
El Papa Francisco sigue en estado crítico tras 18 días de hospitalización en el Policlínico Gemelli de Roma, según informó el Vaticano esta mañana. El argentino Jorge Mario Bergolgio enfrenta un episodio respiratorio severo, una neumonía bilateral, que lo mantiene con soporte de oxígeno y bajo un estricto monitoreo médico.
Su cuadro se vio agravado por una afección pulmonar de base: la bronquiectasia, una enfermedad crónica que debilita las vías respiratorias y favorece infecciones recurrentes.
Según explicó a Infobae la doctora Ana Putruele, jefa de Neumonología del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), el Sumo Pontífice sufre insuficiencia respiratoria aguda con episodios graves de expectoración excesiva.
“Su cuadro sigue siendo crítico, en estado bastante frágil. Lleva casi 20 días con este episodio respiratorio y está en insuficiencia respiratoria aguda, con demasiadas secreciones, mucha expectoración o flemas, para lo cual hubo que hacer broncoaspiraciones”, señaló la experta.
Los médicos recurrieron a ventilación no invasiva y realizaron dos broncoscopías para extraer mucosidad acumulada, producto de las complicaciones respiratorias del Papa. La presencia persistente de secreciones y la posibilidad de una neumonía aspirativa —debida a vómitos que pueden ingresar a los pulmones— agravan aún más su cuadro.
¿Qué es la bronquiectasia?

La bronquiectasia es una enfermedad pulmonar crónica en la que los bronquios, encargados de transportar el aire hacia y desde los pulmones, se dilatan y debilitan de manera irreversible. Según el Instituto Nacional de Salud (NIH), esta condición puede ser congénita o adquirida tras infecciones pulmonares repetidas.
“Es plausible que los episodios de broncoespasmo y dificultad respiratoria que ha venido presentando el Papa, junto con el aumento en la movilización de secreciones, puedan ser generados o agravados por la presencia de bronquiectasias”, describió a Infobae el doctor Alejandro Videla, médico neumonólogo y expresidente de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR).
Aproximadamente entre un tercio y la mitad de los pacientes con bronquiectasias presentan obstrucción respiratoria medible en pruebas de capacidad pulmonar, como la espirometría, y también a nivel fisiopatológico, señaló Videla.
El especialista explicó que las bronquiectasias son enfermedades en las que se produce una obstrucción de las vías aéreas pequeñas, “con un aumento en la producción de moco, inflamación y una mayor carga de gérmenes en la vía respiratoria, superior a la normal. Debido a todos estos mecanismos, la bronquiectasia puede empeorar y ser uno de los factores desencadenantes de los episodios de broncoespasmo e insuficiencia respiratoria que está experimentando el Papa”.

Esto implica, que al impedir la correcta eliminación de la mucosidad, se genera un proceso que facilita el crecimiento de bacterias y provoca infecciones recurrentes.
A medida que las infecciones se repiten, las vías respiratorias se deterioran progresivamente, perdiendo su capacidad de introducir y expulsar aire de manera eficiente.
Según el NIH, la bronquiectasia puede presentarse junto con otras enfermedades respiratorias como el EPOC, el asma grave o afecciones del sistema inmunológico. En casos avanzados, puede derivar en insuficiencia respiratoria, colapso pulmonar (neumotórax) e incluso insuficiencia cardíaca.
Cómo la bronquiectasia afecta la recuperación del Papa

En el caso del Papa Francisco, la bronquiectasia representa un obstáculo significativo en su recuperación. Al ser una enfermedad crónica sin cura, el tratamiento se enfoca en controlar los síntomas y prevenir infecciones pulmonares graves.
En la mirada de Putruele, el estado del Papa sigue siendo delicado aunque por el momento no se detectaron infecciones activas. “El pronóstico puede mejorar con el tiempo, pero también, debido a la fragilidad extrema del Papa, esto puede tener consecuencias”, advirtió la neumonóloga.
Para manejar la situación, el equipo médico implementó un tratamiento con broncodilatadores, corticoides y antibióticos, con el fin de reducir la inflamación y prevenir nuevas infecciones. Sin embargo, la acumulación de moco en los bronquios dilatados aumenta el riesgo de que algunas bacterias sean resistentes a los antibióticos convencionales, lo que complica aún más su recuperación.

Putruele detalló que “estos bronquios que están agrandados pueden infectarse, llegar a producir pequeños sangrados y reiteradas infecciones”, lo que hace que el monitoreo constante sea crucial.
Un pronóstico incierto
El estado del Papa Francisco sigue siendo de extrema delicadeza. Su recuperación dependerá de la capacidad de su organismo para responder al tratamiento y evitar nuevas complicaciones respiratorias.
Sin embargo, su condición de base, la bronquiectasia, sigue siendo un factor crítico que hace que cada día sea una batalla por la estabilidad. A esto se suma su condición de fragilidad debido a su edad avanzada.
Los médicos continúan atentos a cualquier signo de deterioro, conscientes de que la salud pulmonar del Pontífice está en una zona de alto riesgo.
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