Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de personas que viven con demencia en el mundo podría alcanzar los 153 millones para el año 2050, lo que representaría casi el triple de los casos actuales. Este incremento acelerado está vinculado al envejecimiento de la población y configura un desafío a futuro para la salud global. Hoy, más de 55 millones de personas padecen esta enfermedad en todo el mundo, y anualmente se registran cerca de diez millones de nuevos diagnósticos, destacó el organismo internacional.
La enfermedad de Alzheimer es un tipo de demencia que afecta la memoria, el pensamiento y el comportamiento. Los síntomas acaban agravándose lo suficiente como para interferir en las tareas cotidianas de la persona afectada.
Los investigadores afirman que muchos factores de riesgo influyen en la aparición de Alzheimer, tales como la edad, la genética, lesiones en la cabeza, los hábitos de vida y hasta las infecciones.
¿Qué causa la enfermedad de Alzheimer? El doctor Ricardo Allegri, MN 63538, jefe de Neurología Cognitiva, Neuropsicología y Neuropsiquiatría de Fleni explicó a Infobae: “Hay dos tipos de Alzheimer uno familiar, hereditario, autosómico dominante que corresponde a menos del 1% de los pacientes cuya causa es una alteración genética. El 99% restante es llamado esporádico, se desconoce la causa y solo se describen factores de riesgo y asociaciones, pero no aun causas".
Entre los factores de riesgo vuelven a aparecer los genes, describió el experto, pero en este caso “aumentan el riesgo de desarrollar la enfermedad”. Y completó: ”Otros factores de riesgo son la baja educación, la inactividad física, el aislamiento social, la pérdida auditiva o visual, la depresión y los factores de riesgo vasculares como la hipertensión arterial, diabetes, dislipemia, y obesidad”.
Según un nuevo estudio publicado en The Lancet Healthy Longevity, la juventud, una etapa de crecimiento y cambios, es también la primera línea de defensa contra la demencia, cuidando el cerebro desde los primeros años de vida.
Los investigadores han estado estudiando la asociación de las infecciones con el Alzheimer. ¿Algunos casos de la enfermedad podrían tener esa causa? El doctor Allegri respondió: “No está demostrado que casos de Alzheimer hayan sido ‘causados’ por infecciones. Lo que se ha publicado hasta ahora son asociaciones, pero no causas. Es cierto que algunos artículos describen infecciones que pueden gatillar depósito amiloide en animales de laboratorio, pero esto no asegura una causa. Tampoco sabemos las implicancias en el ser humano”.
En coincidencia, la doctora Cecilia Fernández, jefa de la sección Trastornos de memoria y conducta del Servicio de neurologia del Hospital Italiano de Buenos Aires (MN 109575), explicó a Infobae:
“No hay evidencia de que la enfermedad de Alzheimer sea causada por infecciones. Pero sí hay ‘hipótesis inflamatorias’ que postulan que agentes infecciosos podrían desencadenar inflamación en el sistema nervioso central y activar la microglía. También hay otra hipótesis del eje intestino - cerebro que habla de una conexión con infecciones en el tubo digestivo que pueden activar también mecanismos inflamatorios de microglia en el cerebro”.
¿Qué son las microglías? Las microglías son el miembro más pequeño de la familia de las glías, unas células que se encuentran en el cerebro. Su función principal es actuar como la primera línea de defensa del sistema inmunológico en el cerebro, pero también pueden atacarlo.
La doctora Fernández explicó: “Las microglías se activan frente a una respuesta inflamatoria en el sistema nervioso central. Es decir, que cuando existe algún proceso inflamatorio que puede ser infeccioso o por otra vía, situaciones de estrés, etc. pueden generar inflamación. Esta respuesta inmune específica del sistema nervioso puede producir la liberación de algunas sustancias que generen cambios en las neuronas y si esto persiste en el tiempo, llegar al deterioro o a la muerte neuronal”.
Cuáles son los factores de riesgo
Según la Alzheimer’s Association, la mayoría de los casos de Alzheimer y demencia son resultado de una combinación de factores de riesgo como la edad, los antecedentes familiares, la genética y otros:
1.Edad. El mayor factor de riesgo conocido para el Alzheimer y otras demencias es el envejecimiento, pero estos trastornos no son una parte normal del envejecimiento. Si bien la edad aumenta el riesgo, no es una causa directa del Alzheimer.
2.Historia familiar. Según las investigaciones, quienes tienen un padre, un hermano o una hermana con Alzheimer tienen más probabilidades de desarrollar la enfermedad. El riesgo aumenta si más de un miembro de la familia padece la enfermedad. Los factores de riesgo modificables, como el sueño, el hábito de fumar, la hipertensión o la diabetes, pueden aumentar aún más el riesgo.
3.Genética (herencia). Hay dos categorías de genes que influyen en el desarrollo de la enfermedad: los genes de riesgo y los genes deterministas. Se han encontrado genes de Alzheimer en ambas categorías. Se estima que menos del 1% de los casos de Alzheimer son causados por genes deterministas (genes que causan la enfermedad, en lugar de aumentar el riesgo de desarrollarla).
4.Lesión en la cabeza. Existe una relación entre las lesiones en la cabeza y el riesgo futuro de padecer demencia.
