
En la Argentina se han identificado más de 240 especies de mosquitos, aunque solo unas pocas representan un riesgo para la salud pública al transmitir enfermedades como el dengue, Zika, chikunguña, o la encefalitis equina del Oeste.
Entre las especies se destacan los mosquitos Aedes albifasciatus y Aedes aegypti, que tienen características y ciclos de vida muy diferentes. Este verano, en zonas como Buenos Aires y el AMBA, se identificaron diferencias con respecto a la presencia de las poblaciones de estos zancudos habituales de ciudades y áreas suburbanas.
“Seguramente, hay personas que tienen la sensación de que hay menos mosquitos este verano en comparación con el anterior. Eso tiene que ver con que este verano no se está produciendo la invasión de Aedes albifasciatus que se registró el año pasado”, dijo a Infobae la doctora Sylvia Fisher, del Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires, que depende del Conicet y la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.

Al ser mosquitos muy visibles por su agresividad y abundancia, se notó mucho que los Aedes albifasciatus estaban en 2024. Pero este año no pasa lo mismo, mencionó. En cambio, la especie Aedes aegypti tiene niveles habituales para la época del año. “No hay menos que otros años”, aclaró Fischer.
“Las 220 ovitrampas que colocamos en la ciudad de Buenos Aires están teniendo el mismo nivel de positividad de mosquitos del año pasado. Veremos qué pasa las próximas semanas”, precisó a Infobae Gabriel Battistella, subsecretaria del Ministerio de Salud porteño.
En tanto, la doctora en biología Victoria Micieli, investigadora del Conicet, explicó a Infobae que la abundancia de esos mosquitos depende en gran medida de las condiciones climáticas y de comportamientos de los seres humanos. “Las bajas precipitaciones de los meses pasados podrían haber sido la causa de que se observen una menor cantidad de mosquitos ahora”, afirmó.

Esa reducción afecta especialmente a Aedes albifasciatus, también conocido como “mosquito de inundación”, que prolifera cuando las lluvias generan charcos y anegamientos. Según Micieli, “fue la especie que más se sintió el año pasado”.
Por otro lado, Aedes aegypti, principal vector del dengue en América, muestra un patrón diferente. Aunque favorecen su reproducción al llenar recipientes que se convierten en sitios de cría, esa especie no depende exclusivamente de las lluvias.
Según Micieli, los humanos también contribuyen al suministro de agua en esos recipientes, al asegurar así la supervivencia del mosquito, incluso en condiciones secas.
Cómo fue el avance del mosquito que transmite el dengue

El mosquito que puede transmitir el dengue está presente desde el norte de la Patagonia hasta las provincias más cálidas del país, con una actividad que aumenta hacia los meses de febrero y marzo, período en que suelen aparecer brotes de la infección. Durante los últimos 27 años se produjeron cinco epidemias nacionales en Argentina, en las temporadas: 2008-2009, 2015-2016, 2019-2020, 2022-2023 y la más reciente, el pasado año.
El mosquito Aedes aegypti logró superar las fronteras políticas y llegó cada vez más al sur. Durante la última temporada (2023-2024) se produjo la peor epidemia: hubo 419 fallecimientos por dengue. Dentro de ese total, 409 se produjeron entre enero y julio del año pasado. Nunca antes ocurrieron tantas muertes en una temporada.
El Aedes aegypti es un mosquito que suele medir menos de un centímetro de diámetro. Es de color negro o marrón y presenta rayas blancas distribuidas por el cuerpo y las patas. Vive de 25 a 30 días y para reconocerlo se debe prestar atención a las manchas blancas que lleva en su dorso y patas.
Cómo prevenir la presencia de mosquitos

Históricamente, se creía que el insecto se criaba en agua limpia. Pero el equipo de científicos liderado por la doctora Fischer, demostró que también el Aedes aegypti usa agua con materia orgánica y en recipientes muy sucios. Lo publicaron en la revista Journal of Vector Ecology.
Ese hallazgo reveló que recipientes descuidados también pueden servir como criaderos. Por ejemplo, un bebedero del perro o un baldecito de niños. La científica María Sol De Majo, investigadora del Conicet y la UBA, recomendó estas acciones para prevenir el dengue y no tener criaderos de mosquitos cerca:
- Limpiar con cepillo las paredes de los recipientes que puedan acumular agua.
- Tirar agua hirviendo en lugares de difícil acceso.
- Tirar recipientes que no se utilicen.
- Mantener boca abajo recipientes en desuso.
- Tratar de perforar los neumáticos o desecharlos.
- Destapar canaletas para evitar que se acumule agua.
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