La otitis externa es en esta época la patología más frecuente, representa aproximadamente del 15 al 20% de las consultas médicas. Se trata de un cuadro muy molesto, no es una patología grave, pero es muy incómoda.
Se produce por el contacto con el agua y el tiempo de permanencia en la misma.
La otitis es el resultado de una alteración de la barrera natural de la piel, que recubre el conducto auditivo externo, que es la continuación del pabellón auricular, con forma de tubo y conecta la oreja con la membrana timpánica.
El conducto auditivo externo está formado por hueso y cartílago, cubierto por piel, tiene un pH ácido su función es la de protección. El síntoma principal es el dolor intenso de oído, que aumenta al presionar la zona afectada.
Existe una maniobra que de manera improvisada, sirve para detectar de que se trata el cuadro, se la conoce con el nombre de maniobra de Bachert y consiste en presionar el trago (la tapita de la oreja) con el dedo índice, sí aparece molestia o dolor podemos suponer que se trata de una otitis externa.
A la inspección, con un otomicroscopio (es una luz magnificada) se puede observar edema, enrojecimiento y en algunas oportunidades puede observarse también la presencia de secreción, pues la piel puede sufrir de resquebrajamientos y/o laceraciones, las mismas serían la puerta de entrada para las bacterias, y como consecuencia aparecería la infección.
Generalmente, este cuadro es consecuencia de la permanencia en el agua, es un cuadro que se manifiesta en los diferentes grupos etarios, pero quizá la frecuencia sea mayor en los niños, quienes pasan mucho tiempo con la cabeza sumergida en el agua.
Los síntomas que predominan son:
- Dolor al masticar.
- Dolor localizado a nivel del trago (tapita de la oreja)
- Dolor al apoyar la zona afectada sobre la almohada (incluso el mínimo roce)
- Sensación de oído tapado.
- Picazón en el conducto auditivo (CAE)
- Presencia de adenopatías (inflamación de ganglios)
- Secreción de líquido claro que no tiene olor.
Y las recomendaciones son:
Al salir del agua (piscina, mar, río) se debe intentar mantener los oídos secos, para ello se debe secarlos con mucha suavidad. No usar hisopos.
Se pueden colocar gotas prescriptas por el médico. O realizar una preparación con solución de partes iguales de alcohol y vinagre en un gotero. También se pueden secar los conductos con aire frío (viento proveniente de un secador de cabello)
En caso de dolor intenso, se debe consultar al médico y, ante la repetición de cuadros ya, se debe concurrir al médico especialista en Otorrinolaringología.
El tratamiento en general es local, se puede indicar analgésicos y antiinflamatorios, si hubiera infección se prescribirá seguramente algún antibiótico, y corticoides por vía oral, los cuales aliviarán el dolor y se reducirá el edema, desinflamando la zona.
Dra. Stella Maris Cuevas (MN: 81701), médica otorrinolaringóloga, experta en olfato. Alergista. Expresidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad de Buenos Aires (AOCBA)