La franciscana es uno de los cetáceos más pequeños del mundo y habita en la costa atlántica sudamericana. Vive solo en el agua y no está adaptado para sobrevivir en tierra.
Sin embargo, hay personas que no lo tienen en cuenta. Toman a los ejemplares que encuentran en las playas de la costa de la provincia de Buenos Aires, Argentina, se sacan fotos, y así favorecen la muerte de los animales. Eso ocurrió en el verano de 2016 en Santa Teresita y al año siguiente en la playa de San Bernardo. Días atrás, volvió registrarse un hecho similar en Mar del Tuyú, tal como informó Infobae.
En tanto, un monitoreo que viene desarrollando la Fundación Mundo Marino indica que el número de franciscanas que se encuentran muertos en las playas es cada vez mayor. Entre enero y febrero de 2023 se reportaron 40 ejemplares sin vida. El verano pasado fueron 76, casi el doble.
“La franciscana es una especie en peligro de extinción y está seriamente amenazada por actividades humanas como la pesca y la contaminación. Se encuentra protegida por la Ley 14.992 que la declaró Monumento Natural Provincial y la manipulación de los ejemplares es un delito”, según explicó a Infobae el doctor en ciencias biológicas Pablo Denuncio, investigador del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras, que depende del Conicet y la Universidad Nacional de Mar del Plata.
La manipulación de la franciscana “es un riesgo tanto para el animal como para la persona. Porque puede generar estrés en el animal y accidentes en las personas como mordeduras. También el animal puede transmitir enfermedades a las personas o las personas pueden transmitirle patógenos al ejemplar”, añadió el doctor Denuncio, quien es coautor del libro The franciscana dolphin. On the Edge of Survival, editado por Elsevier.
Por qué algunos le llaman “delfín”
El nombre científico de la franciscana es Pontoporia blainvillei. También le llaman tonina o delfín del Plata, aunque no es un delfín marino. Pertenece al grupo de los delfines de río. Ese grupo es un conjunto peculiar de animales, filogenéticamente diferente a los delfines marinos.
Aunque se adaptó a vivir en aguas marinas, la franciscana prefiere zonas costeras poco profundas y estuarios, mientras que los delfines marinos pueden habitar desde áreas costeras hasta océanos abiertos. Entonces, las toninas habitan cerca de las costas del estado de Espíritu Santo en Brasil hasta el norte de la provincia de Chubut en Argentina.
Por qué la franciscana está amenazada por los seres humanos
La especie franciscana está seriamente en peligro por actividades humanas. Entre las principales amenazas se encuentran:
- Captura incidental: La pesca con redes de enmalle y redes de arrastre es la causa más significativa de mortalidad. Estas redes atrapan a las franciscanas accidentalmente mientras buscan peces comerciales.
- Degradación del hábitat: Las actividades costeras, como el dragado, la contaminación por residuos industriales y agrícolas, y la construcción de infraestructura, afectan los ecosistemas que esta especie necesita para sobrevivir.
- Contaminación plástica: Muchas franciscanas ingieren plásticos y microplásticos, lo que impacta negativamente su salud y supervivencia.
Aunque no existe una cifra exacta para la población total de franciscanas debido a las limitaciones en las investigaciones, los estudios realizados en diversas áreas indican que las poblaciones locales están disminuyendo rápidamente debido a las altas tasas de mortalidad incidental.
Algunas estimaciones sugieren que la especie podría estar en riesgo crítico si no se toman medidas efectivas de conservación.
La reproducción de la franciscana ocurre a un ritmo lento, que es una característica que comparte con muchos cetáceos. Las hembras tienen un período de gestación prolongado y suelen dar a luz a una sola cría por vez.
Este bajo índice de reproducción dificulta la recuperación de la población frente a las amenazas actuales, ya que no puede compensar las pérdidas generadas por la mortalidad incidental o la degradación del hábitat que se está produciendo por la influencia humana.
La dieta de la franciscana incluye principalmente peces pequeños y calamares. Su capacidad para cazar presas blandas se relaciona con la estructura de sus dientes y su sistema digestivo, que carece de una de las cámaras estomacales presentes en otros cetáceos. Esta dieta varía según la región y la época del año.
Qué se debería hacer cuando se identifica a una franciscana en las playas
Las franciscanas quedan varadas en las playas por diversas razones. Muchas veces son atrapadas en redes de pesca y arrastradas a las costas. Las infecciones y otros problemas de salud pueden debilitarlas y hacen que queden varadas.
La ingesta de plásticos y la exposición a químicos puede afectar la capacidad del animal para navegar y alimentarse adecuadamente. Otras alteraciones en los ecosistemas costeros también pueden reducir la disponibilidad de alimento y aumentan el estrés en la población.
Si una persona encuentra una franciscana varada en una playa, el Ministerio de Ambiente de la provincia de Buenos Aires y las redes de profesionales de rescate y rehabilitación de fauna marina recomiendan:
- Contactar a autoridades locales o especialistas en vida marina: Es fundamental alertar a organizaciones que trabajan en la conservación de cetáceos para que puedan evaluar y manejar la situación.
- No intentar devolver el animal al agua sin supervisión profesional: La manipulación inadecuada podría causar más daño al animal.
- Evitar el contacto directo: Esto reduce el estrés del animal y minimiza el riesgo de transmitir enfermedades.
- Registrar información clave (fotografías y ubicación): Tomar fotografías desde una distancia segura y anotar detalles como la ubicación y el estado del animal ayuda a los investigadores a recopilar datos valiosos.