
El almacenamiento de granos en silobolsa revolucionó la logística del campo argentino. Pero su eficacia depende de un factor esencial: el monitoreo. Esta práctica permite conocer el estado real del grano y actuar a tiempo para preservar su calidad.
Leandro Cardoso, especialista en poscosecha del INTA Balcarce, destacó que el control debe contemplar toda la extensión del silobolsa. “Tiene entre 60 y 100 metros de largo; por eso, es normal que haya variaciones en la condición de la mercadería. Un buen sistema de monitoreo debe poder captar esa variabilidad”, señaló.
El seguimiento, explicó, no solo debe considerar las diferencias dentro de la bolsa, sino también los cambios que se producen con el paso del tiempo. “Debe indicar correctamente la evolución de ese ítem durante el almacenaje”, agregó.

Qué se controla y por qué
El monitoreo tiene dos pilares: revisar la integridad de la bolsa y observar la condición del grano. Ambas tareas son complementarias y ninguna puede hacerse sin la otra.
La hermeticidad, subrayó Cardoso, es el punto de partida. “Debe asegurarse desde el momento del embolsado y mantenerse a lo largo del tiempo. Si hay una falla, hay que actuar rápido para evitar que factores externos, como el ingreso de agua, afecten la mercadería”.
En esta línea, el INTA desarrolló un sistema automático que reemplaza la inspección visual tradicional. “Permite una supervisión más precisa y completamente automática”, explicó el especialista.
Evolución tecnológica y nuevos sistemas
Durante las tres décadas de uso del silobolsa en el país, las herramientas de control evolucionaron de forma notable. Al principio se usaban caladores manuales; luego aparecieron equipos capaces de medir niveles de dióxido de carbono dentro del silo, un indicador clave del estado del grano.
“El INTA fue muy importante en la generación de las bases de uso y en los primeros desarrollos de sistemas específicos, junto con empresas del sector. Hoy hay una variedad interesante de opciones”, señaló Cardoso.
Entre las alternativas disponibles se destacan los sistemas portátiles, más económicos y de fácil acceso, que brindan diagnósticos confiables para distintos tipos de granos.
Monitoreo remoto y precisión en tiempo real
Las últimas innovaciones incorporan sensores múltiples dentro de lanzas que se colocan en el silobolsa. Estos dispositivos no solo miden dióxido de carbono, sino también temperatura, humedad y movimiento, lo que permite detectar incluso intentos de vandalismo.
“Registran información que luego se transmite de forma remota, permitiendo hacer un diagnóstico a distancia”, detalló Cardoso. Este tipo de sistemas es especialmente útil para productores que no pueden visitar con frecuencia el lugar de almacenamiento.
Hacia una conservación más eficiente
El monitoreo inteligente es una herramienta estratégica para cuidar la calidad del grano y optimizar los procesos de poscosecha.
Con tecnología accesible y datos precisos, los productores pueden reducir pérdidas, tomar decisiones más informadas y sostener la competitividad del sistema agroindustrial argentino.
Fuente: Inta
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