En cualquier avenida de la Ciudad de Buenos Aires, el calor agobiante —sobre todo en esta tercera semana de enero en que las marcas térmicas superan los 30°C— es para los transeúntes una invitación a parar un taxi y continuar el recorrido con un poco de alivio. La sorpresa llega cuando el que vehículo que para no tiene solamente los clásicos colores (negro y amarillo) sino que se transformó en una obra de arte móvil.
Desde mayo de 2024, unos 55 taxis ploteados circulan por la Ciudad, pero desde los primeros días de este año, tres de ellos, además, llevan un mensaje tan noble como poderoso: la adopción de perros. Estos vehículos lucen imágenes tomadas por Nora Lezano, fotógrafa vinculada al mundo del rock y al bienestar animal, que corresponden al Calendario Solidario 2025 de la Fundación Viva la Vida y que fueron intervenidas por la renombrada artista Renata Schussheim, una de las artistas más versátiles de las últimas décadas, cuya obra cubre un vasto repertorio que incluye diseño de tapas de discos, ilustraciones, dibujos, pinturas, vestuario, videos y obras de teatro, que la consolidaron como una figura clave en el panorama cultural.
Las obras de esta campaña visual de impacto buscan fomentar la adopción. En el interior, cada unidad lleva un cartel con un código QR que conecta a los pasajeros con el perfil de las artistas detrás de la obra y con la organización dedicada a encontrar hogares para animales sin familia.
“La colaboración entre artistas, la fundación y taxistas tiene el propósito de combinar arte y acción social al fomentar estas adopciones. Con un simple escaneo, los pasajeros acceden a la galería de perros en adopción y conocen más sobre los creadores de las obras que adornan los vehículos. Esta iniciativa no solo embellece la ciudad, sino que también brinda una oportunidad crucial para cambiar la vida de muchos animales en busca de un hogar”, explican los ideólogos del proyecto que se unieron a “Mayo Amarillo”, un movimiento internacional impulsado por la ONU y que tiene como premisa la seguridad vial.
Quien está más que emocionada por esto es Laura Rama, fundadora y presidenta de la organización sin fines de lucro, Viva la Vida, elegida para que sus perros sean los protagonistas de las ilustraciones.
“Queremos que todos los perros tengan una casa”, asegura y admite que aunque, hasta el momento, la iniciativa no tuvo resultados en cuanto a la adopciones, el hecho de saber que sus perros “llegaron” a las calles de la Ciudad la alegra y confía en que pronto comiencen a ser adoptados. “Toda ayuda cuenta. Amo a todos los perros que viven en esta colonia, porque no la llamo refugio, pero espero que pronto se vayan con una familia”.
Viva la vida
La Fundación Viva la Vida por el Bienestar Animal, creada en Buenos Aires, se dedica a rescatar y proteger a perros en situación de vulnerabilidad, dándoles una nueva oportunidad de vida. Laura Rama lidera esta noble labor para recuperar animales de la calle o de condiciones de maltrato, brindándoles atención veterinaria, alimentación y todo su amor en la Colonia Canina de la fundación.
“Durante siglos, los perros nos acompañaron y los humanos, como especie, tenemos la obligación de respetarlos, protegerlos y asegurarles vidas dignas”, destaca Rama, reflejando así el objetivo primero de la fundación que lleva adelante desde 2008.
Además de promover la adopción responsable de perros a través de su Centro de Adopciones, esta fundación ubicada en la localidad bonaerense de Hurlingham, está enfocada en concientizar a la sociedad sobre el respeto y cuidado de los animales. “Siempre pensamos en nuestras necesidades, pero muy poco en las de ellos”, subraya la mujer que trabajó durante años para materializar su sueño de niña: ayudar a los animales.
“Por eso es esencial que asumamos nuestra responsabilidad como sus guardianes”, afirma desde la Colonia Canina, donde lucha cada día por el bienestar de unos cuarenta perros rescatados de la calle, víctimas de violencia o accidentes, y de enfermedades que los dejaron al borde del abandono. “Somos una fundación constituida, pero muy chiquita, casi unipersonal, te diría”, confiesa quien trabajó 20 años en el mundo corporativo, pero decidió darle rienda suelta a su vocación.
La historia de esta fundación comenzó a gestarse en 2006, cuando Laura se acercó al Refugio Palomar con la intención de adoptar. “Ahí conocí bien de cerca la problemática de los perritos de la calle. No estaba tan informada antes de eso”, recuerda. Dos adopciones después, se quedó como voluntaria y, durante dos años, aprendió sobre la crudeza del abandono y la urgente necesidad de ofrecer un refugio digno a los perros que nunca encontraban un hogar.
