En los últimos días, se han reportado avistamientos de carabelas portuguesas, también conocidas como fragatas portuguesas, en diversas playas de Uruguay. Su reciente presencia ha generado preocupación por su peligrosidad y el inusual patrón de aparición.
Su nombre científico es Physalia physalis y, pese a su forma, no es una medusa, sino que es una compleja colonia de organismos especializados, llamados zooides, que trabajan en conjunto para sobrevivir.
Estos individuos desempeñan funciones específicas: flotación, alimentación, reproducción y defensa. La estructura visible en la superficie del agua, el pneumatóforo, actúa como flotador y vela, permitiendo que el organismo se desplace impulsado por el viento.
“Aunque la apariencia de la carabela portuguesa es similar a la de una medusa, técnicamente no lo es. Es, de hecho, un conglomerado de organismos que cooperan como una colonia para sobrevivir”, explicaron desde el Municipio de La Paloma.
El pneumatóforo también transporta tentáculos colgantes que varían en longitud y función. Los gastrozoides se encargan de la alimentación, los gonozoides de la reproducción y los dactilozoides, que pueden alcanzar hasta 30 centímetros, están equipados con cnidocitos, células urticantes que inyectan veneno. Cada centímetro de un dactilozoide contiene más de un millón de cnidocitos.
Por qué son peligrosas las carabelas portuguesas
El contacto con los tentáculos de una carabela puede ser extremadamente doloroso y peligroso. Los cnidocitos liberan toxinas que afectan el sistema nervioso, los músculos y, en casos graves, los centros respiratorios. Aunque rara vez son fatales para los humanos, las picaduras pueden causar lesiones cutáneas severas y reacciones sistémicas.
En un ser humano, además de una dolorosa y duradera lesión cutánea, las consecuencias de la picadura dependerán de la cantidad de toxina que inyecte. Eso, a su vez, estará en función del tamaño de la carabela, de lo “intenso” que sea su abrazo (número de tentáculos que contacten con la piel) y de la biomasa del afectado.
Las autoridades locales han enfatizado la importancia de la prevención y una respuesta adecuada en caso de contacto. Se recomienda lavar el área afectada con agua salada, evitando agua dulce, que intensifica los efectos. Tampoco se debe aplicar vinagre, una práctica común para las medusas verdaderas. El tratamiento incluye agua caliente para neutralizar el veneno y cremas con cortisona para aliviar la inflamación.
Tradicionalmente, las carabelas portuguesas habitan áreas tropicales y subtropicales en los océanos Pacífico, Índico y Atlántico. Sin embargo, en los últimos años, se han registrado avistamientos en el Mediterráneo y costas del Atlántico europeo, además de España y Uruguay.
Estas apariciones se atribuyen a condiciones meteorológicas y oceanográficas inusuales, así como a la disminución de depredadores naturales como la tortuga boba.
Importancia ecológica
Las carabelas portuguesas desempeñan un papel crucial en los ecosistemas marinos, según recientes estudios. Como depredadores, controlan poblaciones de zooplancton, peces pequeños y larvas, un comportamiento que contribuye al reciclaje de nutrientes, fundamental para el equilibrio de los mares. Además, son presas de especies como tortugas y el dragón azul (Glaucus atlanticus).
No obstante, su impacto en la pesca comercial genera preocupaciones, ya que pueden reducir las poblaciones de peces de importancia económica.
¿Por qué, pese a ser parecidas, no son medusas? Estos animales marinos pertenecen a la clase Scyphozoa y son organismos individuales que realizan todas las funciones vitales en un solo cuerpo. En cambio, las carabelas forman parte de los sifonóforos (Hydrozoa), donde los zooides cooperan como una colonia integrada. Por lo cual, son uno de los organismos más complejos del reino animal.
Ante la presencia de carabelas portuguesas, las autoridades recomiendan extremar precauciones y evitar el contacto directo. Es fundamental:
- Mantenerse informado sobre alertas locales
- Evitar entrar al agua si se detectan carabelas en la playa.
- Avisar a las autoridades sobre su avistamiento para garantizar una rápida respuesta.
“La mejor defensa es siempre la prevención. Así, podemos disfrutar de las playas y el mar, respetando la biodiversidad que nos rodea”, destacó el Municipio de La Paloma.