Descubren una proteína cerebral clave que regula el apetito y explica por qué algunas personas tienen más riesgo de obesidad

Un estudio liderado por la Universidad de Birmingham identificó la MRAP2 como un modulador central del equilibrio energético y la saciedad, un hallazgo que aporta nuevas claves sobre la base genética del sobrepeso y abre la puerta a tratamientos personalizados

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El descubrimiento de la proteína
El descubrimiento de la proteína MRAP2 revela un nuevo mecanismo clave en la regulación del apetito y el equilibrio energético (Imagen Ilustrativa Infobae)

Una nueva investigación liderada por la Universidad de Birmingham identificó a la proteína MRAP2 como un factor determinante para modular el apetito y favorecer el equilibrio energético. Este avance, publicado en Science Signaling, arroja luz sobre las bases genéticas de la obesidad y abre caminos para tratamientos de precisión que ayuden a quienes luchan por controlar su peso, un desafío que involucra tanto factores biológicos como conductuales.

Una “asistente” invisible en el cerebro que decide cómo usamos la energía

En el núcleo de la investigación, está el rol de MRAP2 como “asistente” del receptor MC3R, una molécula cerebral que, de manera silenciosa y constante, ayuda a decidir si el organismo almacena calorías en forma de grasa o las utiliza como fuente de energía inmediata.

Mediante experimentos realizados con células humanas HEK293, los científicos demostraron que MRAP2 potencia la respuesta de MC3R y estimula la producción del mensajero cíclico cAMP, proteína señalizadora fundamental en numerosos procesos fisiológicos.

Científicos identifican a MRAP2 como
Científicos identifican a MRAP2 como pieza fundamental para modular la saciedad y el metabolismo en el cerebro humano (Imagen Ilustrativa Infobae)

Es relevante destacar que MRAP2, al interactuar en una proporción uno a uno con MC3R, no solo amplifica su señalización sino que además frena la internalización del receptor y reduce la interferencia por parte de otras proteínas reguladoras, como la β-arrestina. De ese modo, garantiza que la señal responsable de frenar el apetito y regular el uso de energía llegue con mayor fuerza.

Este hallazgo ayuda a entender mejor por qué hay diferencias individuales tan notables a la hora de regular el hambre y la saciedad. El funcionamiento de este sistema en el cerebro es tan sofisticado que mínimas alteraciones pueden influir en la tendencia a ganar peso, incluso en personas con estilos de vida similares.

La obesidad, un problema mundial que busca respuestas en la biología

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 650 millones de adultos viven con obesidad, una condición asociada a riesgos elevados de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y distintos tipos de cáncer.

Si bien la dieta y el ejercicio son pilares para combatirla, hallazgos recientes han puesto el foco en el papel de la genética y los mecanismos moleculares que afectan el metabolismo y la sensación de saciedad.

Mutaciones en la proteína MRAP2
Mutaciones en la proteína MRAP2 explican por qué algunas personas tienen mayor predisposición genética a la obesidad (Imagen Ilustrativa Infobae)

Para la comunidad científica, desentrañar los circuitos hormonales y neuronales que regulan el apetito se volvió esencial en la carrera contra la obesidad. MRAP2 y MC3R funcionan de manera concertada en el hipotálamo, la región cerebral que actúa como centro de mando para la regulación energética, el consumo de alimentos y otros procesos vitales.

¿Por qué la genética puede frustrar las dietas? El impacto de las mutaciones en MRAP2

Una de las preguntas que más inquieta tanto a médicos como a pacientes es por qué algunas personas encuentran extremadamente difícil perder peso incluso con cambios sustanciales en su alimentación y hábitos. El equipo de la Universidad de Birmingham se propuso analizar precisamente qué sucede cuando la función de MRAP2 está alterada.

El estudio demostró que variantes mutadas de MRAP2, identificadas en personas con sobrepeso u obesidad, pierden la capacidad de potenciar la función de MC3R. Como resultado, la señal que envía el cerebro para indicar saciedad y regular el uso de energía no se amplifica correctamente, generando un desbalance metabólico difícil de revertir solo con voluntad o dietas estrictas.

La obesidad afecta a más
La obesidad afecta a más de 650 millones de adultos en el mundo y se asocia a riesgos de diabetes y enfermedades cardiovasculares (Imagen Ilustrativa Infobae)

La doctora Caroline Gorvin, autora principal del trabajo, explicó que estos resultados “ofrecen pistas importantes sobre el funcionamiento del sistema hormonal detrás del equilibrio energético, el apetito y el momento de la pubertad”.

Según la especialista, identificar a MRAP2 como ayudante clave del sistema regulador del apetito “aporta nuevas claves para comprender la predisposición genética a la obesidad, y cómo las mutaciones en MRAP2 pueden ser indicadores de riesgo”.

Esta información se traduce en una oportunidad: al identificar a las personas con variantes genéticas vinculadas al mal funcionamiento de MRAP2, se podrían desarrollar estrategias de prevención y tratamiento mucho más personalizadas y eficaces.

El futuro de la terapia: medicamentos a medida y alternativas más allá de la dieta

Los hallazgos publicados en Science Signaling no solo aportan nuevas explicaciones sobre las causas de la obesidad, sino que también abren la puerta a un futuro terapéutico más esperanzador.

Desde la Universidad de Birmingham señalan que descifrar en detalle cómo MRAP2 regula la actividad de MC3R —y también de MC4R, otro receptor implicado en la saciedad— permitirá diseñar fármacos capaces de imitar o potenciar este efecto.

Mutaciones en la proteína MRAP2
Mutaciones en la proteína MRAP2 explican por qué algunas personas tienen mayor predisposición genética a la obesidad (Imagen Ilustrativa Infobae)

La promesa de estos potenciales tratamientos es brindar una alternativa eficaz para aquellas personas que, debido a su genética, no logran perder peso con intervenciones convencionales. Una nueva generación de medicamentos focalizados en MRAP2 podría modular los receptores involucrados, reforzar la sensación de saciedad y aportar un control más efectivo del peso corporal, siempre como complemento a un enfoque integral que incluya alimentación y actividad física.

Un avance que redefine la lucha contra el sobrepeso

La investigación sobre MRAP2 representa una nueva esperanza en la lucha global contra la obesidad, una condición que afecta a niños, jóvenes y adultos en todo el mundo.

Al entender en profundidad cómo interactúan las proteínas en el cerebro y el impacto que tienen en nuestras conductas alimentarias, la ciencia da un paso más hacia estrategias personalizadas, informadas por la genética y las características individuales de cada paciente.

El desafío de la obesidad es multifactorial, pero hallazgos como este reafirman que la clave puede residir en pequeños aliados moleculares, tan discretos como fundamentales para nuestra salud.