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Con una gran producción local
Con una gran producción local fomentada por la necesidad de limitar importaciones, China ha reducido significativamente sus compras de maíz (Reuters)

Los datos son elocuentes. China compró poco más de 20 millones de toneladas de trigo, maíz, cebada y sorgo el año pasado y se estima que no superará esa cantidad en 2025. Western Producer advierte que esta cifra está muy por debajo de los 60 millones de toneladas importadas hasta hace no muchos años.

La analista estadounidense Karen Braun, ha señalado que el papel de China como gran importador de granos está disminuyendo, lo que indica un cambio significativo en el comercio agrícola mundial. En el caso del maíz, lejos han quedado las épocas en que a comienzos de la década de 2020 los chinos alcanzaban un máximo de 29,5 millones de toneladas adquiridas fronteras afuera. En 2024 fueron 13 millones de toneladas y se especula con una merma superior al 50% para este año. Braun proyecta una continua reducción de la demanda de granos importados para el gigante asiático.

La agencia oficial Xinhua destaca que China ha establecido un nuevo récord histórico de producción de cereales en el marco de su XIV Plan Quinquenal (2021-2025), superando los 700 millones de toneladas en 2024. La producción supone un aumento de 37 millones de toneladas en comparación con 2020, en el marco del compromiso con la seguridad alimentaria de sus 1.400 millones de habitantes. Los analistas también señalan que la desaceleración económica de China y la guerra comercial con Trump están frenando la demanda general de granos.

Imagen de un tradicional planteo
Imagen de un tradicional planteo artesanal de la agricultura china, que va siendo desplazado por el uso de moderna tecnología, tanto en procesos como en materiales genéticos (Reuters)

Estos volúmenes de producción sorprendentes llegaron de la mano de importantes inversiones en la modernización de la infraestructura agrícola. China ha desarrollado muchos millones de hectáreas de tierras de alta calidad, mejorando la eficiencia de su uso. A su vez, las innovaciones tecnológicas han contribuido en un 63,2% a la producción total gracias a métodos de cultivo modernos, automatización y variedades mejoradas. La inversión en investigación ha sido enorme. Los chinos dicen que más de 800 instituciones y 120.000 investigadores trabajan en el desarrollo de nuevas tecnologías, incluyendo variedades de cultivos resilientes al clima.

Beijing tiende a controlar las importaciones mediante aranceles diferenciales, especialmente elevados fuera de la cuota asignada. Por otro lado, los precios locales del trigo y el maíz se encuentran en su nivel más bajo en los últimos seis años, lo que hace menos atractiva la importación de grano del extranjero.

La merma en las compras
La merma en las compras externas de trigo ha sido igualmente significativa, si bien inconvenientes con la cosecha propia atemperaron la caída (Reuters)

Las alarmas se encendieron cuando China compró un 95% menos de maíz a Brasil en julio pasado en comparación con 2024. Esta tendencia se produce en paralelo con un aumento en las compras de soja, que sigue siendo una prioridad en la agenda agrícola del gigante asiático. Los principales afectados son los productores y exportadores brasileños, que se venían beneficiando de la demanda china desde la apertura del mercado en 2022. Esto aumenta la presión sobre los precios internos en el vecino país y la necesidad de buscar nuevos compradores en el exterior.

En cuanto al trigo, los registros disponibles para este año indican que el volumen parcial importado alcanzó los 2,37 millones de toneladas, lo que representa una disminución del 76,4%. Esta reducción demuestra que la estrategia de China no se limitó al maíz, sino que también afectó a otros productos agrícolas, reforzando la idea de diversificar los proveedores y hacer un mayor uso de los inventarios nacionales. Además, el consumo interno chino se ha adaptado a la desaceleración económica, lo que reduce la necesidad de importar ciertos granos.

Se considera que existe la posibilidad de mejorar las importaciones de trigo en 2025/26 debido al clima cálido y seco que redujo las perspectivas de producción en provincias clave como Hunan, Jiangxi y Jiangsu. Las fuertes lluvias durante la cosecha también causaron problemas de calidad en algunas regiones. Fuentes privadas creen que las pérdidas podrían oscilar entre dos y cinco millones de toneladas, y se deberán compensar con importaciones.

La movida para reducir el
La movida para reducir el número de madres del rodeo porcino atenta contra el consumo futuro de forrajes, lo cual incrementa el rechazo a las importaciones (Reuters)

De hecho, China, el mayor productor de trigo del mundo, ha comprado recientemente entre 400.000 y 500.000 toneladas de trigo a Australia y Canadá debido a los contratiempos climáticos referidos. No obstante, aún mantiene grandes inventarios de este cereal, lo que podría limitar la necesidad de importaciones adicionales.

La demanda china de cebada malteada se ha mantenido estable, pero el uso de forraje ha disminuido drásticamente debido al maíz local barato. Las importaciones de sorgo cedieron por la misma razón. Este cultivo también se utiliza para elaborar baijiu, un licor chino fuerte, pero la demanda de este producto está disminuyendo porque los jóvenes prefieren la cerveza y el vino.

Hay otra cuestión fundamental. Los márgenes de ganancia de la cría de cerdos en China comenzaron a disminuir en 2023, y ahora el Ministerio de Agricultura anunció planes para reducir el número de madres, controlar el peso de faena y limitar la nueva capacidad de producción. El objetivo es estabilizar los precios de los cerdos, que han bajado drásticamente con respecto al año pasado. Esto significa una menor población porcina en el futuro y una menor demanda de forraje.

La demanda de sorgo importado
La demanda de sorgo importado también va camino a verse afectada, a pesar de la ruptura con Estados Unidos, el principal proveedor de China (Reuters)

Las perspectivas a 10 años tampoco son muy alentadoras. La población de China alcanzó su punto máximo en 2021 y se espera que disminuya a una tasa promedio del 1,3 % anual hasta 2034. Está envejeciendo, lo que significa que habrá menos consumo de carne durante la próxima década y, en consecuencia, una menor demanda de cereales forrajeros. En cuanto a la oferta de estos últimos, aún existe un amplio margen de crecimiento en la producción nacional, ya que los rendimientos del país son mucho menores que en otras regiones del mundo.

El gobierno proyecta que la producción de maíz podría superar los 320 millones de toneladas para 2034, un aumento de más de 20 millones de toneladas con respecto a este año. La producción de trigo podría alcanzar los 143 millones de toneladas, un incremento de tres millones de toneladas. Los especialistas dicen que el aumento de la producción local, sumado a la caída demográfica y la menor demanda de forrajes, no augura nada bueno para las importaciones de granos de China en los próximos años. La única esperanza es que el gigante asiático decida extender el uso de biocombustibles.