“Lo que hacemos es solo una gota en el océano, pero el océano sería menos sin esa gota”, es una de las frases asociadas a la Madre Teresa de Calcuta en las que se refleja su filosofía de vida y pensamiento sobre la importancia de las acciones individuales en busca del bien común y colectivo. La religiosa es una de grandes referentes que hicieron de la solidaridad un objetivo de vida.
Para promover y fortalecer la idea de la solidaridad como un valor fundamental en las relaciones internacionales entre las personas, los países y las comunidades, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó en el año 2005 que cada 20 de diciembre el mundo conmemore el Día Internacional de la Solidaridad Humana, para destacar su importancia como valor fundamental en las relaciones internacionales del siglo XXI.
La fecha no surge de un hecho histórico específico sino que fue seleccionada como parte del calendario de la Asamblea General de la ONU, en el contexto de sus resoluciones sobre el desarrollo sostenible y la cooperación internacional y tiene el propósito de promover y resaltar la importancia de la solidaridad como uno de los valores fundamentales en las relaciones internacionales y también como una herramienta clave que aborde problemáticas globales como la pobreza, las desigualdades y las crisis humanitarias.
El contexto
Dos años antes de que se proclamara este día, la Asamblea General de la ONU estableció el Fondo Mundial de Solidaridad, una iniciativa destinada a combatir la pobreza y promover el desarrollo humano y social en los países en vías de desarrollo, especialmente los que integran los segmentos más pobres.
La resolución fue aprobada en diciembre de 2005 y se decidió designar el día 20 de diciembre como una oportunidad anual de reforzar los compromisos internacionales enfocados en el concepto de solidaridad con los pueblos y el desarrollo global. También tiene el objetivo de celebrar la unidad en la diversidad, fomentando el respeto mutuo entre los países y las comunidades; y recordar la importancia de trabajar en unidad para superar los problemas que aquejan al mundo.
“La solidaridad ha definido la labor de las Naciones Unidas desde el nacimiento de la Organización que, desde su creación, atrajeron a los pueblos del mundo para promover la paz, los derechos humanos y el desarrollo económico y social. La ONU fue fundada en la premisa básica de la unidad y la armonía entre sus miembros, expresada en el concepto de seguridad colectiva que se basa en la solidaridad de sus miembros a unirse para mantener la paz y la seguridad internacionales”, destacan desde la ONU al explicar la noción de solidaridad.
La solidaridad es considerada por las Naciones Unidas como un valor esencial para promover la justicia social y el bienestar de los pueblos. En el contexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) adoptados en septiembre de 2015 para reemplazar a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, la solidaridad sigue siendo clave para enfrentar desafíos globales como el cambio climático, la reducción de desigualdades y el fortalecimiento de la cooperación internacional.
Según describe el documento Nuestro futuro se basa en nuestra solidaridad, la ONU se basa en el espíritu de solidaridad para “la cooperación en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario”. Es por esto que esta conmemoración persigue algunos objetivos fundamentales como celebrar la unidad en la diversidad: reconocer que, pese a las diferencias culturales, religiosas o étnicas, la humanidad tiene en común valores que la conecta.
También es un recordatorio a los gobiernos sobre cuáles son sus compromisos respecto de los acuerdos internacionales. Eso los insta a cumplir con sus obligaciones en materia de derechos humanos y desarrollo sostenible. Además, busca sensibilizar a las poblaciones sobre la importancia de la solidaridad promoviéndola como eje en la contribución del bienestar de todas las sociedades. Y busca fomentar el debate sobre las formas de promoverla: explorando estrategias para fortalecer la cooperación internacional y la ayuda mutua en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
También busca nuevas maneras e ideas para erradicar la pobreza impulsando acciones concretas que aborden sus causas estructurales y promuevan la inclusión social.
Declaración del Milenio
La Declaración del Milenio destaca la solidaridad como un valor esencial para las relaciones internacionales en el siglo XXI, subrayando la importancia de que aquellas personas que tienen mayores dificultades o carecen de recursos económicos reciban el apoyo de quienes gozan mejores condiciones. En este contexto, marcado por la globalización y el desafío de la creciente desigualdad, resulta fundamental fortalecer la solidaridad internacional.
Así lo establece la Resolución 55/2 aprobada por la Asamblea General del 13 de septiembre de 2000 que dice: “Los problemas mundiales deben abordarse de manera tal que los costos y las cargas se distribuyan con justicia, conforme a los principios fundamentales de la equidad y la justicia social. Los que sufren, o los que menos se benefician, merecen la ayuda de los más beneficiados”.
Ese documento —que puede considerarse como antecedente a la proclama del Día Internacional de la Solidaridad Humana— destaca como clave: erradicar la pobreza extrema y el hambre, reduciendo a la mitad el número de personas en esas condiciones para 2015; garantizar educación primaria universal y equidad de género en todos los niveles educativos; reducir las tasas de mortalidad infantil y materna significativamente; combatir enfermedades como el VIH/SIDA, el paludismo y otras; y mejorar las condiciones de vida de los habitantes de tugurios.
Asimismo, entre los compromisos globales busca fomentar la paz y la seguridad mediante la eliminación de armas de destrucción masiva y el combate al terrorismo; promover el desarrollo sostenible, cumpliendo objetivos como la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero; reforzar los derechos humanos, la democracia y el buen gobierno; y, finalmente, atender las necesidades específicas de África y los países menos adelantados.
Figuras históricas destacadas
Entre las personalidades históricas y contemporáneas más destacadas por su solidaridad, servicio social y proclamar en favor de los derechos, se encuentran la Madre Teresa de Calcuta. La religiosa recibió el Premio Nobel de la Paz en 1979 por su labor en favor de las comunidades más pobres en Calcuta, India. Fue la fundadora de las Misioneras de la Caridad, dedicó su vida al cuidado de enfermos, huérfanos y personas marginadas. Entre ellos, las personas enfermas de lepra.
También Mahatma Gandhi fue el líder del movimiento de independencia de India, promovió la no violencia y la justicia social, abogando por la igualdad y la lucha pacífica contra la opresión.
También se destaca Nelson Mandela, líder en la lucha contra el apartheid en Sudáfrica, quien trabajó por la reconciliación nacional y la equidad social, lo que lo llevó a recibir el Premio Nobel de la Paz en 1993.
Entre las figuras contemporáneas destacan Malala Yousafzai, defensora de la educación de las niñas, sobrevivió a un atentado talibán y se convirtió en la ganadora más joven del Premio Nobel de la Paz en 2014.
El Papa Francisco, líder de la Iglesia Católica es conocido en el mundo por proclamar la justicia social, el cuidado y la solidad con las personas menos favorecidas y por promover la paz. Desde su llegada al papado, denunció reiteradas veces la desigualdad, la exclusión social y la explotación ambiental, y promueve un mensaje de solidaridad global.
La joven Greta Thunberg, activista climática sueca centrada en temas medioambientales, pero promotora también de la lucha por la justicia social y la necesidad de acciones colectivas para ayudar a las comunidades más vulnerables frente al cambio climático.