Este lunes 3 de febrero será uno de los días más calurosos en lo que va del año: se espera una jornada de calor extremo en gran parte del país con temperaturas que alcanzarán los 44 grados en San Luis, Chaco, La Pampa y Catamarca, según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN). En el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), la máxima prevista es de 38 grados.
Durante la tarde, muchas localidades superarán los 40 grados, y el calor se prolongará durante la noche, con temperaturas cercanas a los 30 grados en varias regiones.
Las altas temperaturas exigen al cuerpo mantener el equilibrio adecuado para su correcto funcionamiento, pero cuando el calor es excesivo pueden generarse consecuencias para la salud: “Identificar los síntomas, las señales de alarma y entender los riesgos es clave para prevenir complicaciones”, afirmó en Infobae la doctora Stella Maris Cuevas (MN. 81701), médica otorrinolaringóloga, experta en olfato, alergista y expresidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad de Buenos Aires (AOCBA).
Los síntomas corporales ante el calor extremo
Entre las principales afecciones que las altas temperaturas generan en el organismo, se destacan el estrés por calor, el agotamiento y el golpe de calor.
Cada una presenta diferentes síntomas y gravedad. Estos episodios pueden manifestarse desde malestar general, fatiga e irritabilidad hasta cuadros graves que comprometen la conciencia, lo que requiere atención médica urgente. “Con la llegada de días calurosos, el cuerpo puede experimentar distintas alteraciones, por lo que es fundamental aprender a diferenciar estas condiciones”, explicó la doctora Cuevas.
El golpe de calor puede manifestarse de distintas formas, incluyendo fiebre alta, fatiga extrema, náuseas, vómitos y desorientación, e incluso puede llevar a la pérdida de la conciencia en los casos más graves.
“Los dos grupos a los que se debe estar atentos frente a los calores fuertes son los niños y las personas grandes. Las personas mayores suelen no tener sensación de sed, y pasa lo mismo con los bebés, que además en ocasiones no tienen acceso a hidratarse. También impacta más en pacientes con enfermedades cardiovasculares, diabetes u otras predisponentes. El resto de las personas habitualmente se sienten mal, tienen mucho calor, pierden líquido y se sienten cansadas. Eso es un paso previo al golpe de calor”, comentó el doctor José Stringa (MN 137.606), del departamento Medicina Interna del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Estrés por calor
Ocurre cuando se altera el equilibrio térmico del cuerpo. La doctora Cuevas detalla que los síntomas incluyen malestar general, baja tensión arterial y aumento de la transpiración debido al esfuerzo del organismo por contrarrestar el sobrecalentamiento. “Reponer líquidos de forma inmediata es esencial para evitar complicaciones”, puntualiza la especialista.
Agotamiento por calor
Suele manifestarse tras varios días consecutivos de exposición a altas temperaturas y humedad elevada. Los síntomas más comunes son debilidad, mareos, náuseas y sudoración excesiva.
Golpe de calor
Esta es una condición más grave en la que el cuerpo pierde la capacidad de regular su temperatura central, lo que provoca un aumento excesivo que “a menudo supera los 40 grados centígrados”, describió el doctor Stringa.
“El golpe de calor requiere atención médica inmediata”, enfatizó la doctora Cuevas. Entre sus síntomas, menciona desorientación, piel caliente y seca, dolor de cabeza y en casos graves, pérdida de conciencia.
La Dra. Cuevas advierte que, frente a signos de golpe de calor, es primordial acudir al centro de salud más cercano y, mientras tanto, tomar medidas para bajar la temperatura corporal, como colocar compresas frías o mojar la piel con agua. “El objetivo es estabilizar la temperatura entre 36,5 °C y 37 °C”, señaló la doctora Cuevas.
Cómo prevenir el golpe de calor
La exposición prolongada al calor extremo puede provocar síntomas como mareos, fatiga, dolor de cabeza, náuseas y, en casos graves, afectar el funcionamiento del organismo. Para evitar estos riesgos, es fundamental mantenerse hidratado, reducir la actividad física en las horas de mayor temperatura y tomar medidas para refrescar el cuerpo.
- Hidratarse y llevar una dieta liviana: tomar agua segura y jugos naturales con frecuencia, evitar bebidas con cafeína, azúcar o alcohol, y optar por comidas frescas, con poca grasa. “Consumir frutas y verduras que tienen un alto contenido de agua, y evitar comidas pesadas que requieran más energía para la digestión”, destacó el doctor Stringa.
- Buscar ambientes frescos y ventilados: permanecer en lugares con ventilación natural o utilizar ventiladores y aire acondicionado. Al aire libre, optar por las zonas de sombra.
- Evitar la exposición solar: no exponerse al sol entre las 10 y las 16 horas, y nunca antes del primer año de vida. Utilizar protector solar, incluso en días nublados.
- Elegir ropa adecuada y refrescar el cuerpo: usar prendas holgadas, livianas y de colores claros, preferentemente de algodón, usar gorros y mojarse el cuerpo con frecuencia.
- Evitar el esfuerzo físico: reducir la actividad física intensa en horarios de mayor temperatura y descansar si se presentan síntomas como mareos o fatiga. “Realizar ejercicio en las horas más frescas del día; temprano por la mañana o al atardecer. Es crucial hidratarse antes, durante y después de la actividad física”, sumó el especialista del Hospital de Clínicas.
- Proteger a niños y adultos mayores: son los grupos más vulnerables al calor extremo. Procurar que los más chicos, y los mayores permanezcan en lugares bien ventilados, usar ventiladores o aire acondicionado (ya sea en casa o lugares públicos) cuando la temperatura ambiente es muy elevada.