En 2008, la mujer abrió su propio espacio junto a otra voluntaria. Lo hicieron sobre el esqueleto de una antigua caballeriza, acondicionándola con losa radiante en cada uno de los caniles y adaptándola para los nuevos inquilinos, priorizando siempre el bienestar. Muchos de ellos eran los perros con los que había forjado un vínculo inquebrantable durante sus días de voluntaria. Desde entonces, la Colonia Canina no deja de ser un lugar de transición para algunos y un hogar definitivo para otros.
Además, como el resto de los rescatistas de animales, debe lidiar con los problemas económicos. “En los últimos dos años estuvo muy peliaguda la cuestión de las donaciones”, lamenta, mientras enumera las mil maneras en que los costos se acumulan: el mantenimiento del refugio, la búsqueda de tránsitos, la difusión para lograr adopciones.
“Lamentablemente para todo eso se necesita dinero. Tratamos de no dejar de darles nada de lo que necesiten los perros”, dice en referencia a los tratamientos médicos y cirugías hasta suplementos y medicaciones. Las necesidades son infinitas, y las donaciones, escasas.
Mientras muchos de los animales rescatados encuentran hogares amorosos, otros pasan el resto de sus vidas bajo el cuidado de la fundación, donde reciben amor y cuidados, y una atención integral que asegura su bienestar. “La meta última que tenemos es que ningún perro pase toda su vida en un refugio. Obviamente mucho menos en la calle, pero sin suficientes adopciones, muchos nunca llegan a conocer una familia”, finaliza Laura.
*Para contactar por adopciones o saber cómo donar, puede contactarse vía mensaje privado a la cuenta de Instagram @fundacionvivalavida.argentina
Un taxi, un artista
Desde mayo del año pasado, un proyecto artístico comenzó a transformar la cara del tránsito porteño y los taxis de la ciudad se convirtieron en espacios móviles de arte y reflexión. La iniciativa conecta a taxistas y artistas, quienes colaboran para que cada vehículo cuente historias y promueva mensajes de impacto social.
“Queríamos intervenir los taxis para que fueran algo más que un medio de transporte. Buscábamos que llevaran arte a las calles, que los pasajeros pudieran vivir una experiencia diferente al subirse a uno de ellos”, explican desde el Ministerio de Infraestructura del Gobierno de la Ciudad sobre el proyecto que tiene más de 50 taxis intervenidos y una larga lista de espera. Cada semana, se suman nuevos artistas y “tacheros” que desean ser parte de este movimiento cultural.
Todo el proceso creativo que se realiza es único: los artistas dialogan con los taxistas para diseñar obras personalizadas que reflejen sus gustos y experiencias. Un caso destacado es el de un taxi intervenido por un artista dentro del espectro autista, cuyo diseño lleva la frase: “Hablemos de autismo”, de esa manera promueve la conciencia sobre este trastorno. Otro de los ejemplos más llamativos es el del chofer pintado por Milo Lockett, quien le puso Milo a su hijo, de 10 años, en honor del artista.
“Estas obras, no solo embellecen el paisaje urbano, sino que también transmiten un mensaje esencial sobre el respeto por las normas de tránsito y la seguridad vial. Este esfuerzo artístico y comunitario reafirma el compromiso de la Ciudad con una convivencia más segura y responsable en el tránsito”, destaca Pablo Bereciartua, ministro de esa cartera porteña.
Aunque la belleza de las obras es lo que destacan, quienes llevan a cabo la idea aseguran que uno de los mayores retos es garantizar que los ploteos cumplan con las normativas de tránsito. Por eso, cada taxi intervenido pasa por un proceso de habilitación que asegura que los diseños no interfieran con la visibilidad ni la funcionalidad del vehículo.
Hasta el momento, los artistas que participaron fueron: Marta Minujin, Milo Lockett, Ricardo Celma, Guille Pachelo, Tano Veron, BIH_ART, Manuel Paz, Abraham Gómez, Liniers, Flor Uslenhdi, Cartoonneeros, Mc Pyo, Nino Salgado, Nora Lezano y Renata Schussheim, entre otros.
*Los taxistas que deseen intervenir sus vehículos deben comunicarse con Taxi BA por mail, bataxi@buenosaires.gob.ar; por mensaje de WhatsApp, +54 9 11 2380-5440; vía Instagram, @bataxiapp