
Muchas personas comienzan a planificar sus vacaciones. Subirse a un avión durante los próximos meses para atravesar distancias más o menos largas es una constante en este contexto. Y según los expertos en salud y aviación, hay algunas recomendaciones que deben conocer.
Es que si bien a raíz de la pandemia por COVID-19 las aerolíneas sumaron medidas de seguridad en cuanto a la salud, lo cual es una gran noticia para las personas que tienen problemas médicos, “algunas de las emergencias que surgen en los vuelos se pueden prevenir si los pasajeros tienen un poco de precaución y no sabotean su propia seguridad”, según destacó el médico cardiólogo Henry Ting, MD, MBA, quien desde 2021 se desempeña como director de salud en Delta Airlines.
Cuáles son las 7 cosas que no hay que hacer en un vuelo
1- Beber demasiado alcohol

Según el doctor Ting, el alcohol es el principal responsable detrás de las emergencias médicas durante los vuelos. “Tomar demasiado en el bar del aeropuerto para comenzar las puede volverse en contra una vez que se esté en el aire -aseguró el experto-. El alcohol es un diurético, lo que significa que cantidades excesivas pueden exacerbar la deshidratación que los viajeros ya experimentan en un avión debido a los bajos niveles de humedad en la cabina”, dijo en diálogo con Well+Good.
En ese sentido, el especialista instó a disfrutar del viaje, así como de la comida y la bebida a bordo, pero hacerlo con moderación, como se haría en la vida real.
Los especialistas en general desaconsejan la ingesta de alcohol, especialmente de licores dulces o muy densos porque tienden a generar una mayor deshidratación y, por lo tanto, una mayor descompensación digestiva. Esto es debido a que el alcohol requiere un proceso más complejo de digestión a nivel del hígado, lo que puede acarrear algunos problemas extra al estómago.
2- Poner los medicamentos en la valija que se despacha

Por más que se trate de un vuelo de corta distancia, Ting aconsejó que las personas lleven los medicamentos esenciales en el equipaje de mano. Especialmente quienes padecen afecciones crónicas que dependen de medicamentos de acción rápida, como la insulina en el caso de las personas con diabetes, las inyecciones de epinefrina para personas con alergias graves o el hipertensivo para quien sufre de presión alta. Siempre es mejor tenerlos a mano.
Y agregó: “No sólo podrían ser esenciales si su condición comienza a empeorar, sino que si su vuelo se retrasa o su equipaje se pierde, cosa que puede suceder, conviene nunca deshacerse de los medicamentos más necesarios”.
3- Tomar sedantes
Muchas personas que temen viajar en avión acostumbran a tomar alguna medicación para relajarse y dormir durante el vuelo. Sin embargo, pese a lo “atractivo” que pueda resultar esta estrategia para evitar sufrir las turbulencias o los sonidos propios del avión, Ting advirtió que no es lo más recomendable.

“Cuando se toma un medicamento de este tipo, el efecto deseado puede ser ayudar a la persona a dormir o relajarse, pero cada uno de estos medicamentos afecta los neurotransmisores y, de hecho, pueden activarlos”, advirtió el cardiólogo. En lugar de tomar estos fármacos, que podrían ser contraproducentes, sugirió invertir en una buena almohada para el cuello, usar ropa cómoda y abrigada en el avión y llevar a bordo alguna golosina de preferencia para comer cuando empiece a sentirse ansiedad.
Respecto a la vestimenta, el doctor Agustín Folgueira, médico capitán del Ejército Argentino, del Hospital Italiano de Buenos Aires y miembro de la Asociación Argentina de Medicina del sueño, indicó a Infobae que “es mejor vestir prendas cómodas y sueltas. Si se tiene riesgo de trombosis venosa, se recomiendan medias de compresión graduada”.
4- Permanecer muy quieto durante los vuelos de larga distancia
Otra de las cosas que definitivamente desaconsejan los expertos es quedarse en el asiento durante muchas horas. Según Ting, “lo ideal es levantarse aproximadamente cada una hora para mantener la sangre circulando y reducir el riesgo de coagulación”. Y aconsejó: “Dar un corto paseo hasta el baño o caminar por el pasillo es suficiente para esos fines. Si no quiere molestar a su compañero de asiento porque duerme, también pueden hacerse algunos ejercicios sentado, como elevaciones de pantorrillas o giros de tobillos”.
Folgueira destacó que “permanecer sentado inmóvil durante mucho tiempo puede aumentar el riesgo de trombosis venosa, es decir, que se forme un coágulo en las venas de los miembros inferiores, por lo que siempre se recomienda usar medias elásticas, cambiar de posición con frecuencia y caminar cuando sea posible”.

