
La poliomielitis, comúnmente conocida como polio, es una enfermedad viral altamente contagiosa que puede causar parálisis irreversible, principalmente en niños. El virus se propaga principalmente a través de la ruta fecal-oral y puede llevar a complicaciones graves que afectan al sistema nervioso central.
A pesar de que la afección fue prácticamente erradicada en muchas partes del mundo gracias a programas de vacunación masiva, aún persiste en Pakistán y Afganistán, como consecuencia de falta de acceso a la vacunación y barreras logísticas y de seguridad. Esta situación subraya la importancia de mantener la vigilancia y la inmunización.
El Día Mundial de la Lucha contra la Poliomielitis, conmemorado el 24 de octubre, tiene el objetivo de concienciar sobre la enfermedad y promover esfuerzos globales para su erradicación.
Esta fecha sirve como un recordatorio de los avances logrados y de la necesidad de continuar con las estrategias para que ninguna persona, especialmente niños, vuelva a sufrir las consecuencias de esta infección prevenible. A través de campañas de vacunación y educación, se busca garantizar un futuro libre de polio para las próximas generaciones.
¿Cuándo comenzaron los esfuerzos para erradicar la poliomielitis?

En 1988, el mundo dio un paso crucial hacia la eliminación de una de las enfermedades más devastadoras que afectaba principalmente a los niños: la poliomielitis. En ese año, la Asamblea Mundial de la Salud (OMS) adoptó una resolución que lanzó la Iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis (IEMP).
Esto marcó el comienzo de una de las campañas de salud más ambiciosas de la historia. Con más de 350.000 casos en 125 países endémicos en esa época, la poliomielitis parecía incontrolable. Sin embargo, hoy en día se redujo en más del 99%, convirtiéndose en un ejemplo del poder de la colaboración internacional en la salud pública.
De los tres tipos de poliovirus salvajes, el tipo 2 fue erradicado en 1999, y el último caso del tipo 3 se notificó en Nigeria en 2012, cuando se logró su erradicación oficial, según explicaron desde la OMS. En el caso de las Américas, no se reportaron casos endémicos de polio desde 1991.
Un ejemplo de éxito sobresaliente fue la eliminación de la infección en India, país que fue considerado uno de los mayores desafíos para detener el virus debido a su alta densidad poblacional. Sin embargo, en enero de 2011, se lo declaró libre de la afección.

Esto demuestra que, cuando las estrategias de vacunación e inmunización se implementan plenamente, es posible eliminar la enfermedad, incluso en las áreas más afectadas.
Pero a pesar de los logros históricos, la erradicación total aún no se alcanzó. La poliomielitis sigue siendo una amenaza en Afganistán y Pakistán, los dos últimos países donde el poliovirus salvaje tipo 1 persiste, por lo que, mientras quede un caso, el mundo no estará a salvo de su resurgimiento.
Sin embargo, la disminución de los casos es evidente; en 2019 se registraron únicamente 175 casos en todo el mundo, un progreso significativo desde los cientos de miles reportados tres décadas atrás.
La importancia de la vacunación contra la polio

El avance en la erradicación de la enfermedad no hubiera sido posible sin el uso extendido de la vacuna contra la polio. Esta forma de inmunización es fundamental para prevenir la afección, la cual puede causar parálisis irreversible e incluso la muerte al infectar la médula ósea y el cerebro de las personas.
Aunque la mayoría de los infectados no presentan síntomas graves, algunos experimentan complicaciones severas como parestesia (sensación de alfileres y agujas), meningitis o parálisis, según explican desde el portal de los Institutos Nacionales de la Salud de los Estados Unidos (NIH), MedlinePlus. En casos extremos, la parálisis puede derivar en discapacidades permanentes o causar la muerte al afectar los músculos respiratorios.
Por su parte, los niños en la Argentina deben recibir 4 dosis de la vacuna en edades clave: a los 2 meses de vida, 4 meses, 6 meses y un refuerzo a los 5 años, según lo estipulado por el Ministerio de Salud de la Nación. Esto les confiere una protección efectiva de por vida.

Aunque en muchos países la polio fue eliminada, es esencial mantener una alta inmunidad a través de la vacunación, ya que la infección viral persiste en algunas partes del mundo. La vacuna es la única herramienta disponible para proteger a la población y evitar un posible resurgimiento global.
La erradicación completa de la poliomielitis no solo protegería a futuras generaciones de sus devastadores efectos, sino que también representaría un logro para la salud pública mundial.
Aún más importante, se lograría que ningún niño más sufra las consecuencias de esta afección. No obstante, si no se consigue detener su transmisión en los últimos focos, la poliomielitis podría resurgir y poner en peligro los avances alcanzados.
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