Insuficiencia cardíaca congestiva: qué es y cuáles son los tratamientos para una condición que puede causar la muerte

Con el paso de los años, nuestro corazón puede ser blanco de una serie de afecciones cada vez más amplia. Una de las más frecuentes es la insuficiencia cardíaca congestiva (IC), una condición por la que el órgano no puede bombear suficiente sangre y esta se va acumulando junto con otros líquidos en distintas partes del cuerpo, principalmente en los pulmones, el hígado y las piernas. Puede derivar en cuadros graves, con alto nivel de morbimortalidad, por lo que es vital estar atentos a sus síntomas para buscar una atención adecuada a tiempo.

La forma crónica de esta patología afecta al 2 a 3% de la población general en Argentina y su incidencia se eleva al 10% de los mayores de 70 años. Se trata de pacientes que ya tienen una función cardíaca deteriorada, y suelen descompensarse ante algún factor precipitante como la suspensión de medicamentos, transgresión alimentaria o una infección. Pero la evolución también puede ser rápida (se denomina aguda) y se da habitualmente en corazones sanos que sufren algún evento cardiovascular, como por ejemplo un infarto agudo de miocardio.

“Cuando la insuficiencia cardíaca aguda no es tratada adecuadamente en tiempo y forma, puede evolucionar rápidamente hacia un shock cardiogénico (SC). Es una condición en la cual el corazón no puede bombear suficiente sangre para satisfacer las necesidades de los órganos del cuerpo, lo que genera menor irrigación de los tejidos. Se caracteriza por presión arterial baja, y signos y síntomas de baja perfusión de los órganos como piel fría, taquicardia, pulso débil, somnolencia, menor volumen de orina, pudiendo llegar en los casos extremos a la pérdida de consciencia”, explicó el doctor Leonardo Seoane (MN 133620), jefe de Recuperación Cardiovascular y Coordinador de Cardiología Crítica del ICBA Instituto Cardiovascular.

Un dato preocupante es que los shocks cardiogénicos presentan una altísima mortalidad, por encima del 50%. Ocho de cada 10 casos están causados por un infarto agudo de miocardio, pero pueden asociarse también a arritmias, alteraciones de las válvulas cardíacas, inflamación del músculo del corazón (miocarditis) o ser consecuencia de una cirugía cardíaca.

Ante la sospecha de un shock cardiogénico se debe activar el sistema de emergencias médicas y concurrir a la guardia de manera inmediata. Como tratamiento inicial, se aplican medicamentos por vena que aumentan la presión arterial y la contracción del músculo del corazón. Cuando esta terapia no es suficiente, se debe recurrir a estrategias de sostén más complejas como son los dispositivos de asistencia ventricular.

“Son ‘máquinas’, internas o externas al organismo, que permiten mantener de manera artificial la función del corazón, y en algunos casos también del pulmón. Así se irrigan los distintos órganos del cuerpo, manteniendo el corazón en reposo hasta que el mismo se recupere, o en caso de que no ocurra poder llegar a un trasplante cardíaco como tratamiento más definitivo”, detalla el doctor Seoane.

La opción más indicada es la oxigenación por membrana extracorpórea venoarterial (ECMO VA), una herramienta valiosa cuyo uso se extendió en los últimos años a nivel mundial. Es un tipo de asistencia ventricular externa al organismo, que proporciona soporte vital a los pacientes. En la práctica, cumple de manera transitoria las funciones tanto de corazón como de pulmón, ya que bombea y oxigena la sangre. “Es una asistencia de corta duración, por lo que en promedio su utilización no debería superar los 7 a 14 días”, explica.

¿Cómo funciona? El experto del ICBA cuenta que el ECMO VA toma sangre del corazón con una bomba centrífuga externa a través de una tubuladura (habitualmente en una vena de la pierna). Luego la oxigena en una membrana externa eliminando el dióxido de carbono, y la devuelve al organismo a través de una arteria, para que llegue hasta los distintos órganos y tejidos. El paciente debe estar anticoagulado y este procedimiento se utiliza también como sostén en algunos casos ante un paro cardiorrespiratorio (PCR) hasta que el paciente sale del mismo.

Según los registros de la ELSO (Extracorporeal Life Support Organization), la organización que nuclea a los centros que realizan esta práctica desde 1989, en los casos de shock cardiogénico el uso de esta técnica de avanzada tiene una sobrevida intrahospitalaria del 47%, mientras que ante paros cardíacos es del 31%. En Europa y Estados Unidos se concentra el mayor volumen de pacientes en ECMO, con una media de 20 a 25 casos anuales por centro, mientras que en Latinoamérica es tan solo de 5.

En Argentina no existe el desarrollo de programas de asistencia circulatoria a largo plazo, y el ECMO VA es prácticamente la única asistencia disponible. Sin embargo, son pocos los centros que lo practican y aún menos los que reportan los resultados de su uso a la ELSO.

“En el caso del ICBA como centro cardiovascular de alta complejidad contamos con un programa de ECMO de más de 10 años de experiencia, con más de 100 casos de asistencia por shock cardiogénico y paro cardiorrespiratorio. Esta tecnología comenzó a utilizarse en 2013, y el programa de ECMO creció exponencialmente en 2018, en el seno del programa de asistencia ventricular y trasplante, con la creación del equipo multidisciplinario”, dijo el doctor Seoane.

Como los pacientes son complejos por su alta morbimortalidad, lo ideal es que el manejo esté a cargo de un equipo conformado por cirujanos, cardiólogos, intensivistas, perfusionistas, hemodinamistas, enfermeros, hematólogos, infectólogos, kinesiólogos, anestesiólogos y especialistas en imágenes. El objetivo es favorecer el trabajo interdisciplinario y determinar de manera conjunta la mejor opción terapéutica en el tiempo adecuado.

“Respecto a los resultados institucionales, en 2024 hemos implantado 15 ECMO VA (3 por PCR), el triple de lo reportado por la ELSO en los centros de Latinoamérica. La sobrevida intrahospitalaria en nuestro centro fue del 66,6%, mientras que la reportada por el registro ELSO fue del 47%, y la sobrevida intrahospitalaria en ECMO VA por PCR fue del 33,3%, similar a los registros de ELSO (31%)”, agregó.

El especialista destacó esta efectividad que tiene el ECMO VA como dispositivo de asistencia ventricular y plantea los desafíos que se enfrentan para que su utilización crezca en nuestro país. “En Argentina son pocos los centros que desarrollaron esta asistencia, por lo tanto, es fundamental que se generen redes interhospitalarias. Así se podría concentrar el volumen en pocos centros de experiencia y desarrollar un trabajo de alta eficiencia, para seleccionar adecuadamente los pacientes y reducir a la vez la morbimortalidad”, concluyó.

*El Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA) fue creado en 1978 con el objetivo de trabajar para que los pacientes con afecciones cardiovasculares vivan más y mejor. Se ha constituido en un centro de excelencia en el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares y es hoy reconocida como una institución que marca tendencias en el conocimiento y tratamiento de todo lo relacionado con el cuidado de la salud en esta área.