5- Desabrocharse el cinturón de seguridad
Sobre este punto, en el portal de la línea aérea Iberia recomiendan: “Cuando pretendemos descansar a bordo de un avión, lo ideal es llevar siempre el cinturón de seguridad abrochado. ¿Por qué? Si hay una turbulencia, algo relativamente frecuente en los vuelos de larga distancia, el auxiliar de vuelo nos tendrá que despertar para advertirnos de que lo abrochemos. Lo mejor es evitar estas interrupciones llevándolo puesto”.
6- Ingerir alimentos altos en sodio y beber café
En opinión de Stella Maris Valiensi, doctora en Neurología, miembro de la Asociación Argentina de Medicina del sueño y autora del libro “La ruta del sueño”, publicado por “Del Hospital Ediciones”, del Instituto Universitario Hospital Italiano de Buenos Aires, “durante el vuelo se deben evitar los alimentos con alto contenido de sodio, las bebidas alcohólicas -como ya se dijo- y las azucaradas. El agua es la mejor opción para hidratarse”.
“El café y las bebidas cola tienen un efecto estimulante, por lo que dificulta la capacidad para iniciar el sueño y deben evitarse dentro de las seis horas previas al inicio deseado de sueño”, recomendó la experta en una nota en Infobae.

Asimismo, la sal que abunda en snacks y otro tipo de refrigerio que suelen comerse en vuelo, incrementará la sed y la pesadez de estómago. Además, la falta de humedad y el aire seco de la cabina pueden provocar deshidratación. Hay que tener cuidado y tomar alimentos frescos sin sal si se quiere prevenir dolores de cabeza, mayor retención de líquidos y hasta estreñimiento y fatiga.
7- Dejar la mascarilla en casa
Si bien el COVID-19 puede parecer un recuerdo lejano, todavía existe, junto con otra variedad de infecciones respiratorias como influenza, bronquiolitis o resfriado común. Y debido a que nadie querrá contraer alguna de estas enfermedades en el vuelo y ver arruinadas sus vacaciones, Ting sugirió “llevar una mascarilla en el equipaje de mano en caso de estar sentado junto a alguien con tos, estornudos u otros síntomas respiratorios”.
“Descubrimos por la pandemia que el uso de mascarillas unidireccionales funciona. Por lo tanto, usar una máscara nos protege de contraer posibles virus respiratorios. Ni siquiera tiene que ser COVID”, finalizó.
Últimas Noticias
Cómo trabaja el cerebro en la toma de decisiones
En Infobae en Vivo, la neuropsicóloga Lucía Crivelli explicó que factores emocionales y ambientales suelen pesar tanto o más que la lógica racional, según la evidencia científica reciente

Un estudio alerta sobre la posible presencia de “químicos permanentes” en alimentos habituales en Europa
El informe revela que compuestos como el ácido trifluoroacético, derivado de pesticidas, se encuentran en la mayoría de los productos analizados de 16 países del continente. Cuáles son

Alerta sanitaria por sarampión: rastrean los contactos de la familia de turistas que cruzó el país con la infección
Identificaron a 98 personas que se encuentran bajo monitoreo, según indicaron a Infobae desde el Ministerio de Salud de la Nación. Hasta cuándo será la ventana de contagio para quienes se cruzaron con los viajeros

El uso de los medicamentos GLP-1 para adelgazar podría causar pérdida de masa muscular
Especialistas advierten que sin cambios alimentarios y entrenamiento, el descenso de peso rápido puede dejar al organismo vulnerable y menos funcional, incluso en personas jóvenes y activas

¿Las pruebas de sangre para detectar el cáncer sirven para prevenir?
Los test son una herramienta que entusiasma a los pacientes, aunque los especialistas advierten sobre los riesgos y la falta de evidencia científica sobre su impacto real en reducir la mortalidad



