“De nuevo estoy de vuelta/ después de larga ausencia/ igual que la calandria que azota el vendaval/ Y traigo mil canciones, como leñita seca / recuerdo de fogones que invitan a matear”, dice Luna cautiva, la canción favorita de Felipe que con sólo 5 años comenzó, y por propia elección, a escuchar a Los Chalchaleros y contagia a sus amigos.
Fue su abuela Ramona la que a esa edad, tres años atrás, le regaló una guitarra de juguete, pero él quiso aprender a tocar su canción favorita con una de verdad. En ese año conoció a Santiago, un compañero del jardín que tiene discapacidad motora. Se hicieron amigos y cada vez que las mamás lo permitían pasaban las tardes juntos aprendiendo sobre la vida de Atahualpa Yupanqui, de los hermanos Carabajal y comenzaron también a escuchar canciones de La Sole.
“Me gusta el ritmo del folclore y las letras de las canciones. Canto canciones de Atahualpa y Soledad, también la del que escribió Luna cautiva”, le cuenta Felipe a Infobae, y dice que también le gusta tocar la guitarra.
“Acá en casa nadie escuchaba folclore, él solito empezó a investigar sobre la guitarra y empezó a cantar. Tenía entre 5 y 6 años, necesitó conocer los números porque el profe le enseña así, y empezó a tocar. Cuando Santi puede viene a casa y enseguida me hace le gesto para que le alcance una guitarra para también poder tocar, y le doy la primera que tuvo Feli”, cuenta emocionada Ivana Mercé, mamá de Felipe.
Hace unos días, un video de los niños cantando se hizo viral y emocionó a todos. “Lo compartí como siempre lo hago, porque a la gente del pueblo que lo conoce le gusta verlo cantar. Acá todos conocen a Feli y a Santi, sobre todo en las peñas”, dice la mujer de 43 años que es organizadora de eventos para los amiguitos de Teodelina, en Santa Fe.
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El amor a la música y el deseo de compartirla con su amigo
Fue el regalo de la abuela la que despertó en Felipe una pasión desconocida. El folclore no se escuchaba en su casa, no había un sólo CD del género, pero internet hizo una relación casi directa entre la guitarra y las voces de Los Chalchaleros y su interpretación de “Luna cautiva”.
La escuchó con atención, aprendió la letra y cuando comenzó a cantarla también empezó a interpretar lo que dice. “Él le presta atención a las letras. Le gustan las canciones que cuentan una historia, que dicen algo. No le gusta para escuchar ni cantar nada que no cumpla con esos requisitos. A veces le hicimos escuchar otros ritmos, pero cuando la canción repite lo mismo ya no le gusta, y lo dice directamente”, le cuenta a Infobae Ivana, su mamá.
Todo empezó cuando vio la película animada Coco. “Lo miraba y quería hacer lo mismo con su guitarra de juguete, se posicionaba tanto en ese personaje, y no sé cómo, un día descubre el folclore porque era muy chiquito. Las canciones que todo el mundo escucha, no le gustan para nada”, dice la mujer.
Es más, a veces, tararea una melodía que él mismo imagina. “Es muy chico para decir que compone, pero sé que en algún momento lo hará porque cada tanto toca algo que él piensa”, agrega.
La amistad entre Felipe y Santiago se inició en la salita del Jardín de Infantes, donde pronto se hicieron inseparables. “Desde el primer momento lo invitó a casa a jugar, a cantar, le enseña sus canciones, lo hace cantar y cantan juntos. También van juntos a las peñas, donde hasta se ponen a bailar y la gente ya los esperan. Santi tiene un andador y se para ahí y también baila”, cuenta Ivana.
Este años, los amigos comparten el tercer grado. “Se sientan juntos todos los días y una vez por semana, generalmente los martes, que Santi no tiene sus terapias, vienen juntos a casa y cantan. Lo que se ve en el video pasa siempre, a ellos les gusta compartir ese momento”, asegura.
Los niños tienen muchos sueños en común, pero uno cercano los llevará en agosto a Santiago del Estero. “Sueñan con cantar juntos en la Fiesta de los Carabajal. Vamos a ir todo el fin de semana para vivir esa hermosa fiesta a la que llegan personas de todo el país”, dice la organizadora de fiestas infantiles.
Además, Felipe es invitado a participar de las fiestas que se hacen en su pueblo santafesino.
“Su profe de guitarra le hace escuchar canciones, pero él mismo elige las que más le gustan para su repertorio. Nadie se las impone y varias de ellas son de Peteco Carabajal, a quien conoció hace un tiempo en una peña. También cantó en varios festivales de la zona. Lo que noto es que lo que más le apasiona al público cuando lo ve son sus ademanes porque él mueve las manos cuando canta, interpreta la letra. Cuando algo no entiende pide que le expliquen qué dice, pero además de eso quiere conocer la historia de quien canta y la historia de la canción”, dice.
El asombroso niño tiene permiso para usar el celular una hora por día, para jugar o ver videos, pero el tiempo deja de ser un límite cuando quiere ver algo de esas historias e investigar. “Es increíble cómo lo apasiona saber y querer conocer en profundidad, parece una persona grande en el cuerpo de un niño”.
Por semana, toma dos veces clases de guitarra y una de canto de manera virtual. “Tiene clases online en la Academia de Katy Viqueira, que es la profe de Abel Pinto”.
Entre sus deseos, Felipe dice que quiere ser cantante y guitarrista, pero también jugador de futbol. “Una vez le dije: ‘Mirá, Feli, no vas a poder hacer todo en la vida. No vas a poder hacer ser un buen futbolista y un cantante’. ¿Sabés qué me dijo? ‘¡Yo voy a poder con todo porque nada es imposible!’... ¡Es increíble! De verdad ese es su pensamiento”, cuenta orgullosa.
Al niño también lo conmueve la historia de las Islas Malvinas y el pasado 2 de abril fue invitado a un homenaje a los caídos. “Como siempre, quiere conocer la historia y canta sólo las canciones que él elige”, finaliza.
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