enero de 1970 en la casa se instalaron los estudios de AM LU9 Radio Mar del Plata y ahí La casa sobre el arroyo pasará a llamarse “La Casa puente” a causa del jingle utilizado por la radio que decía: “Desde La casa del puente, un puente hasta su casa”. La radio funcionó hasta noviembre del año 1977 cuando fue cerrada por la dictadura cívico-militar. Grandes figuras del arte, del cine, y de la música pasaron por esos estudios de “La Casa puente” . Entre ellos estuvieron: China Zorrilla, Aníbal Troilo y Joan Manuel Serrat.
Al no existir más la radio, la casa quedó abandonada, y sufrió la destrucción y el deterioro, agravado por actos de vandalismo. En esa etapa, la falta de mantenimiento y la escasa protección legal pusieron en riesgo la integridad estructural de la obra.
A finales del siglo XX, arquitectos, académicos y defensores del patrimonio comenzaron a destacar la importancia de La casa sobre el arroyo como un símbolo de la arquitectura moderna. En 1997, fue declarada Bien de Interés Patrimonial por la Municipalidad de General Pueyrredón. Sin embargo, el reconocimiento oficial no impidió que en 2007 la casa sufriera un incendio que destruyó gran parte de su estructura original.
Tras ese incidente, comenzaron esfuerzos de restauración liderados por organizaciones públicas y privadas. En 2013, se iniciaron trabajos de reconstrucción para devolverle su estado original, respetando los planos y materiales utilizados en su construcción. En la actualidad, La casa sobre el arroyo funciona como un espacio cultural y turístico. Se realizan visitas guiadas, exposiciones y actividades educativas que permiten a los visitantes conocer su historia y apreciar su valor arquitectónico. Esta nueva etapa asegura la conservación de la casa y promueve su legado como símbolo del modernismo argentino.
Desde el año 1977 hasta el 2013, la casa estuvo a la deriva, todos reconocían que era una obra increíble, pero al estado, mucho no le importaba recuperarla. La inauguración de la recuperación de la casa y del arroyo (también hubo que recuperar el entorno) recién se llevó a cabo el 20 de abril del 2023, es decir que tuvieron que pasar 46 años de desidia y destrucción.
El Estado Nacional realizó una inversión histórica, para la restauración, preservación y puesta en valor. El proyecto implicó la intervención tanto de la vivienda principal como de la denominada casa de los caseros, que abarcan 450 metros cuadrados emplazados sobre el arroyo Las Chacras, cuenca que dio origen a la fundación de la ciudad.
Los trabajos respetaron la identidad, los materiales y las tecnologías originales para no afectar su autenticidad histórica y valor testimonial. Y consistieron en el reacondicionamiento de las cubiertas, las fachadas, mamposterías, revoques, cielorrasos, contrapisos y solados, zócalos, herrería y elementos metálicos, carpintería, tabiquería y herrajes, además de mobiliario y equipamiento para interiores, mesadas, pinturas, vidrios y espejos, señalética, instalaciones de gas, eléctricas, sanitarias y pluviales, calefacción, extintores, provisión de artefactos de iluminación, sistema de detección de humo y alarma contra incendios. También se desmontaron elementos no originales de la construcción y se realizó el hidrolavado en el arco estructural de la casa, conocido como “El puente”, para remover grafitis producto de los años de abandono.