5.Ciertas condiciones médicas. Algunas de las pruebas más sólidas vinculan la salud del cerebro con la del corazón. “Esta conexión tiene sentido, porque el cerebro se nutre de una de las redes de vasos sanguíneos más ricas del cuerpo, y el corazón es el responsable de bombear sangre a través de estos vasos sanguíneos hasta el cerebro. El riesgo de desarrollar demencia parece aumentar debido a muchas afecciones que tampoco son buenas para el corazón, como la hipertensión y la diabetes”, afirmó la Alzheimer’s Association.
Cómo se desarrolla el Alzheimer
Esta enfermedad afecta al cerebro dañando sus componentes más básicos, las neuronas, haciendo que pierdan su función con el tiempo y finalmente mueran. “Las neuronas transmiten mensajes dentro del cerebro mismo y entre el cerebro y el resto del cuerpo. El proceso por el cual la enfermedad de Alzheimer destruye las neuronas se llama neurodegeneración. Además de dañar las neuronas, la enfermedad también interrumpe los puntos de comunicación (sinapsis) entre las neuronas. Esto dificulta que las células cerebrales ‘hablen’ entre sí”, explicaron los expertos de la Clínica Mayo.
Dos proteínas, beta-amiloide y tau, están asociadas con el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. La beta-amiloide produce placas en el cerebro y tau causa ovillos. Ambas contribuyen a la muerte de las neuronas involucradas en el pensamiento, lo que conduce a la demencia.
Según el doctor Anthony L. Komaroff, profesor de la Facultad de Medicina de Harvard y médico sénior en el Brigham and Women’s Hospital de Boston, cada vez se acepta más que la inflamación del cerebro o neuroinflamación es un factor importante en el Alzheimer.
El médico explicó en Harvard Health Letter: “Tanto las placas de beta amiloide como los ovillos de tau pueden desencadenar neuroinflamación, al igual que muchos microbios (bacterias y virus). Algunos científicos creen que la infección puede hacer algo más que causar neuroinflamación. La infección también puede desempeñar un papel en la activación de los depósitos de beta amiloide y los ovillos de tau”.
Algunos ejemplos estudiados son las bacterias de las encías y las intestinales. Hay algunas pruebas preliminares de que estas bacterias pueden afectar el riesgo de que una persona desarrolle Alzheimer en el futuro. Aún queda continuar los estudios y determinar cómo cambiar la composición de las bacterias intestinales para reducir el riesgo.
Cómo reducir el riesgo de Alzheimer
Según la doctora Fernández, es posible disminuir las posibilidades de padecer la enfermedad “controlando los factores de riesgo cardiovasculares, la hipoacusia y la pérdida visual; practicar actividad física y procurar la interacción social y la estimulación cognitiva”.
El doctor Allegri comentó: “Nuestro grupo lidera un proyecto que incluye 12 países de Latinoamérica desarrollando un programa de prevención llamado LatamFINGERS. El mismo incluye actividad física, estimulación cognitiva, dieta, y control de los factores de riesgo vascular referidos. Los resultados de un trabajo similar en Finlandia y Suecia (de la doctora Kivipelto) mostraron a los dos años una mejoría del 40% en memoria, 80% en función ejecutiva y 150% en velocidad de procesamiento. Nuestra hipótesis es que si este estudio mostró diferencias muy significativas en países a priori con sistemas de salud muy dedicados a la prevención, en Latinoamérica los resultados deberán ser mucho mejores”.
Recomendaciones para reducir el riesgo de padecer Alzheimer:
- Dormir al menos siete horas por noche. “Mientras duerme, el cerebro elimina desechos y toxinas, incluida la beta amiloide”, explicaron en Harvard. Si se padece algún problema relacionado con el sueño, como apnea del sueño, consultar al médico.
- Proteger la cabeza. Usar casco para actividades como andar en bicicleta y al hacer deportes y ponerse cinturón de seguridad. “Haga lo que pueda para prevenir caídas, especialmente en el caso de los adultos mayores”, recomendó Alzheimer’s Association.
- Utilizar técnicas de manejo del estrés. “El estrés activa las áreas del cerebro que internalizan las emociones y las células de esas áreas cerebrales pueden producir más amiloide y sufrir más inflamación”, dijo Harvard. La meditación y mindfulness pueden ser de ayuda.
- Interactuar con familia y amigos. “Si la soledad provoca estrés, aumenta el riesgo de padecer Alzheimer”, afirmaron en Harvard.
- Practicar ejercicio diariamente. El ejercicio aeróbico promueve el nacimiento de nuevas células cerebrales y favorece el flujo sanguíneo al cerebro y al cuerpo. También el entrenamiento de fuerza tiene un efecto neuroprotector.
- Aprender cosas nuevas. La educación reduce el riesgo de deterioro cognitivo y demencia. “Continúe su propia educación tomando una clase en una biblioteca local o en una universidad, o en línea”, aconsejó Harvard.
- Seguir una dieta sana. Los alimentos azucarados, salados y procesados promueven la inflamación. “Los alimentos más saludables pueden ayudar a reducir el riesgo de deterioro cognitivo. Esto incluye más verduras y carnes y proteínas más magras”, recomendó Alzheimer’s Association.
- Usar hilo dental con frecuencia. Junto con el cepillado, este hábito reduce el riesgo de padecer enfermedades de las encías, que aumentan la cantidad de bacterias bucales potencialmente dañinas.
- Vacunarse. Las vacunas reducen en gran medida el riesgo de contraer infecciones graves.